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Vol. 75/No. 10      14 de marzo de 2011

 
Trabajadores dan solidaridad
tras sismo en Nueva Zelanda
(portada)
 
POR MIKE TUCKER  
AUCKLAND, Nueva Zelanda—Un terremoto el 22 de febrero causó una destrucción masiva en Christchurch, la segunda ciudad más grande de Nueva Zelanda. Mientras que policías y soldados con vehículos blindados aseguraron inmediatamente el centro comercial de la ciudad, la mayoría de los trabajadores han tenido que valerse por sí mismos.

El número de muertos confirmados hasta el 28 de febrero es de 148, con unas 200 personas todavía desaparecidas. Quizás hasta dos tercios del distrito comercial central tendrán que ser demolidos. El primer ministro de Nueva Zelanda John Key, dijo que tomará entre cinco a diez años reconstruir la ciudad.

El terremoto de magnitud 6.3 se produjo después de que otro, de magnitud 7.1, asolara la ciudad seis meses antes, el 4 de septiembre. Ese terremoto, que ocurrió durante la noche, causó muchos daños pero no muertos.

Los habitantes de las afueras de la ciudad se quedaron sin electricidad, agua, servicios de limpieza y teléfono. Miles de viviendas fueron dañadas y cientos destruidas. Se abrieron grietas en las calles. Los más afectados fueron los suburbios mayoritariamente obreros al este de la ciudad.

Para el 28 de febrero, alrededor del 35 por ciento de las casas aún no tenían agua, ni la tendrán por semanas. El 15 por ciento no tienen electricidad. El agua tiene que ser hervida puesto que las tuberías están rotas, causando contaminación. El Consejo Municipal ha informado de la entrega de 780 inodoros portátiles en “zonas prioritarias”, pero en muchos barrios obreros más afectados, los habitantes han informado que no hay ninguno disponible.

De los 350 mil habitantes de la ciudad miles se han ido, sobre todo los más adinerados.

Entre la mayoría de los que se han quedado, muchos se han unido en sus barrios para organizar la distribución de agua, cocinar alimentos, ayudar a los que no tienen vivienda y limpiar, como lo hicieran en los días posteriores al terremoto del 4 de septiembre.

Varios miles de estudiantes forman parte de un grupo que ayuda a los vecinos a limpiar el cieno y sus propiedades. Conocidos como el Ejército Juvenil Voluntario, se organizó después del primer terremoto.

Unos mil agricultores y otras personas de distritos cercanos han sido organizados por Agricultores Federados para ir a la ciudad cada día con picos y palas para ayudar en la limpieza del cieno.

Las organizaciones de maoris han estado albergando a los que no tienen vivienda y llevando a la ciudad para su distribución los alimentos recogidos por maoris de todo el país.

La destrucción de tantos edificios en el centro de la ciudad destaca la insuficiencia y falta de cumplimiento de los códigos de construcción. Un cambio en la ley en 2004 exigía a los consejos locales a que adoptaran medidas para reforzar los edificios más antiguos hasta por lo menos la tercera parte del actual código de construcción. Pero incluso una medida tan insuficiente ha sido ignorada.  
 
 
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