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Vol. 76/No. 44      3 de diciembre de 2012

 
Sigue la huelga de obreros
agrícolas en Sudáfrica
Mineros de platino ganan aumento tras huelga
(portada)
 
POR SETH GALINSKY
Miles de trabajadores agrícolas en el Cabo Occidental de Sudáfrica siguen en huelga a pesar del anuncio del ministro de trabajo del país el 14 de noviembre de que había un acuerdo entre los dirigentes del sindicato y las organizaciones de ayuda a los trabajadores agrícolas de suspender la huelga por dos semanas.

Cientos de trabajadores agrícolas han sido detenidos y acusados de “violencia pública”.

“La huelga no ha terminado”, dijo el trabajador Mandle Betshe a la AFP el día siguiente, en un video en YouTube. “Continuamos, no importa lo que pase. Decimos, 150 después de las deducciones”.

Betshe se refería a la demanda de los huelguistas de un aumento en el salario mínimo de 70 rand al día (7.90 dólares) a 150. En el último año, el precio del azúcar, el aceite y los cereales subieron más del 10 por ciento, y el precio de la harina de maíz, el alimento básico de la región, ha aumentado hasta un 63.9 por ciento. Sin embargo el salario mínimo subió solo 5 rand.

Se estima que hay entre 120 y 200 mil trabajadores agrícolas en el Cabo Occidental. Aunque la mayoría son nativos de Sudáfrica, también hay miles de trabajadores inmigrantes de Zimbabue y Lesoto. El núcleo de la huelga se encuentra en los viñales, pero la provincia es también un importante centro productor de duraznos, cítricos y trigo.

“Uno de los problemas más grandes que enfrentan los trabajadores son los contratistas”, dijo al Militante Mercia Andrews, vocera de Mawubeye, un grupo que trabaja con agricultores y trabajadores agrícolas. “Los contratistas traen trabajadores que no reciben vivienda y probablemente ganan 50 o 60 rand por día por que el contratista se queda con su parte. Viven en los asentamientos informales”.

Una vez que comenzó la huelga, una coalición de sindicatos, comités de trabajadores agrícolas y organizaciones no gubernamentales se unieron para apoyar las demandas de los trabajadores. La coalición incluye a COSATU (Congreso de Sindicatos de Sudáfrica) que es aliado del gobierno del Congreso Nacional Africano; así como al sindicato de trabajadores de comercio, estibadores, trabajadores agrícolas y aliados que está aliado con el Frente de Izquierda Democrática, una coalición de oposición, el Proyecto Mujeres en las Granjas, Mawubuye y otras organizaciones.

Cuando la huelga llevaba una semana, COSATU y otros miembros de la coalición hicieron un llamado para que se suspendiera la huelga por dos semanas, mientras el gobierno revisaba el salario mínimo. Mawubuye y otros miembros de la coalición se opusieron a la suspensión.

“Muy pocos trabajadores están afiliados a los sindicatos. Entre estos trabajadores, con los que hemos logrado hablar para hacerles entender la necesidad de que regresen al trabajo, algunos han regresado, pero la mayoría han rechazado el llamado”, dijo al Militante Katishi Masemola, Secretario General de FAWU, un sindicato que pertenece a COSATU. El destacó también el impacto de las huelgas de 100 mil mineros por todo el país que llegaron a su punto máximo en octubre.

“Permítanme decir que la chispa que dio origen a las huelgas generalizadas en el sector minero encontró su expresión en De Doorns y luego se extendió como un incendio de un bosque por todo el Cabo Occidental”, dijo Masemola.

La huelga es una “señal para despertar” dijo Masemola. “De Doorns, donde comenzó la huelga,” es el mismo pueblo agrícola donde hace cuatro años hubo ataques xenófobos en los que sudafricanos locales atacaron a extranjeros, acusándoles de trabajar barato o de tomar empleos que socavan los salarios. Ahora tanto los trabajadores nativos como los extranjeros de Zimbabue y Lesoto han unido sus fuerzas y han mantenido esta huelga”.

Mientras tanto, 28 mil mineros de la empresa Anglo American Platinum (Amplats) de la provincia del Noroeste regresaron a trabajar el 15 de noviembre después de dos meses de huelga.

Después de afirmar repetidamente que había despedido a los huelguistas, Amplats finalmente estuvo de acuerdo en hacer un pago único de 4 500 rand a cada minero, dar un aumento salarial (antes de restar los impuestos) de 400 rand al mes y no tomar represalias en contra de los huelguistas que regresaran a trabajar.

A pesar de que ganaron mucho menos del aumento de 8 mil rand al mes que habían exigido los huelguistas, “Todos los trabajadores están contentos porque es la primera vez desde una huelga en 1996 en la que hemos ganado algo en Amplats,” dijo el minero y miembro del comité de huelga Evans Ramokga en una entrevista telefónica. “En 1996 los huelguistas fueron despedidos y algunos de ellos fueron encarcelados”.

“Debemos retroceder para organizarnos mejor, para planear más estrategias. Aun nos queda mucho trabajo por hacer”.
 
 
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