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Vol. 74/No. 22      7 de Junio de 2010

 
¡EE.UU. manos fuera de Corea!
(editorial)
 
Los trabajadores en todo el mundo debemos denunciar las nuevas amenazas económicas y militares lanzadas contra Corea del Norte por Washington y el gobierno de Corea del Sur.

La acusación de que las fuerzas armadas norcoreanas hundieron un buque de guerra surcoreano, matando a 46 marineros, es el pretexto más reciente en lo que han sido décadas de agresiones de Washington contra el pueblo coreano.

Fue Washington el que impuso la división entre el norte y el sur después de la Segunda Guerra Mundial. Fue Washington, bajo la fachada de Naciones Unidas, que lanzó la guerra contra Corea en 1950 cuando el pueblo trabajador en el norte llevó a cabo una revolución socialista. Cuando Washington fue derrotado en 1953, rehusó firmar un acuerdo de paz con Corea del Norte. Washington aún mantiene decenas de miles de tropas en el sur.

Los imperialistas estadounidenses y sus subordinados en Seúl no han dejado de organizar provocaciones militares contra Corea del Norte. Han impuesto sanciones económicas contra Pyongyang para negarle al pueblo acceso a alimentos, combustible y financiamiento para desarrollar su economía.

La campaña bélica contra Corea va acompañada de los ataques intensificados de Washington con aviones teledirigidos contra el pueblo paquistaní, su guerra en Afganistán y su intervención en Iraq.

Estos ataques contra el pueblo trabajador a nivel internacional son una extensión de la política interna de los capitalistas. Para aumentar sus tasas de ganancias y competir con sus rivales internacionales, los patrones y su gobierno están eliminando trabajos, reduciendo salarios, cerrando hospitales y escuelas y obligando a los que siguen trabajando a producir más bajo condiciones más peligrosas. Al mismo tiempo la clase gobernante estadounidense está restringiendo los derechos de los trabajadores, desde el derecho de mantenerse callado durante interrogatorios hasta el derecho de organizar sindicatos y el derecho de hablar en contra de la política del gobierno.

Defender a Corea del Norte de la agresión imperialista es una parte necesaria de oponerse a la guerra patronal contra los trabajadores en Estados Unidos y más allá. ¡Alto a las sanciones contra Corea del Norte! ¡Que Washington firme el acuerdo de paz! ¡Retiren las tropas, barcos y armas —nucleares y convencionales— de la península coreana!
 
 
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