Vol. 74/No. 19 17 de mayo de 2010
Grecia tiene una deuda pública de alrededor de 400 mil millones de dólares, más que el producto interno bruto del país. Su déficit presupuestario es de por lo menos el 13.6 por ciento del PIB. La agencia de calificación crediticia Standard and Poors degradó los bonos del tesoro griego a la categoría de basura financiera. Casi 100 mil personas marcharon en el centro de Atenas el 5 de mayo, el día de una huelga general de 24 horas organizada por los sindicatos de los sectores públicos y privados.
Al presentar la medidas de austeridad el 2 de mayo, el ministro de finanzas George Papaconstantinou sostuvo que la nación tenía que escoger entre el colapso o la salvación. Las medidas recortan, y luego congelan por tres años, los salarios de los trabajadores del sector público, además de recortar sus bonos anuales en una suma equivalente a casi el salario de dos meses. Todos los otros beneficios serán recortados en un 8 por ciento. En Grecia una tercera parte de todos los trabajadores son empleados por el gobierno.
Papaconstantinou también anunció recortes en los pagos de pensiones y un aumento en la edad de jubilación para todos los trabajadores.
Unos 20 mil trabajadores marcharon en Atenas el Primero de Mayo para protestar contra estos ataques. Participaron contingentes de varios sindicatos representando a los trabajadores del correo, aerolíneas, servicio de comida y turismo, costura y cuero, metalúrgico, de electricistas y de la construcción.
Las nuevas medidas de austeridad tienen como fin asegurar que las clases gobernantes de Grecia, Alemania y Francia sigan cosechando las masivas ganancias de los bonos que poseen.
La canciller alemana Angela Merkel, que inicialmente se opuso al plan de prestamos, jugó un papel clave en obtener la aprobación de las medidas al amenazar que no aportaría fondos al paquete de la UE-FMI si no se imponían severas medidas de austeridad.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto