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Vol. 74/No. 40      25 de octubre de 2010

 
Escuelas dan una enseñanza
tergiversada en EUA
Primera parte de entrevista de ‘Young Socialist’
con Malcolm X en enero de 1965
(artículo especial)
 
A continuación continuamos la publicación de extractos del libro Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, por Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, publicado recientemente por la editorial Pathfinder. Esta semana reproducimos extractos de la primera parte de una entrevista con Malcolm X realizada en enero de 1965 que se publicó originalmente en la revista Young Socialist. La entrevista con Malcolm fue realizada por Barnes, en aquel entonces presidente nacional de la Alianza de la Juventud Socialista, y Barry Sheppard, reportero del Militant. El resto de la entrevista será publicado en dos números venideros.

YOUNG SOCIALIST: ¿Qué imagen ha proyectado de usted la prensa?

MALCOLM X: Bueno, la prensa ha proyectado, consciente y hábilmente, la imagen de un racista, de un partidario de la supremacía racial y de un extremista.

YOUNG SOCIALIST: ¿Por qué es falsa esa imagen? ¿Cuáles son sus verdaderas posiciones?

MALCOLM X: En primer lugar, no soy racista. Estoy en contra de cualquier forma de racismo y segregación, de cualquier forma de discriminación. Creo en los seres humanos, y creo que a todo ser humano se le debe respetar como tal, sin importar el color de su piel.

YOUNG SOCIALIST: ¿Por qué rompió usted con los Musulmanes Negros?

MALCOLM X: No rompí, hubo una escisión. La escisión se produjo principalmente porque me echaron, y me echaron por tomar una posición intransigente ante problemas que yo creía que debían resolverse y que el movimiento podía resolver.

Yo opinaba que el movimiento venía arrastrando los pies en muchos ámbitos. No se involucraba en las luchas civiles, cívicas o políticas que afrontaba nuestro pueblo. No hacía más que recalcar la importancia de la reforma moral: no bebas, no fumes, no permitas la fornicación y el adulterio. Cuando descubrí que la propia jerarquía no ponía en práctica lo que predicaba, quedó claro que ese aspecto de su programa estaba en bancarrota.

Así pues, la única manera en que podía funcionar y resultar significativo en la comunidad era al participar en las facetas políticas y económicas de la lucha de los negros. Y la organización no iba a hacerlo porque tendría que haber asumido una posición demasiado combativa, intransigente y activa, y la jerarquía se había vuelto conservadora. Lo que la motivaba principalmente era la protección de sus propios intereses.

YOUNG SOCIALIST: ¿Cómo define el nacionalismo negro, con el cual se le ha identificado?

MALCOLM X: Solía definir el nacionalismo negro como la idea de que el negro debe controlar la economía de su comunidad, la política de su comunidad, etcétera.

Pero cuando estuve en áfrica en mayo, en Ghana, hablé con el embajador argelino, quien es extremadamente combativo y es un revolucionario en el verdadero sentido de la palabra (y ganó sus credenciales como tal al dirigir una revolución victoriosa contra la opresión en su país). Cuando le dije que mi filosofía política, social y económica era el nacionalismo negro, me preguntó con franqueza: ¿Pues, eso dónde lo situaba a él? Porque él era blanco. Era africano, pero era argelino, y por su apariencia era blanco. Y me dijo que si yo definía mi objetivo como la victoria del nacionalismo negro, ¿dónde lo situaba eso a él? ¿Dónde situaba a los revolucionarios de Marruecos, Egipto, Iraq, Mauritania? Entonces me demostró que yo estaba alienando a personas que eran verdaderos revolucionarios dedicados a derrocar, por cualquier medio necesario, el sistema de explotación que existe en este mundo.

Eso me dio mucho que pensar y reevaluar sobre mi definición del nacionalismo negro. ¿Podemos decir que el nacionalismo negro comprende la solución de todos los problemas que enfrenta nuestro pueblo? Y si se han percatado, no he venido usando esa expresión desde hace varios meses. Pero aún me resultaría muy difícil dar una definición específica de la filosofía global que yo considero necesaria para la liberación del pueblo negro en este país.

YOUNG SOCIALIST: ¿Es cierto, según se afirma con frecuencia, que usted está a favor de la violencia?

MALCOLM X: No estoy a favor de la violencia. Si pudiéramos lograr el reconocimiento y respeto para nuestro pueblo por medios pacíficos, tanto mejor. A todo el mundo le gustaría alcanzar sus objetivos pacíficamente. Pero también soy realista. Los únicos en este país a quienes se les pide ser no violentos son los negros. Jamás he oído de nadie que vaya a ver a los del Ku Klux Klan para enseñarles a ser no violentos, ni a los de la Sociedad [John] Birch y otros elementos derechistas. Solo al negro americano se le predica la no violencia. Y no estoy de acuerdo con nadie que quiera enseñarle a nuestro pueblo a ser no violento en tanto no eduquen al mismo tiempo a nuestros enemigos a ser no violentos. Creo que debemos protegernos por cualquier medio que sea necesario cuando los racistas nos atacan.

YOUNG SOCIALIST: ¿Cuál es, en su opinión, la causa de los prejuicios raciales en Estados Unidos?

MALCOLM X: La ignorancia y la codicia. Y un programa hábilmente diseñado de educación tergiversada, que encaja muy bien con el sistema americano de explotación y opresión.

Si toda la población americana estuviera debidamente educada —al decir debidamente educada quiero decir que se le dé un verdadero cuadro de la historia y de los aportes del negro— creo que muchos blancos serían menos racistas en sus sentimientos. Le tendrían mayor respeto al negro como ser humano. Al conocer los aportes que en el pasado ha hecho el hombre negro a la ciencia y a la civilización, los sentimientos de superioridad del blanco serían anulados, al menos parcialmente.

Además, el sentimiento de inferioridad que tiene el negro se remplazaría con un conocimiento equilibrado de sí mismo. Se sentiría más como ser humano. Actuaría más como un ser humano, en una sociedad de seres humanos.

Así que hace falta educación para eliminarlo. Y el simple hecho que haya escuelas de enseñanza superior no significa que haya educación. En el sistema educativo americano, estas escuelas se utilizan diestramente para inculcar una enseñanza tergiversada.  
 
 
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