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Vol. 74/No. 34      6 de septiembre de 2010

 
Crisis económica alienta
campañas del ‘Tea Party’
(especial)
 
POR SETH GALINSKY  
Las victorias de candidatos apoyados por el Tea Party (Partido del Té) en las recientes elecciones primarias están sacando a la luz la existencia de fisuras en el Partido Republicano en varios estados del país.

En Colorado, el candidato del Tea Party Dan Maes ganó el 10 de agosto la nominación de candidato para gobernador del Partido Republicano, venciendo por un pequeño margen al congresista Scott McInnis, el favorito de la dirección oficial del Partido Republicano. Su rival demócrata en los comicios de noviembre será el alcalde de Denver John Hickenlooper.

Maes, un hombre de negocios, dijo que “fue criado en el lado equivocado del pueblo” y que estaba haciendo campaña contra los creadores de reyes” del Partido Republicano.

“En vez de ser alimentada por intereses especiales y por los adinerados, la campaña de Dan Maes está alimentada por los valores americanos tradicionales”, dijo a la prensa el partidario de su campaña Paige Rodriguez.

Los partidarios del Tea Party han retado a los candidatos del establishment republicano en Alabama, Arizona, Kentucky, Nevada, Florida, Virginia, y Utah. Como otras agrupaciones populistas, los que se identifican con el Tea Party son heterogéneos y mantienen puntos de vista contrapuestos.  
 
Resentimiento e inseguridad
Aunque el Tea Party salió al público de golpe con una serie de manifestaciones que recibieron mucha publicidad, sus partidarios se enfocan en la actualidad en participar en las elecciones, y no en realizar movilizaciones en las calles, insistiendo que son ellos los que tienen el mejor chance de derrocar a los demócratas, que consideran especialmente corruptos e impopulares. El desarrollo del Tea Party es un reflejo del creciente resentimiento e inseguridad como resultado de la agobiadora crisis económica y la desconfianza hacia ambos partidos, el Demócrata y el Republicano.

Basado primordialmente en ciertas capas de la clase media, incluyendo profesionales, abogados y dueños de pequeños negocios, también ha ganado apoyo de algunos trabajadores.

En un artículo titulado “Las Dos Caras del Tea Party” en el Weekly Standard, una revista conservadora, Matthew Continetti escribe, “Lo que mantiene unificado al Tea Party es el perverso sentir de que el país se ha desviado drásticamente. Considera que el establishment ha cambiado y distorsionado las reglas para su propio beneficio”. Al decir el establishment, quieren decir sobre todo los Demócratas y la administración de Barack Obama, la cual algunos partidarios del Tea Party califican de socialista.

El Tea Party “se opone a los rescates financieros, que favorecen a los ricos y a los que tienen conexiones. Se opone a los gastos descontrolados en todos los niveles del gobierno”, dice Continetti.

Mientras que a menudo usan declaraciones vagas y demagogas de “reconquistar el Congreso”, de detener a “Obama-care” (la “reforma” de salud que promovió Obama) o de “cambiar el curso”, los candidatos que se identifican con el Tea Party no ofrecen ningún programa coherente o soluciones para resolver la crisis. Están unidos más por lo que se oponen que por lo que están a favor.

Sin embargo, dado que la clase trabajadora en Estados Unidos no tiene su propia organización o dirección que tenga un alcance de masas, los populistas del Tea Party tienen un alcance más amplio.

El Tea Party está compuesto de una multitud de grupos nacionales y locales que compiten entre si. La Federación Nacional del Tea Party, que dice incluir 85 organizaciones, enfatiza que apoya “la responsabilidad fiscal”, un “gobierno constitucionalmente limitado” y el “libre mercado”.

La federación expulsó de sus filas al Tea Party Express y su líder Mark Williams, después de que Williams escribiera una parodia racista que atacaba al NAACP (la Asociación Nacional para el Avance de Personas de Color).  
 
Candidatos Negros del ‘Tea Party’
A diferencia de previas campañas populistas, como la de Ross Perot para la presidencia en 1992, el Tea Party tiene un número significativo de portavoces y candidatos negros.

En febrero, Angela McGlowan, una comentarista de la Fox que es negra, habló en la convención de una de las facciones del Tea Party en Nashville, Tennessee. El Tea Party es sobre la lucha contra “la avaricia y la pérdida de trabajos en América y sobre el hecho de que Washington nos ha mentido”, dijo a la congregación. La solución por la que abogó fue “votar para deshacerse de personas en el Congreso y en la Casa Blanca”.

Grupos del Tea Party en Arizona han iniciado acciones para convertir a los trabajadores indocumentados en chivos expiatorios, culpándolos del desempleo y el crimen, pero otros grupos y candidatos del Tea Party han dejado cuestiones como la inmigración, el aborto y otros asuntos sociales en segundo plano.

Según Maes, el candidato a gobernador de Colorado, “asegurar la aplicación de leyes existentes” contra “la inmigración ilegal” es el punto número 10 de la plataforma de su campaña, muy por debajo de su llamado a que se relajen los impuestos como incentivo para los pequeños negocios y que se reduzcan los gastos del gobierno.

Cuando el notorio antiinmigrante Tom Tancredo, ex-congresista de Colorado, habló en la convención del Tea Party en Nashville, hubo una respuesta mixta. Algunos aplaudieron sus comentarios. Pero Jonathan Raban, quien informó sobre la convención en el New York Review of Books, notó, “Yo vi el mismo número de personas con caras sombrías y de personas entusiastas que se pararon a aplaudir”.  
 
Teorías de Conspiraciones
El Tea Party también está repleto de teóricos de conspiraciones, que no ven otra explicación por la cada vez más profunda crisis económica y social que un complot de las fuerzas poderosas que han “pervertido” el sistema.

Glenn Beck, locutor de radio conservador, personifica esta tendencia en el Tea Party. él dice, “No podemos confiar en nadie”. En su libro Common Sense (Sentido Común), Beck escribe, “Nuestros líderes políticos se han convertido en nada más que parásitos que se alimentan de nuestro sudor y sangre”.

Mientras que líderes del Partido Republicano y del Tea Party esperan lograr avances en los comicios de noviembre, el Presidente Obama ha tomado la ofensiva para defender su récord y para apoyar a los candidatos del Partido Demócrata.

Lejos de ver a Obama como el beso de la muerte, muchos Demócratas en comicios difíciles están dando la bienvenida a su ayuda.

Sin haber completado ni siquiera la mitad de sus primeros cuatro años en la presidencia, Obama aun mantiene la iniciativa en política nacional, habiendo logrado que se aprueben sus propuestas para la reforma de la salud y del sistema bancario, así como haber logrado que se extendieran de nuevo los beneficios por desempleo. El 17 de agosto inició una gira de tres días de duración por cinco estados, proclamando que su política ha puesto a Estados Unidos en el camino hacia la recuperación económica.

El presidente se burló de los candidatos republicanos llamándolos “el grupo no se puede” que ha intentado, sin éxito, bloquear sus propuestas.  
 
 
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