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Vol. 73/No. 39      12 de octubre de 2009

 
¡No a las sanciones contra Irán!
(editorial)
 
El pueblo trabajador debe oponerse a la campaña por nuevas y más duras sanciones contra Irán que intentan imponer los gobernantes en Washington, Londres y París. Moscú ha expresado mayor tolerancia a aceptar estas medidas. La administración Obama intenta justificar su posición con el anuncio de que han “descubierto” una desconocida planta nuclear en Irán. Washington ha sabido de esta planta por lo menos por dos años.

El aumento de sanciones plantea la amenaza de acciones militares futuras, a pesar de los comentarios del secretario de defensa Robert Gates, de que éstas no están siendo consideradas en la actualidad. Washington impuso sanciones contra Iraq en 1990, las mantuvo e invadió el país en 1991 y de nuevo en 2003 cuando las sanciones probaron ser insuficientes para someter al régimen de Saddam Hussein.

La extensión de la electrificación, incluso a través del uso de la energía nuclear, es un paso necesario para que cualquier país pueda desarrollar la industria y la agricultura, así como la medicina y la cultura. La campaña imperialista para bloquear este proceso—ya sea en Irán, Corea del Norte o en cualquier otro lugar del mundo—tiene como objetivo mantener el subdesarrollo y la dependencia económica de los países semicoloniales. Los combatientes de la clase obrera de cualquier parte del mundo deben oponerse a esta campaña.

Es el colmo de la arrogancia imperialista de Washington insistir en que la “no proliferación” nuclear significa que las naciones sin armas nucleares no pueden tenerlas, mientras que aquellas que ya las poseen solo tienen que reducir el número que hay en su arsenal. Washington mantiene miles de cabezas nucleares y no tiene ninguna intención de eliminarlas en el curso de charlas sobre el “desarme”. Mientras que el gobierno de Estados Unidos exige garantías de que el programa nuclear de Irán no pueda ser utilizado para desarrollar armas nucleares, cierra los ojos al arsenal nuclear de Israel, India, Pakistán y del régimen del apartheid de Sudáfrica antes de que fuera derrocado.

Las recientes protestas en Irán para defender y extender los derechos democráticos, como las que tuvieron lugar el 18 de septiembre en las que participaron decenas de miles de personas, ayudan a contener a los imperialistas. La oposición del pueblo trabajador de todo el mundo a la intervención imperialista de Irán compra tiempo valioso para que estas protestas populares aumenten y se profundicen, abriendo espacio político para que los trabajadores de la ciudad y del campo avancen sus intereses y actúen independientemente de los gobernantes capitalistas en Irán. Este es el único camino para prevenir un asalto imperialista. ¡Manos fuera de Irán!
 
 
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