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Vol. 75/No. 11      21 de marzo de 2011

 
‘Nos sirve de arma
para batallas venideras’
Palabras de Mary-Alice Waters, editora de
‘Soldado de la Revolución Cubana’
 

A continuación publicamos la presentación de Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder y miembro por mucho años del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, el 18 de febrero en La Habana, Cuba. Waters formó parte del panel de oradores en el lanzamiento del libro Soldado de la Revolución Cubana: De los cañaverales de Oriente a general de las fuerzas Armadas Revolucionarias por Luis Alfonso Zayas. El libro fue publicado en enero por Pathfinder en inglés y español.

La presentación de Soldado de la Revolución Cubana fue uno de los 800 lanzamientos de libros y otros eventos que tuvieron lugar durante los 11 días de la Feria Internacional del Libro de La Habana (vea el artículo adjunto en esta página). Waters, editora del libro y autora de la introducción, también es directora de la revista New Internacional. La introducción al libro fue publicada en el número del 17 de enero de el Militante,

El orador principal del evento fue el general de brigada Harry Villegas. Villegas luchó junto a Zayas en el Ejército Rebelde durante la guerra revolucionaria de 1956-58 en Cuba y luego cumplió, bajo el nombre de guerra Pombo, por el cual es aún ampliamente conocido, en misiones internacionalistas bajo el mando de Ernesto Che Guevara en el Congo en 1965 y en Bolivia en 1966-67. Actualmente Villegas es vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).

El panel fue moderado por Iraida Aguirrechu de Editora Política, la casa editorial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. También hablaron Esmel Valera, vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de Cuba, y el general de brigada Zayas, autor del libro.

Los subtítulos fueron añadidos por el Militante, así como las notas al pie de la página para explicar eventos o nombres que posiblemente sean desconocidos por lectores que no sean de Cuba. La presentación de Waters se reproduce con autorización. Copyright © 2011 por Pathfinder Press.

POR MARY-ALICE WATERS  
Primero, gracias a Iraida, no solo por ser la moderadora de esta presentación, sino por todo su trabajo, sin el cual este libro que presentamos aquí no habría sido posible.

Es un honor compartir la tribuna hoy con el compañero Pombo, como también con nuestro autor, Alfonso Zayas. Nos complace especialmente que nos acompañe Esmel Valera, vicepresidente de la FEU y oriundo de la provincia de Las Tunas, donde el compañero Zayas comenzó su vida política hace más de medio siglo.

A nombre de la editorial Pathfinder, quisiera aprovechar este momento, en vísperas del congreso de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana1 en marzo, para expresar nuestro profundo agradecimiento a todos los compañeros y compañeras de la Asociación de Combatientes que han brindado su colaboración y nos han abierto sus vidas durante casi dos décadas de trabajo conjunto.

Es solo gracias a su compañerismo y ayuda que hemos podido publicar una lista creciente de libros y folletos, que ahora suman más de 20 títulos, la gran mayoría en español así como en inglés, que tienen un solo objetivo: permitir que se escuchen por todo el mundo las voces auténticas de los que derrocaron a la tiranía de Fulgencio Batista, apoyada por Washington, y que hicieron la revolución socialista. Estos relatos ayudan a dar vida a la verdadera historia de la Revolución Cubana para beneficio de las nuevas generaciones de trabajadores y agricultores de disposición revolucionaria y de jóvenes atraídos a ellos.  
 
Nos arma para batallas venideras
Hacemos esto para ayudarles a los que no vivieron estas luchas revolucionarias a entender qué es lo que produce a hombres y mujeres para quienes palabras como “dignidad” y “justicia” significan dignidad y justicia para los oprimidos y explotados del mundo y dictan un curso de acción proletaria para toda la vida.

Lo hacemos para ayudar a entender a los que se incorporan hoy día a las luchas, lo que realmente es una revolución socialista.

