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Vol. 74/No. 32      23 de agosto de 2010

 
Afganistán: relajan
restricciones de combate
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
El general David Petraeus, comandante de las fuerzas encabezadas por Washington en Afganistán, anunció que ajustaría algunas de las reglas de combate para las operaciones militares estadounidenses en Afganistán. Sus ordenes relajan las restricciones en los ataques aéreos y de artillería establecidas por el general Stanley McChrystal, el anterior comandante estadounidense, y a la vez reafirman la misma estrategia básica.

La estrategia de contrainsurgencia de Washington se enfoca en expulsar a los combatientes del Talibán y sus aliados de las áreas pobladas; en el envío de suficientes tropas para mantener el control de estas áreas; y en utilizar incentivos materiales para ganar el apoyo de la población.

Los puntos específicos de la orden emitida por Petraeus el 1 de agosto son clasificados, pero las fuerzas armadas ha publicado partes pequeñas a los medios informáticos. Antes de usar armas de fuego, “el comandante a cargo de aprobar el ataque debe determinar que no haya civiles presentes”, escribió Petraeus. “Si no es posible evaluar el riesgo de la presencia de civiles, está prohibido abrir fuego”, con dos excepciones, cuyos detalles no fueron hechos públicos debido a la “seguridad de las operaciones”.

Puesto que “algunas bajas civiles son consecuencias de mal entendimientos o de ignorancia de las costumbres y comportamientos locales”, dijo Petraeus, todas las patrullas y operaciones estadounidenses deben incluir a fuerzas afganas.

Debido a que ha tenido pocas muestras de éxito en sus esfuerzos de contrainsurgencia, Washington ha está poniendo mayor énfasis en los “aniquilamientos selectos”, señaló el New York Times. Durante los últimos cinco meses, “redadas de comandos” han aniquilado “a más de 130 insurgentes de importancia”, dijo el Times.

Las últimas de las 30 mil tropas estadounidenses adicionales, que el presidente Barack Obama ordenó enviar a Afganistán en diciembre de 2009, están programadas en llegar para finales de agosto. Ya hay 98 mil tropas estadounidenses en el terreno, un incremento de las 38 mil que habían a principios de 2009. Combinadas con las tropas de la OTAN, hay casi 150 mil soldados desplegados en Afganistán.

Sin embargo, el creciente número de tropas estadounidenses y de la OTAN, están teniendo poco éxito en hacer retroceder a los talibanes y en ganar el apoyo del pueblo trabajador afgano.

“Un alto oficial de la OTAN dijo que de una tercera parte hasta la mitad de los 82 distritos del país que la OTAN considera claves están bajo la influencia de los insurgentes”, informó el Washington Post. El número de combatientes del Talibán excede a 30 mil soldados, según oficiales estadounidenses y afganos.

Unos pocos días después que Petraeus emitió sus ordenes, al menos una decena de civiles fueron matados en ataques aéreos en la provincia oriental de Nangarhar. Según el New York Times, los residentes locales dijeron que el ataque tuvo lugar el 5 de agosto a las 4:00 a.m. contra “una casa en Nakrro Khail y en un vado en Wadi Hashim Khail, donde una inundación había cerrado el paso de vehículos y los conductores se habían estacionado esperando para cruzar”.

Un total de 26 personas murieron en los dos ataques aéreos, dijo Mohammad Hassan, jefe del distrito de Khogyani en Nangarhar, a la Agence France-Presse. Según la ONU, casi 2 500 civiles han sido matados en Afganistán el año pasado por ambos bandos, el número más alto desde la invasión por Washington en 2001.  
 
 
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