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Vol. 74/No. 20      24 de mayo de 2010

 
Gobierno EUA usa intento
terrorista para atacar derechos
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
El reciente atentado terrorista fallido en la ciudad de Nueva York el 1 de mayo le ha brindado al gobierno norteamericano otro pretexto para atacar los derechos de los trabajadores en este país y profundizar su intervención militar en Pakistán.

Faisal Shahzad, un ciudadano norteamericano de descendencia pakistaní, fue detenido abordo de un avión en el momento que se preparaba para despegar de Nueva York camino a Dubai el 3 de mayo. Es el principal sospechoso en el fallido atentado con un coche bomba en el área de Times Square en la ciudad de Nueva York.

Se ha informado que Shahzad ha admitido el crimen, renunciado a su derecho a comparecer de inmediato ante un juez y ha sido trasladado a un lugar desconocido para ser interrogado.

El fiscal general Eric Holder dijo en el programa de televisión “Meet the Press” el 9 de mayo que el gobierno tiene pruebas de que Shahzad estaba operando bajo las órdenes del Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), una federación proscrita, la mayoría de cuyos afiliados están en una guerra con el gobierno pakistaní.

El TTP aparentó adjudicarse la responsabilidad del hecho luego del ataque. Sin embargo, varios días después, Azam Tariq, vocero del TTP, rechazó esa responsabilidad, diciendo que el grupo no tenía vínculos con Shahzad. Al mismo tiempo, Tariq elogió a Shahzad por sus acciones y reiteró las intenciones del grupo de llevar a cabo ataques terroristas en Estados Unidos.

Los pormenores de la captura de Shahzad están siendo citados por los políticos y la prensa para justificar medidas de “seguridad” más estrictas y la vigilancia de los viajeros de vuelos internacionales. El FBI lo descubrió usando los datos que él había proporcionado al ser revisado en el aeropuerto a su regreso de Pakistán meses antes.

Bajo una “excepción por seguridad pública” aprobada en 1984, Shahzad fue interrogado durante horas antes de ser informado de sus derechos de Miranda: el derecho a permanecer en silencio y a solicitar ser representado por un abogado.

Holder dijo que el gobierno intentará debilitar las restricciones que restringen el uso de evidencia obtenida en interrogatorios de sospechosos a los que no se les ha informado de sus derechos Miranda. “Queremos trabajar con el Congreso para encontrar el camino por el cual hacer la excepción por seguridad pública más flexible y… de acuerdo a la amenaza que enfrentamos”, afirmó.

Un proyecto de ley presentado por los senadores Joseph Lieberman y Scott Brown ha recibido el apoyo de un sector de políticos demócratas y republicanos en el congreso. La Ley de Expatriación de Terroristas permitiría al gobierno revocar la ciudadanía de cualquiera que sea sospechoso de estar afiliado con “terroristas”. Entre otras cosas, facilitaría procesar judicialmente a civiles en tribunales militares.

La secretaria de estado Hillary Clinton se mostró a favor de la propuesta y dijo que la administración la considerará “muy de cerca”. La presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, dijo que apoya el “espíritu” de la ley.

Se informa que Shahzad ha dicho en los interrogatorios que seguía los escritos de Anwar al-Awlaki, un clérigo nacido en Estados Unidos de ascendencia yemení, que supuestamente tiene vínculos con al-Qaeda. Al-Awlaki es también el primer ciudadano estadounidense que, según se informa, es blanco de asesinato por orden secreta del gobierno.

En los últimos meses, la colaboración militar y de inteligencia entre Washington e Islamabad ha mejorado, y el ejército pakistaní ha lanzado nuevas ofensivas contra el Talibán, al-Qaeda y grupos aliados en las áreas tribales del país. Holder elogió la colaboración de Islamabad en la investigación de Shahzad, pero agregó que Washington tomará las “medidas necesarias” en Pakistán en caso de que el gobierno pakistaní no haga suficiente.

Algunos funcionarios norteamericanos están usando la oportunidad para presionar para que se aumente el número de fuerzas de unidades especiales norteamericanas que operan en Pakistán, cuya presencia no cuenta con apoyo popular allí. El año pasado, Washington ha aumentado el número de soldados de tropas élite en el país, que ahora se ha dado a conocer llegan a más de 200. La cifra real es información secreta.
 
 
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