Lo hacemos a fin de prepararnos a todos para las batallas revolucionarias por venir, a medida que entramos en la crisis más profunda que el sistema capitalista ha conocido en casi un siglo. Lo que tenemos por delante son décadas de convulsiones económicas y sociales, crisis financieras y guerras que se van propagando. Ese futuro es inevitable, producto del propio capitalismo.

Pero ante todo, lo que es mucho más importante es la resistencia inevitable que esta realidad imperialista va a crear.

Soldado de la Revolución Cubana nos sirve de arma para estas batallas venideras.  
 
Condiciones de vida y trabajo
Hay cuatro elementos de la historia de Alfonso Zayas que a los lectores al exterior de Cuba les llaman la atención.

Primero, la descripción por el autor de las condiciones de vida y de trabajo cuando él era muchacho, creciendo en una de las enormes plantaciones azucareras de propiedad norteamericana en Cuba oriental antes de la revolución. Hoy día, esas tierras forman parte de la provincia de Las Tunas. Lo que más nos ayuda en el relato de Zayas son los detalles.

Para muchos de ustedes, estos hechos son de conocimiento común: también ustedes nacieron y crecieron bajo estas condiciones. Pero para la mayoría de los que van a leer este libro en Cuba y otros países, lo concreto de su narración nos da un nuevo entendimiento.

El tren de vía estrecha, el “buda”, que aislaba al pueblo trabajador del campo dentro de los límites de la hacienda.

El enorme ejército de reserva de los desempleados en el campo y la competencia desesperada por trabajo.

Cómo el sistema de los colonos hacía recaer sobre los hombros del campesino individual —fuese pequeño propietario o arrendatario— todos los riesgos del cultivo cañero capitalista.

La tristemente célebre “cuota azucarera” —el “acuerdo” comercial impuesto por Washington que fijaba el número anual de toneladas exportadas de Cuba a Estados Unidos— y cómo esta también era una carga sobre cada campesino. Por primera vez comprendí el impacto del reclamo popular —¡Sin cuota pero sin bota!— ante las primeras salvas de la guerra económica feroz que Washington ha librado por 50 años contra el pueblo trabajador de Cuba.

Este y muchos otros detalles que capta el libro dan vida a las relaciones de clase que existieron antes de la revolución.  
 
Combatientes que conocían el campo
En segundo lugar, a través del relato de Zayas sobre las batallas y campañas en las que participó en la guerra revolucionaria para tumbar a la tiranía batistiana, el lector llega a apreciar una cosa ante todo. Sin el número importante de hombres y mujeres como Zayas que se unieron al Ejército Rebelde —jóvenes trabajadores rurales que conocían la vida del campo, que sabían trabajar y estaban acostumbrados a duras labores físicas, que sabían cómo lograr las cosas— las victorias del Ejército Rebelde se habrían alcanzado a un precio mucho más elevado, si acaso.

Me llamó especialmente la atención el balance que sacó Zayas de las dificultades que enfrentó la Columna 8 de Che, cuando el plan original de una invasión en 48 horas se convirtió en una marcha agotadora de 47 días para llegar al Escambray.2

“Si se hubiera hecho en 48 horas quizás no nos hubiéramos depurado de los que se rajaron”, dice Zayas en la entrevista, “los que no tenían fuerza de voluntad para seguir.

“Quizás no se habría podido evaluar la condición de los que sí llegamos”.

En tercer lugar, Che puso a Zayas a cargo de la prisión de la fortaleza de La Cabaña en La Habana, donde muy pronto estuvieron detenidos más de mil de los matones y asesinos de Batista, para ser llevados a juicio ante los tribunales revolucionarios.

Desde los primeros días de la revolución, la “democracia” imperialista, con sede en Washington, trató de presentar los juicios y las sentencias de estos torturadores y asesinos como violación de sus derechos. Al igual que hoy pretenden convertir a sus “disidentes” a sueldo en víctimas de abusos de “derechos humanos”.  
 
