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Vol. 73/No. 28      27 de julio de 2009

 
Muchos en Miami quieren
mejores relaciones con Cuba
Dice uno de los 5 Cubanos presos en EE.UU.
(especial)
 
A continuación reproducimos la cuarta parte de una entrevista en cinco partes con Gerardo Hernández, uno de los cinco revolucionarios cubanos que han estado presos más de 10 años en Estados Unidos bajo cargos falsos. El cineasta y escritor Saul Landau realizó la entrevista telefónica el 1 de abril.

Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González fueron arrestados por el FBI el 12 de septiembre de 1998. Habían estado recogiendo información sobre grupos cubanoamericanos contrarrevolucionarios que, con la complicidad de Washington, operan desde el sur de Florida y tienen una historia de ataques violentos contra Cuba.

Los cinco fueron declarados culpables en 2001 de múltiples cargos falsos, incluidos “conspiración para cometer espionaje” y no inscribirse como agentes de un gobierno extranjero. Recibieron sentencias que varían desde 15 años hasta cadena perpetua. Hernández, quien además fue acusado falsamente de “conspiración para cometer asesinato”, fue condenado a doble cadena perpetua más 15 años. Está en la penitenciaría federal de Victorville, California.

Las notas al pie son del Militante. Se han hecho leves cambios de estilo y gramática.
 

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Saul Landau: ¿En Angola,1 en Africa que hizo?

Gerardo Hernández: Yo iba como segundo de un jefe de un pelotón de exploración. Primero, todos los compañeros de la misma carrera tuvimos una preparación general. Después nos distribuyeron por diferentes unidades en diferentes partes de Angola. A mí me tocó en Cabinda, en la Décima Brigada de Tanques, en el 11º Grupo Táctico. El teniente se fue y me quedé frente el pelotón hasta que llegara otra persona.

Nuestra misión era de explorar esa parte del norte de Angola, muy cerca del Congo, que era una mezcla entre selva y desierto. Para proteger nuestras tropas nosotros hacíamos exploraciones buscando indicios de actividad enemiga. Salíamos a explorar con los zapadores a revisar los caminos por donde se movían los transportes de la unidad.

Por ejemplo, había un pozo que era donde sacábamos el agua de la unidad y adonde tenían que ir los camiones. Para evitar que pusieran minas, nosotros teníamos que patrullar la zona y con los zapadores buscar que no hubiera minas que pudieran hacer daño a las tropas nuestras.

Yo estuve desde el año 1989 hasta 1990. La prensa ha dicho que yo participé en misiones combativas. Hay una gran diferencia entre misión combativa y acción combativa. El pelotón de exploradores cumplía sus misiones sin entrar en combate. Nosotros cumplimos 64 misiones combativas pero yo nunca tuve acción de combate. A pesar de que eso era ya la ultima etapa de la colaboración cubana en Angola, hubo compañeros que sí tuvieron encuentros con minas.

Landau: ¿Puede hablar de su experiencia viviendo en Miami? ¿Como se compara con la vida en La Habana?

Hernández: Vengo de La Habana, entre La Güinera y Vieja Linda. Hay muchísimas diferencias. Lo primero que viene a la mente son las diferencias materiales. Pero a mí lo que más me chocó no era eso. Por ejemplo, en Cuba la gente vive con las puertas abiertas a sus vecinos, conoce prácticamente a toda la gente del barrio. A las 8 de la noche su hijo puede estar jugando en la calle. Entonces uno se para en la puerta a darle gritos para que venga a comer o a bañarse. Viven con la enorme tranquilidad de saber que al hijo nadie le va a estar vendiendo drogas ni nadie lo va a secuestrar.

En mi edificio [en Miami], a pesar de los años que estuve allí…conocía de vista a algunas personas, pero la gente vive de puertas cerradas. Es otro tipo de ambiente. Y en Cuba usted ve a un niño en la calle con el papá, y usted no lo conoce pero dice, “¡Ay, que niño más lindo!” Y le pasa la mano por la cabeza, lo carga y lo que sea, que eso es una cosa completamente normal. Aquí no. Aquí tiene que tener mucho cuidado con esas cosas.

Lo otro es que hay determinados barrios en Miami donde las personas que viven allí son de una raza únicamente, o el gran por ciento. Y la gente le dice, “Mira, de aquí para allá no pases porque tú pareces blanquito y esto es un barrio de morenos con gangas”. Eso me chocó bastante, porque en Cuba vivimos con una mezcolanza total.

Lo otro que noté —o sea, leyendo la historia de Cuba, y por las historias de familiares— es que uno ve a gente como Esteban Ventura,2 el famoso torturador de la policía de Batista, quien vino para Miami cuando el triunfo de la revolución. Entonces puede caminar por esas esquinas por donde estos mismos personajes se pasearon libremente. Tuve la oportunidad de observar a Orlando Bosch,3 tenerlo bastante cerca y mirarlo, y saber que fue unas de las personas que mandaron poner una bomba en un avión cubano que mató a 73 personas. Son experiencias que…uno se siente…cuesta hasta trabajo describirla.

Estoy hablando de mis experiencias personales. Pero los otros cuatro tuvieron enormes experiencias también, tantas o más que yo. Las experiencias de ellos fueron muy similares a las mías. El “hueco” en que estuve yo en Lompoc no fue el mismo que donde estuvieron ellos, pero el de ellos era tan malo o peor que donde estuve yo.

Un detallito más sobre Miami. En medio de todo ese “ambiente” de miedo y de intimidación y de lucro y de “Ahora sí dame dinero que vamos a tumbar a Castro”, la extorsión que ellos usan en contra de sus enemigos,4 me llamó la atención ver a una gran cantidad de cubanos o de cubanoamericanos, incluso nacidos en este país, y de latinoamericanos también, luchando para que estos países, Cuba y los Estados Unidos, tengan una mejor relación, una relación mutuamente respetuosa, saliendo de su historia de intriga, de desencuentros y de tensiones. Me llamó mucho la atención porque sé que esto lo hacen a expensas de perder hasta sus propias vidas.

[Eulalio] Negrín, asesinado por Omega 7 en New Jersey, perdió su vida por oponerse a ese grupo de personas. La revista Réplica, la oficina de Marazul.5 Todos estos bombazos que han sufrido estas personas, víctimas nada más por pretender que Cuba y los Estados Unidos tengan una relación más respetuosa, que los cubanos aquí tengan el derecho de viajar allá para compartir con sus familiares. Fue como un rayo de esperanza saber que no todo Miami es esa mafia asfixiante, recalcitrante y extremista, sino que hay muchas otras buenas personas también.

Landau: Héctor Pesquera lo interrogó. En su opinión, ¿que motivación tenia él?

Hernández: Yo no sé si él aspiraba a un cargo mayor, o qué tipo de ventaja o quizás determinado tipo de ventaja económica. El pasó a la práctica privada. Asesor de puertos y aeropuertos creo. Me consta que él quería ganarse el favor de las personas que controlan la “Republica de Miami”. Como le decía, el FBI había quedado muy mal parado con la experiencia aquella de Roque y los Hermanos al Rescate.6

Escuche los programas radiales de micrófono abierto. Las personas se quejan: “¡El FBI nos ha traicionado! ¡Estaban espiando a los Hermanos al Rescate!” Entonces uno de sus motivos, yo pienso, ha sido de tirarles un pedazo de carne a las fieras para que se contenten. Como decirles, “Miren, ustedes dicen que no hicimos nada, pero agarramos a esta gente”.

En el caso de Pesquera, por algunas cosas que he leído, es posible que sus propias convicciones sean bastante extremistas y bastante pro-mafia cubanoamericana. Pienso que para él quizás fue un placer muy grande hacerlo. Y tanto él como otros funcionarios del FBI, al final del juicio, celebraron el triunfo con Basulto y con esa gente. O sea, no es nada raro eso.

Landau: ¿Y usted jugó un papel clave en el regreso de Roque?

Hernández: Sí, jugué un papel. El gobierno de los Estados Unidos quiere demostrar que el regreso de Roque tenía que ver con el derribo. Eso es absolutamente falso. Está en la evidencia que el regreso de Roque era algo que estaba planificado desde hacía más de un año antes. Hoy en día esa confusión persiste. La fiscalía fue lo suficientemente inteligente como para sacar algunas comunicaciones de la evidencia que se referían a la Operación Venecia —que era del regreso de Roque— y hacer ver como que se referían a la Operación Escorpión, la operación para la prevención de la violación del espacio aéreo de Cuba.

Un ejemplo claro es de un mensaje en que yo, respondiendo a una solicitación de Cuba, les digo que para mí es un honor haber contribuido con un granito de arena a una operación que fue exitosa. Eso esta súper claro en la evidencia que es en referencia a la Operación Venecia, la de Roque. El gobierno está usando eso como la única evidencia de que yo tuve algo que ver con el derribo, sabiendo que eso no era en referencia a la Operación Escorpión. Nuestros abogados saben eso, pero desgraciadamente, por la manera en que trabaja este sistema de justicia, nosotros en este momento no podemos perder tiempo ni espacio en aclararlo.

