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Vol. 76/No. 40      November 5, 2012

 
‘Luchar por los 5 cubanos,
es luchar por nosotros mismos’
Independentista puertorriqueño Cancel Miranda
habla de lucha para liberar a revolucionarios cubanos
en cárceles en EE.UU.
(especial)
 

A continuación publicamos las palabras de Rafael Cancel Miranda, uno de los más destacados dirigentes del movimiento independentista puertorriqueño durante casi seis décadas, en un encuentro en Washington el 14 de septiembre. El mitin se celebró para exigir que el gobierno norteamericano ponga en libertad a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González. Los cinco son revolucionarios cubanos que llevan más de 14 años presos bajo cargos fabricados de conspiración.

El evento, al que concurrieron más de 100 personas, fue auspiciado por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos y respaldado por varios grupos locales, entre ellos la Coalición D.C. Metro para Liberar a los Cinco Cubanos y el Comité de Takoma Park por la Libertad de los Cinco

Cancel Miranda y otros cuatro militantes del Partido Nacionalista de Puerto Rico liderado por Pedro Albizu Campos pasaron más de un cuarto de siglo en prisiones estadounidenses por sus acciones independentistas.

En 1954 Cancel Miranda, Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero e Irving Flores entraron a la Cámara de Representantes en Washington, desplegaron una bandera de Puerto Rico desde una galería y dispararon pistolas, dejando heridos a cinco congresistas. Declarados culpables, recibieron sentencias de hasta 81 años. Se sumaron a un quinto nacionalista, Oscar Collazo, encarcelado cuatro años antes por un ataque armado a la residencia del presidente norteamericano Harry Truman.

Ante la creciente presión internacional, el presidente James Carter ejerció su autoridad para otorgar clemencia ejecutiva y conmutó la sentencia de Figueroa Cordero en 1977 y de Cancel Miranda, Lebrón, Flores y Collazo en 1979. La excarcelación de los cinco nacionalistas —quienes rechazaron todo lo que no fuera su libertad incondicional— se produjo a raíz de la presión de una creciente lucha por la independencia puertorriqueña que coincidió con más de una década de oposición masiva a la guerra de Washington contra el pueblo de Vietnam, así como con las luchas cada vez más amplias por la liberación de los negros y de los chicanos y por la igualdad de derechos de la mujer, así como las victorias revolucionarias desde Granada y Nicaragua hasta Irán.

Cancel Miranda se dirigió al público en inglés. Además hablaron en el evento Tom Hayden, miembro de la junta editorial de la revista Nation; Liz Derias del Malcolm X Grassroots Movement; Michelle Tingling-Clemmons de la African Awareness Association; y José Pertierra, abogado del gobierno venezolano en sus gestiones por la extradición del contrarrevolucionario cubano Luis Posada Carriles, a quien el gobierno de Venezuela reclama por la muerte de las 73 personas abordo.

La traducción, las notas al pie, el texto entre corchetes y los subtítulos son del Militante.
 

*****

POR RAFAEL CANCEL MIRANDA  
Muchas gracias por su presencia.

¿Por qué luchamos por los Cinco? Porque estamos luchando por nosotros.

No les estamos haciendo un favor a ellos. Nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos. Estamos luchando por nosotros, por nuestra libertad.

¿Por qué están presos los cinco? Por proteger su país. Por impedir que esos asesinos maten a su gente.

A mí me han llamado terrorista. De hecho, hoy me amenazaron aquí en Washington. Uno de esos derechistas escribió, “Un terrorista puertorriqueño está en la ciudad”. Eso no me molesta. Si me llaman terrorista, quiere decir que estoy haciendo algo bueno. Si me dan una palmada en la espalda, entonces estoy haciendo algo mal. [Aplausos]

Saben, yo estuve en la misma cárcel con Orlando Bosch antes de que él pusiera la bomba en el avión. Los dos estábamos en Marion.1

Cuando trajeron a Bosch a Marion por primera vez , el alcaide de la prisión me llamó a su despacho porque quería hablar conmigo. Yo normalmente no hablaba mucho con los carceleros. Me llevaron ahí y me dijo, “Vamos a traer a dos presos aquí. Si les pasa algo, tú vas a ser responsable”. Yo le contesté al alcaide, “Con tal que no se metan conmigo, todo estará bien”. Yo ni sabía quiénes eran, y tampoco me lo dijo el alcaide.

Los vi como una semana o dos más tarde. Eran Orlando Bosch y Rolando Masferrer.2 Cada vez que ellos venían en mi dirección, si yo iba por este lado, ellos se iban por el otro. ¡Miren qué valiente ese Bosch! Fuera de la cárcel, él ponía bombas en medio de la noche. Pero hombre a hombre, era un cobarde. Nunca se me acercaba.

Por cierto, cuando Rolando Masferrer salió de la cárcel, lo mataron. Le pusieron una bomba en su coche. Ellos también se mataban entre sí.

Tenemos que mantener vivos los nombres de los Cinco. Por dos razones.

