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Vol. 74/No. 12      29 de marzo de 2010

 
Los negros han sido
vanguardia de luchas
(especial)
 
A continuación presentamos la décima parte de una serie que el Militante está publicando con extractos del último libro de la editorial Pathfinder, Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, por Jack Barnes. Barnes es el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores. Instamos a nuestros lectores a que estudien y discutan este libro. El extracto es del capítulo titulado “La liberación de los negros y la dictadura del proletariado”. Los subtítulos son del Militante.

POR JACK BARNES  
No empecemos con los negros como nacionalidad oprimida. Empecemos con el historial del papel y del peso de vanguardia de los trabajadores que son negros—un papel y un peso desproporcionados en relación a su porcentaje entre el pueblo trabajador de este país—en las amplias luchas sociales y políticas con dirección proletaria en Estados Unidos.

Esto se remonta a los últimos años de la Guerra Civil estadounidense y en especial a la batalla de la posguerra por una reconstrucción radical, en la que las masas trabajadoras negras brindaron dirección política en gran parte del Sur, tanto a los esclavos liberados como a los agricultores y trabajadores explotados que eran blancos. Continuó a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX en las batallas obreras que forjaron el Sindicato Unido de Mineros (UMW), en una época cuando la mayoría de los sindicatos no solo estaban organizados como gremios de oficios, sino que excluían a los negros o los segregaban en locales separados. Aparceros, arrendatarios y otros trabajadores rurales, tanto negros como blancos, libraron luchas en los años 20 y durante la Gran Depresión.

Los trabajadores que eran negros estuvieron en las primeras filas de batallas decisivas que forjaron los sindicatos industriales del CIO en los años 30. Estuvieron a la vanguardia de los trabajadores que durante la Segunda Guerra Mundial rehusaron subordinar o aplazar las luchas por la justicia en nombre del “esfuerzo bélico patriótico”: lucharon contra la discriminación en las industrias militares, protestaron contra las condiciones del sistema Jim Crow en las fuerzas armadas y exigieron (sin éxito) que la administración demócrata de Roosevelt y el Congreso dominado por los demócratas promulgaran leyes federales para prohibir los linchamientos racistas.21 Estuvieron en las primeras filas de los que se opusieron a la guerra imperialista. Y muchos de los presentes en esta reunión conocemos de primera mano el perdurable impacto social y político en el pueblo trabajador y el movimiento obrero actual que tuvo el movimiento de masas pro derechos civiles y el ascenso de la lucha de liberación de los negros desde mediados de los 50 hasta principios de los 70.

No estamos especulando sobre el futuro. Estamos señalando una historia documentada. Es un hecho. Es un historial sorprendente, me parece: un historial que debiera dejarlos pasmados al escucharlo por primera vez. No se puede decir lo mismo de la gran mayoría de las naciones y nacionalidades oprimidas en general en otras partes del mundo. Pero este sí es el historial político de la nacionalidad negra mayormente proletaria en Estados Unidos. Sí es su carácter político específico desde la derrota de la esclavitud, los esfuerzos por ampliar la victoria de la Guerra Civil a todo el Sur y el comienzo de la expansión de un proletariado hereditario moderno en Estados Unidos.

Es esta la dinámica que Trotsky, hace ya más de siete décadas, señalaba cuando dijo que es posible “que los negros se conviertan en el sector más avanzado” de la clase trabajadora y que “pasen por la autodeterminación a la dictadura proletaria en un par de zancadas gigantescas, antes de la gran masa de los trabajadores blancos”. Por esa razón estaba “absolutamente seguro que, en todo caso, ellos van a luchar mejor que los trabajadores blancos”. Y fue por esa misma historia de lucha que, 11 años antes, la Internacional Comunista también señaló—en su resolución sobre “La cuestión negra” aprobada por el Cuarto Congreso en 1922—que la “historia de los negros americanos los ha preparado para desempeñar un papel de importancia en la lucha de liberación de toda la raza africana”.
 
 
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