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Vol. 74/No. 27      19 de julio de 2010

 
Obama ataca a los
trabajadores inmigrantes
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
En un discurso del 1 de julio sobre una “reforma migratoria integral”, el presidente Barack Obama se opuso a los llamados para que cesen las deportaciones de trabajadores indocumentados. Más bien, dijo que “los 11 millones que infringieron las leyes deben cumplir con sus responsabilidades”.

Aunque ninguna de las medidas que presentó Obama en su discurso en la American University en Washington son nuevas, quedó claro el carácter antiobrero de las propuestas de su “reforma”.

A pesar del incremento en la aplicación de las leyes antiinmigrantes existentes y de la aprobación de nuevas leyes como la de Arizona, las protestas por los derechos de los inmigrantes han continuado. En los últimos años, cientos de miles de trabajadores han salido a las calles en manifestaciones por todo Estados Unidos para exigir que se ponga fin a las redadas y que se entreguen papeles a los inmigrantes indocumentados.

Parafraseando los argumentos de algunos luchadores por los derechos de los inmigrantes, Obama preguntó, ¿Por qué deberíamos castigar a gente que solo trata de ganarse la vida?”. El presidente norteamericano consideró esto como un “sentido de compasión” equivocado y un argumento “moral” que debe ser rechazado.

El presidente afirmó que la legalización de los trabajadores indocumentados sin que antes “admitan que violaron la ley”, se inscriban, paguen multas y aprendan inglés; antes de que se les permita siquiera ponerse en la cola para pedir papeles, y más aún mucho antes de que se les garanticen documentos, se convertiría en “una burla para todos aquellos que pasan por el proceso de inmigración legalmente”.

Obama dijo que la deportación de 11 millones de personas sin documentos no beneficia a la clase capitalista. “Ese esfuerzo sería logísticamente imposible e increíblemente costoso”, dijo.

La inmigración es un factor clave para aumentar las ganancias de los capitalistas y para permitirles competir con los capitalistas de otros países. Obama resaltó que una fuerza laboral inmigrante más joven “es una ventaja poderosa en la competencia mundial”.

En su discurso, Obama criticó la reciente ley antiinmigrante de Arizona por que él se opone a “un mosaico de leyes locales de inmigración”, cuando todos sabemos que se necesita una ley nacional clara”. No explicó el tipo de ley que propone.

Al responder a las críticas de derechistas que acusan a la Casa Blanca de ser demasiado condescendiente con los inmigrantes, Obama hizo alarde de que “tenemos más soldados en la frontera suroeste que en ningún otro tiempo de nuestra historia”.  
 
 
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