Primero, al mismo tiempo que nosotros luchamos por ellos—y sí es una lucha, puesto que estamos luchando por su libertad— ellos nos dan su luz y su fuerza desde la prisión.

Gracias a ellos —a Antonio, a Fernando, a René, a Gerardo, a Ramón— miles o millones de personas han aprendido la verdad de quién es el enemigo.

Hace poco hablé con Gerardo por teléfono. Fue la primera vez que conversamos. No dijo ni una palabra de “Ay, pobre de mí”, nada por el estilo. Los hombres y las mujeres como él son fuertes.

Pero también hay otra razón por la cual tenemos que luchar por los Cinco. Una vez le dije a Ricardo Alarcón [presidente de la Asamblea Nacional de Cuba] que hay que mantener viva la lucha porque estamos protegiendo la vida de los Cinco. Mientras más gente esté luchando por ellos, más cuidadosos tendrán que ser los guardias con ellos.

Hoy estoy aquí gracias a personas como ustedes, que siguieron luchando y luchando y luchando. Y si hoy estoy vivo, es gracias a personas como ustedes, porque en la cárcel y en Washington, sabían que había miles de personas velando por nosotros. Así que ellos eran más cuidadosos.

A veces nos frustramos un poco. A veces queremos que las cosas sucedan. Pero las cosas no van a suceder hasta que la gente las haga suceder. Vamos a seguir luchando, luchando.

Cuando los Cinco se enteran de actos como este, se sienten más fortalecidos. No es que necesiten más fuerza: son fuertes, pero yo sé que cuando estábamos en la cárcel, cada vez que recibía una carta de solidaridad, me sentía bien.

Por cierto, yo le dije a [José] Pertierra que estuve preso 27 años y medio. La segunda vez pasé 25 años y medio por esos “petardos” que hicimos estallar en Washington en 1954.

La primera vez me metieron preso por no disparar. La segunda vez me metieron preso por haber disparado. Parece que todo depende de a quien le estás disparando. [Risas y aplausos]

La primera vez que me encarcelaron, yo estaba en la secundaria en Puerto Rico. Fue durante la Guerra de Corea. Yo tenía 18 años. Ellos querían que yo fuera parte de su ejército.

De hecho, ellos invadieron a mi país. Bombardearon mi país el 12 de mayo de 1898, matando a puertorriqueños. Y el 25 de julio de 1898 nos invadieron, matando a puertorriqueños. Eso lo hizo el ejército de Estados Unidos: el mismo ejército al que querían que yo me uniera.

El 24 de octubre de 1935, ellos masacraron a mi gente en Río Piedras, bajo órdenes del coronel Elisha Francis Riggs, designado por Washington como jefe de la policía en Puerto Rico. En Nicaragua Riggs había participado en el asesinato del General de Hombres Libres, Augusto César Sandino.

El 21 de marzo de 1937, nuevamente masacraron a mi gente en Ponce, bajo órdenes de Blanton Winship, quien junto a Riggs había declarado públicamente, “Frente a los nacionalistas, tiren a matar”.3

Y después ellos piensan que vamos a mandarles besos y rosas.

Ellos nos invadieron, pero quieren que digamos, “Gracias, son tan amables”. Y esperan que nos metamos a su ejército para matar a personas que no nos han hecho nada en Corea y otros países.

Podemos ser tan pacíficos como queramos. Pero eso no quiere decir que vamos a aguantar, que vamos a permitir que hagan lo que quieran con nosotros. Tenemos derecho a luchar, a resistir. [Aplausos]

Como decía, yo estaba en la secundaria en Puerto Rico, tenía casi 18 años, y ellos querían meterme en su ejército, para matar a coreanos. ¿Pero por qué? El pueblo coreano no había invadido a mi país.

Yo sabía quién había invadido a mi país. Si alguien invade tu país, vas a luchar contra ellos, ¿no?

Ellos dicen que no son terroristas. Pueden asesinar como lo hacen en Iraq y Afganistán: matan a miles de niños y otras personas. Pero esas son bombas “democráticas”.

Cuando nosotros nos defendemos, nos tildan de “terroristas”. Cuando Antonio defiende a su pueblo, es “terrorista”. Ramón, René, Gerardo y Fernando son “terroristas” porque evitan que se cometa terrorismo contra su pueblo”.

Si eso es ser terrorista, Señor, hágame terrorista por toda la vida. [Aplausos y exclamaciones]

Se me olvidó decirles algo. También Batista me metió preso.4

Ahora, si tú no le agradas a un Batista, o a un Somoza o Stroessner o Pinochet, quiere decir que algo bueno estarás haciendo.

Cómo se liberó a los 5 nacionalistas

Fue una campaña internacional la que me permitió estar aquí y poder compartir con personas como ustedes: fue una campaña internacional, y fue Cuba. Cuando el gobierno de Estados Unidos se dio cuenta de que no le convenía tenernos en la cárcel, entonces estuvieron dispuestos a hacer un canje de prisioneros con Cuba.5 Pero fue gracias a personas como ustedes.

