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Vol. 74/No. 45      29 de noviembre de 2010

 
Conflictos comerciales
dominan cumbre G20
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
Los conflictos comerciales y el fracaso en que se aprobara la agenda de Washington caracterizaron la cumbre del Grupo de los 20, que se reunió del 11 al 12 de noviembre en Seúl, Corea del Sur.

El G-20, como se le conoce, está integrado por los gobiernos imperialistas de Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos y el Reino Unido, así como también China, Rusia, Argentina, Brasil, India, Indonesia, Corea del Sur, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Turquía. La Unión Europea es el vigésimo miembro. Estos países representan más del 80 por ciento de la producción mundial.

La administración de Barack Obama buscaba que la reunión estableciera límites sobre los “desequilibrios comerciales”, para que países con grandes excedentes comerciales como Alemania y China exporten menos, abriéndole paso a Washington, con su inmenso déficit comercial, para aumentar sus exportaciones a estos mercados.

La canciller alemana Angela Merkel criticó duramente el plan norteamericano. “Nuestro éxito de exportación prueba cuán competitivos son los productos alemanes”, dijo al diario Die Welt. “La balanza comercial también es un indicador de rendimiento”.

El presidente Obama respondió con veladas amenazas de proteccionismo, “Los países con grandes excedentes deben dejar de depender de las exportaciones. Ninguna nación debe asumir que el camino a la prosperidad depende de las exportaciones a Estados Unidos”. La administración ha dicho que el núcleo de su agenda económica para los próximos cinco años es duplicar las exportaciones norteamericanas.

Washington también fracasó en lograr el respaldo del G-20 para su prolongada campaña para forzar a China a que aumente el valor de su moneda, el renminbi, con relación al dólar, lo que disminuiría las exportaciones chinas a Estados Unidos. Por otro lado, la política monetaria del gobierno norteamericano anunciada recientemente por la Reserva Federal fue blanco de duros ataques. El asunto principal fue la decisión de imprimir 600 mil millones de dólares para comprar bonos del tesoro del gobierno norteamericano. Funcionarios de gobiernos como China, Alemania y otros han respondido que esta acción debilita el dólar y desestabiliza otras monedas.

Zhang Tao, director del departamento internacional del Banco Popular de China, dijo al Financial Times el 11 de noviembre que Washington “no debería forzar a otros a que tomen medicina para su enfermedad”.

El G-20 también se negó a ofrecer la entrada libre de impuestos y sin cuotas limitadas a sus mercados a los países semicoloniales menos desarrollados. Washington, por ejemplo, insiste en mantener en vigencia las barreras comerciales que limitan las importaciones de ropa de Bangladesh.

Otro golpe político a la administración de Obama fue su fracaso en obtener un pacto comercial con el gobierno de Corea del Sur. En la última reunión del G-20 en Toronto hace 5 meses, Obama había establecido la cumbre de Seúl como la fecha límite para firmar ese acuerdo.

La administración de George W. Bush firmó un pacto comercial con Seúl en 2007, pero éste nunca se puso en práctica. Obama hizo campaña en contra de ese pacto en 2008. Desde entonces, su administración ha buscado renegociar los términos del acuerdo para incrementar las ventas de autos y carne de Estados Unidos en Corea del Sur.

Mientras tanto, la Unión Europea ha completado su pacto de “libre comercio” con Seúl en términos similares a los negociados por la administración de Bush en 2007.  
 
 
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