Justicia revolucionaria, no venganza
Zayas nos recuerda que “si estos individuos se hubieran soltado, los habrían linchado en las calles” por toda Cuba liberada. Sus palabras hacen eco de la observación que hace Fidel de que “esta fue, tal vez, la única revolución en que fueron juzgados y sancionados los principales criminales de guerra, [la única revolución] que no … tomó venganza por sus manos”.3

Es una fuerte réplica a lo que durante décadas ha sido la incesante línea de ataque político contra la revolución socialista por parte de las fuerzas pro-imperialistas que dicen representar la “democracia” y los “derechos humanos”.

En cuarto lugar, Zayas cumplió tres misiones en Angola, principalmente misiones civiles, en respuesta a las solicitudes de ayuda del gobierno angolano.4 La última fue en la provincia de Cabinda, de 1985 a 1987, donde trabajó en planes de desarrollo para ese territorio empobrecido pero rico en recursos petroleros, aprovechando sus años de experiencia como secretario del partido en las provincias de Las Tunas y Holguín.

Para los lectores en Estados Unidos, el relato de Zayas sobre esa experiencia es de interés especial por dos razones.

Primero, porque hay tan poca información disponible sobre la misión internacionalista de Cuba en Angola. Cada ventana que se abre sobre este tema es un aporte excepcional.

Segundo, porque nos brinda un arma más que podemos usar en la batalla por la liberación de nuestros cinco compañeros cubanos, tres de los cuales —René, Fernando y Gerardo— cumplieron misiones en Angola, y dos de ellos —René y Gerardo— en Cabinda.5 De hecho, Gerardo llegó a Cabinda, donde encabezó un pelotón cubano-angolano de exploradores, poco después de que el compañero Zayas completó su tercera misión allá.

Soldado de la Revolución Cubana termina con un tributo de Zayas a los cinco héroes de Cuba como ejemplos del internacionalismo proletario que ha distinguido a los cientos de miles de cubanos que combatieron en Angola y otros frentes de batalla.

Una página entera de fotos de los cinco, en Angola y otros países, aumentará nuestra capacidad de usar el libro como parte del trabajo necesario para involucrar a más y más gente trabajadora y jóvenes por todo el mundo en la lucha hasta que se logre la libertad de los cinco.  
 
La foto de la portada
Quiero terminar mencionando la foto de Raúl Corrales que le da tanta fuerza a la portada de este libro.

Se tomó el 14 de mayo de 1960, cuando la milicia de trabajadores, campesinos y combatientes del Ejército Rebelde, organizada por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), se encaminaba a la sede de la United Fruit Company en el central azucarero entonces llamado Preston, y que a partir de ese día se conoce como “Guatemala”.6

Su misión era informarle a la gerencia de la United Fruit que la propiedad de esta empresa norteamericana —conocida por explotar a trabajadores rurales por toda América— había sido expropiada por el pueblo trabajador de Cuba y su gobierno revolucionario.

Unos años antes de su muerte, Corrales nos dio la foto para usar en alguna futura portada. Digo que “nos dio” la foto, porque solo aceptó una suma nominal de 25 dólares por una foto para la cual los derechos hoy cuestan 100 veces más. Y Corrales agregó: “Si pagar 25 dólares es demasiado para Pathfinder, entonces ni se preocupen”.

La foto es realmente un ejemplo de lo mejor del fotoperiodismo de los fotógrafos de la revolución, quienes hoy día son conocidos mundialmente. De hecho, esta misma foto, hace apenas unos meses, fue la foto principal de una excelente exposición sobre “Cuba en revolución” organizada por el Centro Internacional de Fotografía, en el corazón mismo de Nueva York.

Para nosotros este gesto de Corrales fue una muestra más de la solidaridad que los hombres y mujeres cuyas vidas son inseparables de la Revolución Cubana han ofrecido a las jóvenes —y futuras— generaciones que están decididas a emular sus acciones.

