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Vol. 76/No. 42      19 de noviembre de 2012

 
Respuesta al huracán muestra
verdadera cara del capitalismo
‘El gobierno no hizo nada para prepararnos para esto’
(artículo principal)
 
POR EMMA JOHNSON  
NUEVA YORK—Al azotar la costa este de Estados Unidos la peor tormenta en esta parte del país en décadas, los trabajadores tuvieron que hacer frente a sus efectos devastadores por su propia cuenta.

El gobierno hizo muy poco para preparar a la gente a pesar del hecho de que tomó siete días para que el huracán Sandy llegara a la costa este. A las 8 pm del lunes 29 de octubre el centro de la tormenta tocó tierra cerca de Atlantic City, Nueva Jersey. La oleada de la tormenta alcanzó un récord de más de 14 pies (4 metros) cuando llegó al puerto de Nueva York.

Durante toda la noche los vientos, las lluvias e inundaciones golpearon a Nueva Jersey y Nueva York. Para el 3 de noviembre la cifra de muertos reportados en Estados Unidos era de 109. De las 40 muertes reportadas en Nueva York, la mitad fueron en Staten Island.

En la península de Rockaway en Queens 111 casas fueron arrasadas por un incendio y 20 fueron dañadas en la madrugada del martes en la zona de Breezy Point.

El impacto sobre millones de personas es muy diferente dependiendo de la clase social.

Trabajadores asalariados perdieron entre dos y siete días de pago. Para los que tienen profesiones a sueldo fue como tener un día libre.

Los trabajadores en las zonas más afectadas tuvieron que depender de familiares, amigos y los esfuerzos dispersos de voluntarios para resolver problemas de vivienda, higiene, alimentos, agua y ropa. Mientras tanto, a menudo los comerciantes subieron los precios de las necesidades básicas.

Al igual que con el huracán Irene el año pasado, el alcalde Michael Bloomberg ordenó la evacuación de 375 mil residentes de las tierras bajas en la “Zona A” de Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island. Los trabajadores tenían que averiguar por si mismos a dónde ir y cómo llegar. Contemplaron los desafíos y los riesgos de sus opciones; muchos ignoraron la orden. Bloomberg los llamó “egoístas”. El gobernador de Nueva Jersey Christopher Christie además añadió el calificativo de “estúpidos”.

Más de 8.1 millones de casas y negocios en siete estados quedaron sin electricidad. En Nueva Jersey afectó a 2.5 millones. Un 62 por ciento del estado quedó en la oscuridad. En Nueva York, 2 millones de personas se quedaron si luz. Las zonas sin electricidad incluyeron la mayor parte del bajo Manhattan.

Wall Street fue uno de los primeros lugares donde la electricidad fue restaurada y Bloomberg personalmente sonó la campana de apertura en la Bolsa de Valores de Nueva York el 31 de octubre.

“A pesar de que gran parte de Nueva York todavía sufría los efectos de los cortes de energía, inundaciones y daños causados por el viento, la bolsa funcionó sin problemas en Nueva York”, escribió el London Telegraph del 31 de octubre.

El presidente Barack Obama voló sobre partes devastadas de Nueva Jersey en un helicóptero con el gobernador Christie. A Bloomberg nadie lo vio en los barrios obreros devastados de Nueva York. El 3 de noviembre decidió hacer acto de presencia y tomar algunas fotos en Far Rockaway, un barrio obrero, predominantemente de negros, en Queens. Es una de las zonas más afectadas de la ciudad y todavía carecía de agua. Bloomberg no fue bien recibido y su visita fue muy corta. Soportó un minuto de comentarios airados y preguntas. “¿Cuándo vamos a conseguir un poco de p….. ayuda aquí, en serio?”, gritó una mujer. “¡Aquí todo el mundo y ni siquiera una botella de agua!”, comentó un hombre. Flanqueado por su seguridad, el alcalde se subió a su SUV.

El Comité Contra la Violencia Anti-Asiática (CAAAV), un grupo comunitario basado en el barrio chino, organizó un gran esfuerzo voluntario para llegar a los residentes del bajo Manhattan y Brooklyn en las zonas afectadas. Se informó en su sitio web el 4 de noviembre que la policía trató de impedir sus actividades y que “hoy fue un día más en el que no había información de los funcionarios de la ciudad y tampoco aparecieron por ningún lado”.

Mark Torres, un voluntario de la CAAAV, se unió a un grupo de ciclistas que llevaban suministros a la muy afectada zona de Red Hook en Brooklyn el 4 de noviembre.

El dijo que FEMA, Bloomberg y la Cruz Roja no estaban haciendo nada allí. “De hecho, la Guardia Nacional demanda que la gente llene un formulario para poder recibir ayuda. El formulario pregunta el estatus migratorio; sin papeles = sin ayuda”.

Staten Island gravemente afectada

Parte del vecindario New Dorp en Staten Island está en una zona elevada. Casas enormes salpican las colinas, donde los equipos de trabajo están ocupados limpiando los árboles caídos. El panorama es totalmente diferente fuera de New Dorp, la zona baja que se extiende hasta la playa, donde viven muchos trabajadores.

Todavía se ven bienes empapados de los sótanos, que fueron sacados a la calle por los residentes y voluntarios, y que los equipos de saneamiento aun no han recogido. Siete días después de que golpeó el huracán Sandy, este barrio todavía está sin electricidad. Las calles están llenas de escombros apilados que alcanzan 2 a 3 metros de altura.

Tony Ciaramella, un trabajador postal jubilado, describió una casi total falta de respuesta del gobierno a la destrucción que enfrenta el pueblo trabajador. “Nada de lo que se ha dicho o hecho antes nos preparó para esto”.

Cerca de 400 mil personas en Nueva York viven en viviendas públicas. Edificios altos de ladrillo que a menudo están cerca de la orilla del rio. La zona más afectada de Manhattan, el Lower East Side, tiene muchos proyectos de este tipo. Algunas partes sufrieron grandes inundaciones. Toda la zona estaba sin electricidad y algunas partes perdieron el agua.

“Se necesita un lugar donde ir y alguna manera de llegar allí”, dijo Natalie Rizzo, una trabajadora de un centro de salud voluntario. “Si no tienes familia, ¿a dónde vas?”

Los residentes en el proyecto Jacob Riis están tratando de volver a la normalidad. Algunos residentes le dijeron al Militante que no habían salido de su apartamento durante casi una semana.

El 5 de noviembre las temperaturas bajaron a los 30 y tanto grados Fahrenheit por la noche, con 140 mil casas y apartamentos que aun no tienen electricidad.

“Se puede uno morir del frío”, advirtió Bloomberg, según el Daily News del 4 de noviembre. Y ofreció un consejo: “Si ves a alguien temblando incontrolablemente o incoherente, consíguele una manta o una bolsa de agua caliente”.

El News también informó que “Bloomberg admitió que no existe un plan integral para albergar a las víctimas más afectadas”. El ayuntamiento estima que hasta 40 mil personas necesitan ser reubicadas, la mitad viven en viviendas públicas.
 
 
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