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Vol. 75/No. 43      28 de noviembre de 2011

 
Gobierno indonesio intenta
aplacar luchas en Papúa
(especial)
 
POR BOB AIKEN  
SYDNEY, Australia—El 19 de octubre, más de 3 mil soldados y policías indonesios disolvieron el último día del Congreso Popular de Papúa, en la provincia más oriental de Indonesia. Hicieron disparos de advertencia y golpearon y arrestaron a cientos de delegados. Al día siguiente, seis participantes del congreso fueron encontrados muertos detrás de un puesto militar cercano.

Alrededor de 5 mil participantes de más de 200 tribus de Papúa y Papúa Occidental asistieron al congreso, cerca de la capital provincial papúa, Jayapura. El ataque se produjo después de que izaron la prohibida bandera Morning Star y emitieron una declaración en apoyo a la independencia. Las autoridades indonesias han acusado a cinco líderes de Papúa de traición.

La lucha por la independencia de Papúa tiene una larga historia. El territorio fue incorporado a Indonesia por la fuerza por la dictadura de Suharto en 1969. El área está administrada actualmente como dos provincias —Papúa y Papúa Occidental. Tras el fin del régimen de Suharto, Papúa recibió una mayor autonomía formal en 2001 y Papúa Occidental en 2008. La mayoría de los papúes consideran las dos provincias como un solo país llamado Papúa Occidental.

El año pasado, se realizaron grandes conferencias y manifestaciones rechazando la llamada autonomía actual y exigiendo la autodeterminación. Protestaron el despojo y la marginación de los papúes en su propia tierra y la violencia de la policía y ejército indonesios.

El congreso tuvo lugar cuando miles de trabajadores de la mina de oro y cobre Freeport, en la sierra central de Papúa indonesio, continuaban su huelga por mejores salarios. La policía mató a dos huelguistas en Timika el 7 de octubre cuando dispararon contra una manifestación de huelguistas que enfrentaba a los rompehuelgas que la empresa estaba transportando hacia la mina.

La enorme mina a cielo abierto de Freeport ha sido un foco de descontento por mucho tiempo porque poco de la enorme riqueza que genera se queda en Papúa, mientras que las operaciones se llevan a cabo de una manera que deja grandes daños ambientales a su paso.

La huelga de casi todos los 9 mil trabajadores mineros comenzó el 15 de septiembre. También hay un personal de 3 mil empleados y otros 10 mil trabajadores empleados por contratistas.

El periódico Jakarta Globe informó el 18 de octubre, una semana después del tiroteo policiaco en Timika, que miles de huelguistas estaban bloqueando las carreteras a la mina. Junto con daños a la tubería que transporta el mineral concentrado al puerto de la mina, la huelga ha afectado la producción suficientemente forzando a la Freeport a suspender sus contratos.

Miembros de siete tribus con lanzas y arcos tradicionales se han unido a los trabajadores para bloquear las carreteras en apoyo a la huelga y para exigir sus propias demandas sobre derechos a la tierra y la distribución de las ganancias de la mina.

La compañía, un gigante de la minería, ahora está ofreciendo un alza salarial de un 30 por ciento. Sin embargo, los huelguistas están exigiendo mucho más: por ejemplo, un aumento del salario mínimo de 1.50 dólares a 7.50 dólares por hora.

Desde 1995, la Freeport ha pagado más de 74 millones de dólares a unas 3 mil tropas policiacas indonesias desplegadas en la mina para proteger los intereses de la empresa, según admiten los patrones.

Mientras que la mayoría de los huelguistas son papúes nativos, también vienen trabajadores de otras partes de Indonesia. Esta es la primera vez que todos los trabajadores sindicalizados en la mina se han declarado en huelga, dijo el portavoz del sindicato Juli Parorongan a Radio ABC el día que la policía abrió fuego contra los huelguistas.  
 
 
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