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Vol. 76/No. 35      1 de octubre de 2012

 
No a operaciones destructivas del FBI
(editorial)
 

El intento del FBI de tachar de soplón a Richard Aoki plantea asuntos decisivos para la clase trabajadora. Lo que está en juego es nuestra habilidad de participar eficazmente en la actividad política y resistir la victimización y destrucción de nuestras organizaciones por la clase enemiga.

La meta de las táctica que usa el gobierno al tachar a alguien de soplón, es hacer que las organizaciones políticas se vuelquen contra ellos mismos en una destructiva caza de espías, y sirve para fomentar la desconfianza, las sospechas y las peleas internas. Todo con el propósito de que eventualmente las organizaciones se destruyan a si mismas.

Los gobiernos capitalistas han tratado de usar estos métodos desde los días iniciales del movimiento obrero. Intentaron usarlos sin éxito contra la Liga Comunista fundada por Carlos Marx, Federico Engels y otros luchadores de la clase obrera que combatieron para romper con las tradiciones conspiratorias y los métodos organizativos que habían dominado el movimiento obrero radical hasta entonces.

Estas lecciones guiaron al partido Bolchevique cuando llevó a cabo la Revolución Rusa y han seguido sirviendo de guía al movimiento comunista en Estados Unidos y a nivel mundial. El Partido Socialista de los Trabajadores (PST) no miente ni espía. Explica abiertamente cuales son sus metas, cumple con lo que dice, y da la bienvenida a sus filas a quienes aceptan su programa, participan activamente en su trabajo y aceptan someterse a su disciplina.

Esta política hace que sea más difícil que el gobierno tenga éxito en sus operaciones para destruir organizaciones, minimiza el daño que puedan causar y asegura que siempre fracasarán los intentos de agentes gubernamentales y otros enemigos de generar sospechas de que alguien entre las bases del partido “es un agente”.

No obstante, con demasiada frecuencia los gobernantes y sus agencias policíacas han tenido éxito en desorganizar a grupos en el movimiento obrero, incluyendo el Partido Comunista, el Partido de las Panteras Negras y otros. Por ejemplo, el Partido Comunista expulsó en 1964 al secretario estatal de Nueva York William Albertson, después de que agentes del FBI fabricaron información que sugería que él era un soplón y la pusieron en un lugar para asegurar que la descubrieran los militantes del partido.

Al profundizarse la crisis del capitalismo también se profundizarán los ataques de los patrones contra los empleos, los salarios, las condiciones de trabajo y los derechos sociales y políticos de la clase trabajadora. Emplearán cada vez más a su policía secreta y a sus espías, realizarán actividades dañinas y otras operaciones diseñadas a debilitar a las fuerzas de vanguardia que están luchando.

Aquellos que prestan credibilidad a los alegatos de Seth Rosenfeld basándose en el FBI, incluyendo su demanda de que se realicen “investigaciones independientes” de las “pruebas” que tiene el FBI, crean un ambiente en el que la acusación de que alguien es un agente fomenta interés y se afianza —exactamente lo que busca la clase enemiga.

Como dice la declaración del PST que fue distribuida en una reunión en Oakland, California, el 9 de septiembre, “El partido se pone al lado de los que no le prestan ninguna credibilidad a las acusaciones y ‘las pruebas’ provenientes del FBI” y se une a los que se oponen a la campaña para tachar a Richard Aoki de espía.
 
 
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