El Militante (logo)  

Vol. 76/No. 33      10 de septembre de 2012

 
Protestas exigen:
‘Liberen a Pussy Riot’
(portada)
 
POR EMMA JOHNSON  
El juicio a tres miembros de la banda punk Pussy Riot y su sentencia de dos años de reclusión en una colonia penal rusa han puesto de relieve la lucha por la libertad de expresión artística y política en Rusia, así como la cuestión del espacio político para el pueblo trabajador en ese país.

Las tres artistas feministas punk fueron condenadas injustamente en un juicio orquestado. Les negaron el derecho de presentar a la mayoría de sus propios testigos, y fueron condenadas por usar la expresión artística para pronunciarse contra la reelección y el nuevo gobierno del presidente Vladimir Putin.

Su encarcelamiento ha provocado protestas en Rusia y a nivel mundial con el reclamo de “¡Liberen a Pussy Riot!”

El 17 de agosto un tribunal de distrito en Moscú declaró culpables a María Aliójina, de 24 años, Yekaterina Samutsévich, de 30, y Nadezhda Tolokónnikova, de 22, de “gamberrismo motivado por odio religioso”. La jueza Marina Syrova tardó más de tres horas en leer el veredicto, durante el cual las acusadas tuvieron que mantenerse de pie y esposadas.

El 21 de febrero las integrantes de Pussy Riot protestaron contra Putin en la Catedral Ortodoxa Rusa de Cristo Redentor en Moscú. En una iglesia casi vacía imitaron una canción con guitarras silenciosas, en que pidieron a la Virgen María expulsar a Putin y criticaron al patriarca Kiril por darle a Putin el apoyo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en los comicios presidenciales del próximo 4 de marzo. En menos de un minuto, guardias de seguridad las sacaron. Pussy Riot grabó un video de la protesta, le añadió la letra y la música, y lo subió a la Internet.

El 3 de marzo las tres mujeres fueron arrestadas y detenidas hasta su juicio cinco meses después.

Las tres atestiguaron que no tenían la intención de ofender a la Iglesia Ortodoxa, sino que querían hacer una declaración política contra Putin y contra el patriarca por apoyar a este.

“Anticipamos un veredicto de culpable”, dijo Samutsevich en su declaración al cierre del juicio. “Comparadas con el aparato judicial, no somos nada, y hemos perdido. Por otra parte, hemos ganado. El mundo entero ahora ve que la causa penal contra nosotros fue amañada. El sistema no puede encubrir la naturaleza represiva de este juicio”.

Los abogados defensores dijeron que las tres apelarían.

El acto que realizó Pussy Riot se enmarca en el contexto de protestas más amplias y heterogéneas tras las elecciones del pasado 4 de diciembre a la Duma, el parlamento ruso. Decenas de miles han participado en manifestaciones en los últimos meses.

La Revolución Rusa de 1917, dirigida por V.I. Lenin y el Partido Bolchevique, abrió un espacio e ímpetu enorme para la expresión artística.

Al no extenderse la revolución a otras partes del mundo y bajo la presión desgastadora del capitalismo mundial, cobró fuerza una casta burocrática. Después de la muerte de Lenin en 1924, esta capa social privilegiada, cuyo líder político era José Stalin, consolidó su poder político a fines de los años 20.

Esta contrarrevolución impuso un régimen autoritario. La clase trabajadora en Rusia se vio marginada de la política. Las artes se pusieron bajo un estricto control político.

Al desintegrarse el régimen estalinista a fines de los 80, se abrió más espacio para que el pueblo trabajador se reincorporara al escenario político y al mundo.

La lucha por la libertad de Pussy Riot es una parte fundamental de la defensa de la libertad de expresión y del espacio para practicar la política frente a los intentos de los gobernantes rusos de restringirlo.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto