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Vol. 73/No. 41      26 de octubre de 2009

 
Washington debate
guerra en Afganistán
(artículo principal)
 
POR SETH GALINSKY  
Han surgido diferencias sobre cuál es la mejor manera de defender los intereses imperialistas de Washington en Afganistán y Pakistán en una serie de reuniones de alto nivel organizadas por la Casa Blanca para examinar la estrategia norteamericana en esta crecientemente impopular guerra. Uno encuentra demócratas y republicanos, liberales y conservadores a ambos lados del debate.

Después de un informe caracterizando la situación en Afganistán como grave y “en deterioro”, el general Stanley McChrystal, máximo general norteamericano en Afganistán, presentó tres opciones, cada una con distintos números de efectivos para respaldar la estrategia “contrainsurgente” que están siguiendo las fuerzas armadas. Según el Wall Street Journal, una de las alternativas incluye el envío de 60 mil soldados adicionales, aunque se ha informado que McChrystal prefiere 40 mil.

La solicitud de tropas es el siguiente paso en un proceso para cambiar la estrategia militar norteamericana. Entre los cambios se incluyen la reubicación de tropas a zonas más pobladas, la promoción de proyectos de desarrollo local para debilitar el apoyo al Talibán y otras fuerzas insurgentes y los intentos de dividir a los insurgentes. McChrystal también ha ordenado que las fuerzas norteamericanas y de la OTAN bajo su mando restrinjan el uso de artillería y ataques aéreos para evitar bajas entre los civiles, lo cual ha sido una gran fuente de resentimiento entre los afganos.

El vice-presidente Joseph Biden parece estar en contra del envío de más tropas y ha ofrecido una estrategia “antiterrorista” alternativa. Según la propuesta de Biden, Washington mantendría el nivel actual de efectivos en Afganistán, que dentro de poco alcanzará 68 mil soldados norteamericanos. En vez de enviar más tropas, propone más ataques con aviones teledirigidos contra las bases de al-Qaeda en Pakistán y a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán; realizar más operaciones con las Fuerzas Especiales norteamericanas allí, aumentar la ayuda militar norteamericana a las fuerzas armadas pakistaníes; y reducir la prioridad de los ataques contra las fuerzas del Talibán en Afganistán.

El comentarista conservador George Will ha presentado una perspectiva parecida.

El debate se volvió más agudo cuando McChrystal presentó un discurso ante el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos en Londres, el 1 de octubre.

McChrystal rechazó la perspectiva de ver a Afganistán como “Caos-istán” y permitir que se convirtiera en “un refugio de caos como Somalia que simplemente controlamos desde afuera”.

Apenas unos días después del discurso de McChrystal, el secretario de defensa norteamericano Robert Gates dijo que los consejos a la Casa Blanca se deben de ofrecer “en privado”. La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi hizo un comentario parecido en una entrevista el 5 de octubre con Charlie Rose, del noticiero PBS. Pelosi dice estar en contra del envío de más tropas norteamericanas.

Un editorial en el Wall Street Journal destaca las tensiones. Varios miembros del grupo de demócratas en el Congreso, decía el editorial, llaman a McChrystal “General MacArthur”, aludiendo al general norteamericano al mando de las fuerzas norteamericanas durante la guerra de Corea, que fue destituido por el entonces presidente Harry Truman.

La senadora demócrata Dianne Feinstein, que preside el Comité de Inteligencia del Senado, se ha puesto del lado de McChrystal, diciendo que la misión norteamericana en Afganistán está “en grave peligro” y que se necesitan más tropas.

El senador norteamericano y ex candidato republicano para la presidencia John McCain, que apoya el envío de 40 mil efectivos adicionales, ha instado a Obama a tomar una decisión rápidamente.
 
 
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