Vol. 75/No. 35 3 de octubre de 2011
En Grecia, el año pasado, la clase capitalista de ese país y sus homólogos europeos impusieron fuertes medidas de austeridad, a cambio de un préstamo de 150 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. En julio personajes capitalistas europeos propusieron un paquete de rescate similar, pero con recortes aún más profundos.
El gobierno griego proyecta una caída de un 5.3 por ciento en el ingreso nacional este año. El desempleo, ya en un 16.3 por ciento aún según las estadísticas oficiales, sigue en ascenso. El 7 de septiembre el ministro de finanzas griego Evangelos Venizelos anunció otro recorte de 20 por ciento en el número de trabajadores gubernamentales.
En nombre de los obligacionistas que están exigiendo que se extraiga más riqueza del pueblo trabajador en Grecia, el FMI, BCE y la Comisión Europea la llamada troika han dicho a Atenas que debe despedir a 100 mil trabajadores antes de 2015, y poner a unos 50 mil en una reserva laboral especial trabajando por un 60 por ciento de sus salarios actuales. Entre otras medidas exigidas aquí y ahora son la revocación de todos los contratos de empleo hechos por el gobierno durante los últimos 20 meses, recortes en las pensiones de agricultores y marineros y fuertes aumentos de los impuestos.
Entre los bancos más afectados están los de Francia y Alemania, las potencias capitalistas más fuertes en Europa. Los préstamos de los bancos franceses a Grecia suman unos 89 mil millones de dólares. Alemania calcula que sus bancos y compañías de seguros sufrirían una pérdida de un 50 por ciento si hay un incumplimiento de pagos, dice el reportero sobre asuntos financieros John Mauldin.
Bancos norteamericanos como el JPMorgan, Chase, Citigroup, y el Bank of America también están en peligro. Esto se debe sobre todo a su comercio con bancos en Europa en lo que llaman intercambios de deudas incumplidas. Presentados por Wall Street como un seguro contra el incumplimiento de pagos, en realidad son una forma de apuesta especulativa de gran escala que han estado haciendo capitalistas competidores desde mediados de los años 90, a medida que han disminuido las posibilidades de rendimientos rentables de inversiones en la expansión de fábricas, equipo y empleos industriales.
Aún si las instituciones financieras norteamericanas han prestado relativamente poco a Grecia o a las demás potencias capitalistas débiles en Europa, queda por ver cuánto les costará en caso de que se den retiradas masivas de fondos de los principales bancos en Europa que se están ahogando por tales deudas.
Lo que está en juego, entre otras cosas, es la sobrevivencia de la zona del euro, es decir, los 17 países que utilizan el euro como su moneda. Estos países están dominados por clases capitalistas que compiten entre si y tienen niveles de desarrollo industrial y de condiciones sociales muy diferentes.
La arrogancia de clase y la inhumanidad de los gobernantes capitalistas de los países más fuertes de la UE hacia los trabajadores y agricultores en los países más débiles Portugal, Irlanda, Grecia y España se demuestran por el acrónimo usado para estos países que se ha vuelto común en los medios capitalistas: Dejen el euro a los PIGS (puercos en inglés y las siglas en inglés de los cuatro países). Asi fue captada esta actitud imperial en el titular de un comentario reciente en el Wall Street Journal.
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