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Vol. 76/No. 42      19 de noviembre de 2012

 
Huracán Sandy: Gobierno de Cuba
organiza respuesta y reconstrucción
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
El gobierno revolucionario de Cuba hizo preparativos en la isla para el huracán Sandy y dirigió la movilización de decenas de miles de trabajadores para responder a las necesidades de la población en las zonas afectadas y para reparar los daños.

Sandy azotó el oriente de Cuba el 26 de octubre con vientos de hasta 110 millas por hora, solo 1 milla por debajo de los vientos de un huracán de categoría 3, y con ráfagas de hasta 150 millas por hora. Santiago, la segunda ciudad más grande del país con 500 mil habitantes, “parece como una ciudad que acaba de ser bombardeada”, dijo Raúl Castro, presidente del Consejo de Ministros de Cuba después de inspeccionar la zona. Castro prometió permanecer en Santiago hasta que se restaure la electricidad.

La perdida de vidas se mantuvo al mínimo debido a las preparaciones y la labor de más de 1 200 unidades de defensa civil. Más de 340 mil familias fueron evacuadas de sus hogares. La mayoría se albergaron con familiares y amistades; 14 349 se albergaron en 432 centros de evacuación donde les sirvieron comidas preparadas en 278 cocinas, informó el diario cubano Juventud Rebelde.

Once personas murieron en Cuba a causa de la tormenta. En la provincia de Santiago, la zona más azotada, 137 mil hogares resultaron dañados, incluyendo 43 mil que perdieron sus techos y por lo menos 15 mil que fueron destruidas. Unas 52 mil viviendas sufrieron daños en la provincia de Holguín. Se cayeron postes eléctricos en Santiago y en Holguín así como en Granma y Guantánamo.

José Ramón Machado Ventura, primer vicepresidente del Consejo de Estado dijo que mantener a la población informada sobre el masivo esfuerzo de reconstrucción es esencial para que todos puedan tener “una clara percepción de lo complejo que es la situación” por todo el país, informó Juventud Rebelde.

Para diseminar la información, el semanario de Santiago Sierra Maestra se convirtió en diario el día posterior a la tormenta. Automóviles con altoparlantes pasaron por las calles transmitiendo noticias e instrucciones para prevenir enfermedades.

“Las autoridades han instalado radios y televisores en espacios públicos para informar a la población sobre los esfuerzos de ayuda, distribuyeron cloro para esterilizar el agua, y han priorizado el servicio eléctrico para los servicios estratégicos como hospitales y panaderías”, informó Prensa Asociada el 29 de octubre.

Los esfuerzos de reconstrucción comenzaron tan pronto como pasó la tormenta. Más de 350 brigadas de trabajadores eléctricos de toda la isla partieron de inmediato hacia Santiago y Holguín para restaurar la electricidad. “Caravanas de camiones cargando cables y otros suministros para el sistema eléctrico” de Santiago comenzaron a llegar al día siguiente, destacó Reuters.

Castro anunció que se postergarían los ejercicios militares previamente anunciados para permitir la concentración de más personal en el esfuerzo de reconstrucción. Se enviaron equipos médicos y abastecimiento adicional para la región. El gobierno también tomó medidas para asegurar que todos los afectados por la tormenta recibieran comestibles y porciones adicionales de arroz, azúcar, pasta, huevos, galletas y garbanzos.

El 27 de octubre, Juventud Rebelde informó que 150 mil techos y 4 mil toneladas de cemento estaban en camino a las zonas afectadas por la tormenta. Los primeros 12 mil techos llegaron ese día.

Veinte trabajadores de una empresa de cítricos en Matanzas fueron a Campo Atena en Santa María, Santiago, para unirse a las reparaciones. “Cuando pasó el ciclón Michell [en 2001], nosotros estuvimos en una situación similar y contamos con la mano de Santiago de Cuba”, dijo a CubaDebate Orestes Menéndez, uno de los voluntarios.

El Departamento de Cultura de Santiago de Cuba también ha organizado giras de teatro y grupos musicales en la provincia y centros de evacuación.

El Miami Herald, un periódico conocido por su oposición a la Revolución Cubana, destacó el esfuerzo. “En una ciudad conocida por su hospitalidad y por ser la cuna de la revolución, vecinos, y aún niños pequeños recogiendo ramas, se unen para ayudar a los que tienen menos”, informó el Herald el 28 de octubre.

“Se están concentrando en la reconstrucción y cómo pueden ayudar el uno al otro”, dijo al Herald el reverendo Luis del Castillo, obispo uruguayo jubilado que vive en Santiago.
 
 
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