Carter le estaba diciendo al mundo entero, “¡Derechos humanos! ¡Somos los campeones de los derechos humanos!”

Y entonces la gente decía: “Pero ustedes tienen presos a cinco nacionalistas. ¿Por qué han estado presos tanto tiempo?”

Saben, nosotros podríamos haber salido de la cárcel mucho antes: cuatro años antes del canje de prisioneros. Salimos de la cárcel el 10 de septiembre de 1979. Durante los cuatro años anteriores el FBI estuvo yendo a la cárcel para ofrecernos nuestra libertad a cambio de que pidiéramos perdón. Tanto Lolita Lebrón como Andrés Figueroa Cordero, Irving Flores, Oscar Collazo y yo rechazamos la propuesta.

Sí, también éramos cinco —los Cinco Nacionalistas— y ahora tenemos a los Cinco Cubanos.

¿Por qué querían que pidiéramos perdón o aceptáramos condiciones? Porque nos habíamos convertido en símbolo de resistencia de nuestros pueblos, incluyendo Nicaragua, El Salvador, Guatemala y otros países.6 Y querían aplastar ese símbolo.

Pero les contestamos, “Ustedes son los que tienen que pedirnos perdón a nosotros. Ustedes son los que bombardearon a nuestro país, que masacraron a nuestro pueblo”.

Así que la presión internacional estaba fuerte. Y ahí llegó Fidel. Cuando digo Fidel, estoy diciendo Cuba. Porque si buscan un gobierno que realmente representa el pueblo, es el de Cuba.

Yo tenía 23 años cuando subí la escalinata del Capitolio. Hoy tengo 82, y no he cambiado en nada mi forma de pensar.

Solo que hoy, quizás, soy un poco más revolucionario, porque conozco mejor al enemigo.

Hoy somos nosotros los que damos gracias a los Cinco. Les agradecemos por el ejemplo que nos dan.


1. Orlando Bosch, contrarrevolucionario cubano entrenado por la CIA, estuvo en la penitenciaría federal en Marion, Illinois, después de ser condenado por disparar una bazuka en 1968 contra un buque de carga polaco en el Puerto de Miami. Fue sentenciado a 10 años, y cuatro años después le dieron la libertad condicional. Se fue a Venezuela, donde en 1976 él y su cómplice contrarrevolucionario Luis Posada Carriles organizaron el atentado dinamitero contra un avión cubano sobre Barbados donde murieron los 73 pasajeros y tripulantes. En el evento del 14 de septiembre, antes de Cancel Miranda, José Pertierra había relatado la historia del atentado de 1976.

2. Rolando Masferrer fue el jefe de un escuadrón de la muerte en Cuba durante la dictadura de Batista. Después del triunfo revolucionario Masferrer se fugó a Miami, donde organizó ataques contra la Revolución Cubana. Condenado y encarcelado en 1968 por acusaciones de violar la Ley de Neutralidad norteamericana, fue puesto en libertad condicional en 1972. En 1975 murió cuando estalló un cochebomba, un asesinato al estilo de la mafia cometido, según se supone, por rivales contrarrevolucionarios.

3. En 1898 las fuerzas armadas estadounidenses le declararon la guerra a España y le arrebataron sus colonias, incluido Puerto Rico. Buques de guerra norteamericanos bombardearon a San Juan el 12 de mayo y tropas norteamericanas invadieron la isla en Guánica el 25 de julio de ese año. Desde entonces, Puerto Rico ha estado bajo la bota colonial de Washington. El 24 de octubre de 1935, la policía bajo el mando del Col. Francis Riggs asesinó a cuatro partidarios del Partido Nacionalista en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. El 21 de marzo de 1937, la policía abrió fuego contra un acto del Partido Nacionalista en la ciudad de Ponce, dejando muertos a 21 personas y heridas a 200. El gobernador colonial en esos momentos era el general Blanton Winship, nombrado por el presidente norteamericano Franklin Roosevelt.

4. En respuesta a una pregunta después de sus palabras iniciales, Cancel Miranda describió sus días en Cuba en 1951–52. El Militante reprodujo en la edición del 21 de agosto de 2006 un relato de esa experiencia, que Cancel Miranda narró en una entrevista en 2006 bajo el título, “Echado por Batista, abrazado por revolucionarios cubanos”.

5. José Pertierra había explicado al público que el gobierno revolucionario de Cuba ofreció excarcelar a cuatro agentes norteamericanos presos, incluido el confesado agente de la CIA Lawrence Lunt, si Washington liberaba a los cuatro nacionalistas que aún estaban presos. Y así lo hizo en septiembre de 1979, 10 días después de que los revolucionarias puertorriqueños regresaron a casa.

6. En 1979 se produjeron levantamientos revolucionarios en Nicaragua y Granada que tumbaron a dictaduras apoyadas por Washington y llevaron al poder a gobiernos de trabajadores y agricultores, lo cual dio ímpetu a luchas revolucionarias en El Salvador, Guatemala y más ampliamente en el mundo.
 
 
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