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Vol. 74/No. 37      4 de octubre de 2010

 
Washington aprieta
sanciones contra Irán
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
Las divisiones entre los gobernantes de Irán están profundizándose a medida que las sanciones económicas afectan a más sectores de la población y los gobiernos de Estados Unidos e Israel se preparan para acciones militares si Teherán no pone fin a la producción de uranio enriquecido para su programa nuclear. Washington y Tel Aviv sostienen que el uranio enriquecido se utilizará para fabricar un arma nuclear, lo que niega Teherán.

El 12 de septiembre, el antiguo jefe de la Mossad, la agencia de espionaje israelí, Danny Yatom, dijo que “el precio que pagará Israel cuando Irán tenga una bomba nuclear es inmensurablemente más alto de lo que pagaremos si alguien realiza un ataque contra unos de los emplazamientos nucleares de Irán”. Funcionarios norteamericanos han reconocido que han habido conversaciones con Tel Aviv sobre el lanzamiento de un ataque militar contra Irán si parece estar cerca de tener la capacidad de producir un arma nuclear.

El Sunday Times de Londres reportó que el gobierno de Arabia Saudita está de acuerdo en permitir que los bombarderos israelíes sobrevuelen su territorio para atacar los emplazamientos nucleares en Irán. Washington está ofreciendo vender a Riyadh 60 mil millones de dólares en aviones de combate, helicópteros artillados Apache y helicópteros de transporte de tropas Black Hawk.

Las sanciones impuestas contra Irán por Naciones Unidas, Washington y los principales gobiernos europeos por continuar el enriquecimiento de uranio han tenido consecuencias. Obligado a realizar sus transacciones financieras principalmente a través de bancos asiáticos, Teherán sufrió un revés cuando Japón y Corea del Sur decidieron implementar las sanciones.

La posición oficial del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, y del dirigente religioso del país, Ayatollah Seyed Ali Khamenei, es que las sanciones no han hecho impacto alguno.

Al mismo tiempo Teherán está tomando medidas radicales en respuesta a los daños ya hechos a su economía. Irán carece de suficiente refinerías para producir una cantidad suficiente de su propio combustible y durante la primavera pasada varios suministradores extranjeros de gasolina dejaron de enviar combustible a Teherán. En septiembre el gobierno anunció que estaba convirtiendo todos los centros petroquímicos del país en refinerías.

También en septiembre el gobierno anunció una prohibición de la importación de más de 40 artículos de comida. Según el Asia Times digital, el precio de la leche y del yogurt se ha duplicado en el último año, y el del pollo y el cordero ha subido un 75 por ciento. El 14 de septiembre el antiguo presidente iraní Akbar Hashemi Rafsanjani dio un discurso donde atacó duramente a Ahmadinejad. “Durante el curso de la revolución nunca tuvimos tantas sanciones, y le llamó a usted y a todos los funcionarios a tomar las sanciones seriamente y no como una broma”, dijo.  
 
 
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