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Vol. 75/No. 18      9 de mayo de 2011

 
Siria: crece rebelión a
pesar de la represión
(artículo principal)
 
POR SETH GALINSKY  
Las manifestaciones en Siria para exigir libertades políticas y ayuda para enfrentar los efectos de la crisis económica mundial del capitalismo han continuado extendiéndose a pesar de la incesante represión por parte del gobierno.

Las fuerzas de seguridad del régimen mataron a más de 100 personas el 22 de abril, según algunos reportes. El siguiente día miles de personas se sumaron a las marchas fúnebres y fueron atacados nuevamente.

“La gente quiere el derrocamiento del régimen”, coreaban los dolientes en Douma, un suburbio de Damasco.

En un corto video de Daraa, un pueblo de 75 mil habitantes donde comenzaron las protestas contra el régimen en marzo, se ve a manifestantes desarmados lanzando piedras a los tanques que fueron enviados a aplastar la rebelión junto con 3 mil soldados.

El 19 de abril el presidente Bashar al-Assad levantó la ley de estado de emergencia del país para dar la impresión de que estaba ofreciendo concesiones democráticas al movimiento de protesta. Pero la represión continua sin tregua y las otras leyes represivas siguen en vigor.

Los miembros de unas 15 diferentes fuerzas de seguridad gubernamentales disfrutan de inmunidad de enjuiciamiento. Ser opositor del gobernante Partido Baaz es esencialmente ilegal. El ser miembro de la Hermandad Musulmana, por ejemplo, es castigado con la pena de muerte.

Assad y el Partido Baaz se cubren con el manto del antiimperialismo y la resistencia a la opresión del pueblo palestino en manos del gobierno israelí. Sin embargo, la realidad es otra. En 1991, las tropas sirias participaron en la guerra contra Iraq dirigida por el gobierno de Washington, y Assad ha reprimido a los grupos palestinos en Siria.

El dirigente sirio y sus partidarios acusan a los manifestantes de ser “títeres” de una “gran conspiración” que incluye tanto a al-Qaeda como al gobierno israelí.

El régimen de Assad tiene sus bases en una estrecha capa de familias capitalistas, principalmente de la minoría alawi, una rama del islam chiíta, que integra alrededor de 11 por ciento de la población. La mayoría de sirios son musulmanes suníes. Assad tiene además partidarios entre la minoría cristiana y una capa de comerciantes suníes.

Aunque muchas de las protestas en contra del gobierno se han realizado en las áreas predominantemente suníes como Daraa, otras se han extendido a ciudades con importantes poblaciones alawis, incluidas las ciudades porteñas de Latakia, Tartus y Baniyas.

Al comienzo de las protestas, el presidente estadounidense Barack Obama hizo un llamamiento tanto al gobierno sirio como a los manifestantes a que “eviten la violencia”. Dijo que Assad debe “proponer una agenda de reformas significativa”. El 22 de abril Obama acusó al régimen sirio de buscar “asistencia iraní” y amenazó con imponer sanciones económicas.
 
 
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