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Vol. 75/No. 7      21 de febrero de 2011

 
Apoye luchas obreras en Egipto
(editorial)
 

El pueblo trabajador en Egipto ha vivido bajo regímenes brutales respaldados por un ejército poderoso y con el apoyo de Washington por décadas.

Desde que el presidente Hosni Mubarak asumió el poder hace casi 30 años, el ha extendido el gobierno dictatorial que le precedió. Las masas del pueblo egipcio no tienen ningún derecho de propiedad. La brutalidad policial y el uso de la tortura son amplios. Les han negado la libertad de expresión, de prensa y de reunión. No se le ha permitido a los trabajadores formar sindicatos independientes ni organizar partidos políticos. Incluso los partidos capitalistas que tienen diferencias menores con el régimen han tenido poco espacio para funcionar.

Empujados contra la pared por el régimen y forzados a cargar con los efectos devastadores de la crisis económica y social del capitalismo mundial —incluyendo un desempleo elevado y el aumento de los precios— el pueblo trabajador de Egipto se ha rebelado contra esta condición. Su lucha es una inspiración para los trabajadores alrededor del mundo.

Por el momento Washington continúa apoyando al régimen actual, con o sin Mubarak. Si eso fracasa, los gobernantes norteamericanos y sus socios subalternos en Egipto intentarán organizar algún gobierno alternativo que combine oficiales militares, la oposición burguesa y lo que puedan salvar del régimen de Mubarak, con el fin de continuar gobernando a beneficio de los explotadores capitalistas en Egipto y el exterior.

Lo que se ha abierto para las masas de trabajadores de Egipto es la posibilidad de una alternativa obrera, la oportunidad de comenzar a organizar un gobierno que defienda sus propios intereses. Hoy hay espacio político para organizar reuniones en fábricas, barrios, y pueblos rurales; para escoger voceros y seguir organizando para defender al pueblo trabajador de los patrones y sus fuerzas represivas, y establecer comunicación con otros que están luchando.

Los trabajadores necesitan consejos populares de la población trabajadora, comenzando al nivel local y de allí hacia arriba. Esto sería el inicio de un gobierno obrero alternativo en oposición a todas las opciones promovidas por el imperialismo y las fuerzas capitalistas en Egipto bajo el disfraz de la “reforma”. Las experiencias que los trabajadores y jóvenes están atravesando abrirán el camino para reconstruir los sindicatos, forjar un partido proletario revolucionario, y luchar por una línea de marcha de la clase obrera hacía el poder político.
 
 
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