La fiscalía lo mezcló a propósito para que crear una nube. Pero ni siquiera hemos podido aclarar ese punto todavía porque tenemos limitación de páginas, limitación de argumentos, limitación de todo. Espero que en algún momento se aclare. Tampoco es tan esencial, porque aún con esa confusión está demostrado que yo no tuve nada que ver con eso. Pero no quisiera ni conceder eso, porque en realidad no fue así tampoco. Pero sí, en el regreso de Roque jugué un papel.

Landau: ¿Específicamente?

Hernández: Cuba quería que Roque regresara a Cuba para revelar toda la información que tenía acerca de Hermanos al Rescate: sus verdaderas intenciones, explicar que no era una organización humanitaria, sino que están envueltos en la compra de armas.

Pero no se pudo hacer en tiempo y coincidiera que Roque regresara por esos días del derribo. Pero existe un mensaje en la evidencia en que Cuba le dice a Roque que él puede regresar el 23 o el 27, porque en esos dos días había vuelos para el lugar adonde él iba primero. Y los vuelos de Hermanos al Rescate eran para el 24. Eso esta clarito en la evidencia. Entonces, si lo de Roque tenía que ver con el derribo, ¿cómo le van a decir a él que puede regresar el 27 si todo el mundo sabía que los vuelos iban a ser el 24?

Eso es una pieza en la evidencia que desmiente a los que dicen que lo de Roque tuvo algo que ver con el derribo. Pero el gobierno de los Estados Unidos no quiere tocarla, no quiere hacer referencia a eso, porque eso afecta la historia que inventaron. En esencia, a Roque hubo que sacarlo con toda una serie de medidas de seguridad, y allí fue donde tuvimos que hacer nuestro aporte. Pero le puedo asegurar que lo de Roque no tenía nada que ver con el derribo. Era una operación completamente diferente a la que tenía que ver con los Hermanos de Rescate.


1. Entre 1975 y 1991 más de 375 mil voluntarios cubanos respondieron a la solicitud del nuevo gobierno independiente de Angola para ayudar a defender ese país de las invasiones de las fuerzas armadas del régimen sudafricano del apartheid. Entre ellos estuvieron Gerardo Hernández, Fernando González y René González.

2. Esteban Ventura fue coronel en la policía de la dictadura de Fulgencio Batista, la cual era apoyada por Washington.

3. Orlando Bosch, Luis Posada Carriles y otros contrarrevolucionarios fueron implicados en el ataque dinamitero a un avión cubano de pasajeros sobre Barbados. Murieron las 73 personas a bordo del avión, incluidos 17 miembros del equipo juvenil de esgrima de Cuba.

4. Landau señala que Hernández se refiere a exiliados cubanos tales como Guillermo Novo y Pedro Remón, quienes fueron implicados junto a Posada en un atentando contra Fidel Castro en Panamá en noviembre de 2000.

5. Eulalio José Negrín, director de un centro de servicios para inmigrantes cubanos, fue acribillado a muerte en Union City, Nueva Jersey, en noviembre de 1979, acto al que se atribuyó el grupo contrarrevolucionario Omega 7. Negrín era miembro del Comité de los 75, un grupo que abogaba por un diálogo con el gobierno cubano. La revista Réplica, dirigida por Max Lesnik y editada en Miami por casi 20 años, abogaba en público por el fin del embargo norteamericano contra Cuba. Sus oficinas en Pequeña Habana fueron objeto de 11 ataques dinamiteros derechistas. Las oficinas en Miami de Marazul, agencia que organiza viajes a Cuba, fueron objeto de dos ataque incendiarios en agosto de 1996.

6. Juan Pablo Roque, antiguo piloto de la fuerza aérea cubana, se fue de Cuba para Estados Unidos en 1992. Fue uno de los revolucionarios cubanos que se introdujeron en Hermanos al Rescate para recoger información sobre sus actividades.

Salió de Miami para La Habana el 23 de febrero de 1996, un día antes de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba derribaran dos aviones pilotados por Hermanos al Rescate cuando invadieron el espacio aéreo cubano de manera provocadora. Roque había volado en misiones de ese grupo, y también le había pasado información sobre el grupo al FBI. Dos días después del derribo, apareció en la televisión cubana, donde ofreció detalles sobre cómo Hermanos al Rescate estaba planificando ataques terroristas contra Cuba.

7. José Basulto es jefe de Hermanos al Rescate, un grupo contrarrevolucionario cubanoamericano que se autodenominaba organización humanitaria dedicada a rescatar a “balseros” cubanos.

 
 
 
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