Esa clase de solidaridad hizo posible este libro. Es la clase de solidaridad que se expresará el 16 de abril en la masiva celebración del 50 aniversario de la declaración que Fidel hizo al mundo del carácter socialista de la Revolución Cubana.

Nos complace mucho poder publicar Soldado de la Revolución Cubana como una pequeña contribución a esta historia viva.


1. Fundada en 1993, la ACRC es una organización de combatientes del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina urbana, de las batallas contra las bandas contrarrevolucionarias y las amenazas y ataques imperialistas, y de las misiones internacionalistas cubanas, desde las Américas hasta Africa y más allá. Sus más de 300 mil miembros se dedican a ayudar a transmitir la historia y las lecciones de la revolución a las nuevas generaciones.

2. La “invasión” es el nombre que se le ha dado en Cuba a la ofensiva del Ejército Rebelde al occidente a finales de 1958 realizada por la Columna 8, comandada por Ernesto Che Guevara y la Columna 2, comandada por Camilo Cienfuegos. Esa ofensiva unificó las fuerzas que luchaban en la provincia de Las Villas, en el centro de Cuba, bajo la dirección del Ejército Rebelde y culminó con la liberación de la ciudad de Santa Clara. La marcha hacia el occidente coincidió con la consolidación del Segundo y Tercer Frentes en el oriente de Cuba bajo el mando de Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente; la extensión de la guerra revolucionaria a otros frentes en la provincia de Oriente; y la campaña dirigida por fuerzas bajo el comando de Fidel Castro para tomar el control de Santiago de Cuba. Esta ofensiva estratégica culminó en la victoriosa insurrección revolucionaria y la huelga general que derrocó el régimen de Batista el 1 de enero de 1959.

3. Fidel Castro, Cien horas con Fidel: Conversaciones con Ignacio Ramonet (La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006), pp. 250-52.

4. Entre finales de 1975 y principios de 1991, en respuesta a la solicitud del recientemente independiente gobierno angolano, Cuba envió 375 mil combatientes voluntarios y 50 mil civiles voluntarios a Angola para ayudar a derrotar la intervención militar del régimen supremacista blanco de Sudáfrica que contaba con el respaldo de Washington y había logrado penetrar muy adentro del territorio angolano. Las fuerzas conjuntas angolanas y cubanas lograron repeler dos invasiones sudafricanas de gran envergadura y los continuos ataques militares que se dieron en esos años, terminando con la rotunda derrota de las fuerzas sudafricanas en Cuito Cuanavale en marzo de 1988.

5. Cinco revolucionarios cubanos detenidos en Miami en septiembre de 1998 por cargos falsos de conformar una “red cubana de espionaje”. En junio de 2001, los cinco fueron declarados culpables de cargos de “conspiración para actuar como agentes extranjeros no inscritos”. Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, y Ramón Labañino también fueron sentenciados por “conspiración para cometer espionaje” y Hernández por “conspiración para cometer homicidio”. Recibieron condenas que van desde 15 años hasta doble cadena perpetua más 15 años. Los cinco estaban monitoreando a grupos contrarrevolucionarios en Estados Unidos para mantener al gobierno cubano informado sobre sus planes de ataques armados. La cadena perpetua de Labaniño y Guerrero han sido conmutadas a penas de 30 y 21 años, respectivamente, pero Hernández aún está condenado a doble cadena perpetua. Cada uno de los cinco ya ha pasado más de 12 años en prisiones federales en Estados Unidos. La historia del pelotón de exploración de Hernández en Cabinda se encuentra en “12 hombres y 2 gatos: con Gerardo Hernández y su pelotón en Angola” en el número del 23 de agosto de 2010 del Militante,

6. El INRA le dio ese nombre al central para honrar al pueblo de Guatemala, cuyo gobierno fue derrocado en 1954 por un golpe de estado organizado por Washington para derrotar la reforma agraria que afectó las propiedades de la compañía United Fruit y otras corporaciones norteamericanas.


 
 
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