El Militante (logo)  

Vol. 76/No. 43      26 de noviembre de 2012

 
Atlantic City: ‘Nos quedamos a
proteger lo poquito que tenemos’
 

POR OSBORNE HART
Y CHRIS HOEPPNER

ATLANTIC CITY, Nueva Jersey—El huracán Sandy pasó por la ensenada Absecon y azotó la bahía, sin afectar los casinos frente al mar pero destruyendo los barrios obreros aledaños.

La oleada del 29 de octubre cortó la electricidad, contaminó el suministro de agua e inundó la mayor parte del barrio Back Bay, a pocas cuadras de los casinos. La marca de la inundación de cuatro pies de altura era visible en las casas y cobertizos por cuadras. Sofás, neveras, estufas, cochecitos de bebé, ropa y otros artículos caseros estaban amontonados alineados en las aceras de las calles.

“No he oído de FEMA [Agencia Federal para el Manejo de Emergencias]”, dijo Tony Ingram, un afroamericano de 50 años de edad, al Militante. “Hicieron promesas, pero no nos han contactado”.

Ingram, quien acababa de llegar de su trabajo en el Casino Showboat, donde ha trabajado por 27 años, estaba limpiando su apartamento en el sótano. Su hermana, la sobrina y el hijo le estaban ayudando.

“Venimos a ayudar”, dijo Janet, la sobrina de Ingram, al Militante, una conductora de autobuses locales. “Todas nuestras cosas están en la calle. Ninguna agencia de gobierno ha venido. Hemos estado haciendo lo que podemos”, dijo, parada hasta los tobillos en el lodo y la arena en el apartamento de Ingram.

Ingram dijo que algunos de sus familiares y vecinos fueron evacuados y trasladados hasta el norte de New Brunswick a la Universidad de Rutgers, a más de 200 kilómetros de distancia. No les dijeron donde iban antes de salir.

La industria turística de la ciudad atrae a decenas de miles durante todo el año a los lugares de ocio, sucursales de tiendas y casinos. El negocio de los casinos —que genera 3.3 mil millones de dólares al año— emplea a 36 mil trabajadores de la ciudad y los pueblos aledaños.

El 44 por ciento de la población de la ciudad, de un poco menos de 40 mil habitantes, es afroamericana.

La ayuda federal, prometida por el gobernador Christopher Christie y el presidente Barack Obama durante su visita aquí, todavía no ha llegado. La única evidencia de FEMA fueron unos volantes explicando “cómo solicitar auxilio” apilados sobre el mostrador de una tienda.

En el estacionamiento de la escuela primaria Sobereign a pocas cuadras de los casinos, más de 100 residentes de Back Bay esperaban en una cola por donaciones de alimentos de los vecinos, Caridades Católicas y la Cruz Roja.

Mientras la visita de los corresponsales del Militante, un residente del barrio vino con su camioneta, que utilizaba para transportar alimentos del otro lado de la ciudad.

La escuela, situada en un terreno más elevado, se salvó de la inundación que destruyó las casas circundantes. A medida que subía el agua, algunos residentes trataron de entrar en el edificio, dijo al Militante Toni Romero, quien es discapacitado y vive en el barrio. “Cuando se produjo la oleada de la bahía, fuimos a la escuela. Pero el policía no nos dejó entrar. Pasamos una semana sin electricidad o comida. Yo sobreviví con pan y mantequilla de maní”.

“No teníamos electricidad así que no pudimos ver las noticias para saber lo que estaba pasando”, explicó Romero. “Nadie vino, así que nos ayudamos unos a otros”.

La policía impuso un toque de queda en la ciudad de 6 p.m. a 6 a.m. “Los policías no nos dejaron entrar en Back Bay con los alimentos o el agua”, dijo el empleado del condado Gary Wright. Al regresar a su barrio después del toque de queda, “Se acercaron y nos dijeron que nos fuéramos de allí de una p*** vez”.

El toque de queda se mantuvo en vigor después que los casinos reabrieron. Un trabajador de casino dijo que al salir de su turno, él y otros compañeros fueron hostigados por la policía cuando caminaban a sus casas en Back Bay.

“El alcalde [Lorenzo] Langford nunca vino por aquí [Back Bay]. Los casinos tenían electricidad y estaban secos. Se encargaron bien de ellos”, dijo Wright.

“Christie nos llamó estúpidos por que no evacuamos”, dijo Wright, refiriéndose a declaraciones dadas el 29 de octubre por el gobernador de Nueva Jersey.

“Pero nunca nos dijeron a dónde nos iban a llevar. Ni quién iba a proteger nuestras pertenencias. Así que algunos de nosotros nos quedamos para proteger lo poco que tenemos”, explicó.
 
 
Artículo relacionado:
Trabajadores mantienen su dignidad tras ciclón Sandy
Protestas exigen electricidad, ayuda de gobierno  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto