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Vol. 73/No. 23      22 de junio de 2009

 
3 millones desplazados
en Guerra de Pakistán
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
8 de junio—La ofensiva militar paquistaní respaldada por Washington contra las fuerzas talibanes en el noroeste del país ha sido devastadora para el pueblo trabajador de la región.

Los informes noticiosos indican que las bajas civiles son elevadas y millones de personas sido desalojadas. Las capas más empobrecidas se ven amenazadas con enfermedades y hambruna a un nivel generalizado.

El ejército pakistaní ha estado en guerra intermitentemente contra las fuerzas talibanas, asentadas en el valle Swat, durante los últimos dos años. El más reciente acuerdo de paz entre Islamabad y los talibanes de Swat, dirigidos por Maulana Fuzlullah, se desbarató cuando los islamistas comenzaran a extender sus operaciones y control militares, incluyendo su penetración en el vecino distrito de Buner, a 60 millas de la capital.

A fines de abril el ejército pakistaní lanzó su más reciente ofensiva en el Bajo Dir y en Buner, distritos fronterizos con Swat, penetrando el distrito de Swat el 8 de mayo.

Unos 15 mil efectivos, respaldados por tanques, artillería y aviación, han bombardeado barrios y arrasado viviendas durante el mes pasado, provocando la huída de 2.8 millones de personas. Unos 550 mil personas ya habían sido desplazadas por las operaciones del ejército en la región desde agosto pasado, llevando el número total a mucho más de 3 millones.

Actualmente hay 265 mil refugiados internos en 19 campamentos apiñados y con escasos recursos, establecidos por grupos de ayuda internacional y por el gobierno.

Los otros 3 millones viven donde pueden. Algunos están viviendo con familiares, otros en refugios improvisados, tales como edificios escolares y tiendas de campaña distribuidas por toda la región fronteriza.

“Ahora que se acerca rápidamente la temporada de las lluvias torrenciales, hay más preocupaciones de un incremento en las enfermedades y muertes prevenibles debido a brotes infecciosos, como infecciones respiratorias agudas, diarrea aguda, malaria y meningitis”, dijo Daniel Baker, del Fondo de Población de la ONU, al diario pakistaní Dawn.

El ejército pakistaní se jactó a fines de mayo de que se apoderó del distrito de Buner y de Mingora, capital de Swat. El general Ashfaq Kiyani, jefe del ejército del país, dijo el 4 de junio que los vientos habían “cambiado decisivamente” a favor del ejército. Por otra parte, ninguno de los principales dirigentes de los altos dirigentes talibanes a nivel local ha sido capturado o matado.

El 6 de junio el ejército informó que habían muerto más de 1 300 combatientes talibanes. No ofreció cifras sobre las bajas civiles.

Un hombre de Mingora, que no quiso dar su nombre, describió a la IRIN, agencia noticiosa de la ONU, las condiciones en que había abandonado la ciudad. “Habíamos perdido la cuenta de los días y las noches, y aguardábamos la muerte. No había ni electricidad ni gas, ni siquiera agua. Los teléfonos móviles no funcionaban porque el ejercito había intervenido las comunicaciones”. Al final se fue con los nueve miembros de su familia después de haber presenciado “la aniquilación de la aldea de Teeraman Dehri, con unos 150 residentes… La aldea completa fue objeto de un fuerte ataque de misiles del ejército que mató a la población entera”.

Los que huyen del campo de batalla están expuestos a los ataques del gobierno y de los talibanes. Los que no tienen los medios para escaparse —un 20 por ciento de la población de Swat— continúan atrapados en el campo de batalla.

“Vi una familia, incluyendo personas mayores, caminando por las colinas”, dijo a Dawn el aldeano Gul Mohammad. La familia seguía la peligrosa ruta hacia el este desde Swat a Shngala. “Una mujer embarazada murió en el medio de una tormenta”. Aún muy lejos de su destino, la familia se vio obligada a regresar al campo de batalla, dijo.  
 
Toque de queda las 24 horas
Toda la zona de operaciones ha estado bajo un toque de queda de 24 horas, con solo breves respiros para permitir que algunos escapen o busquen alimentos.

En Mingora se levantó parcialmente el toque de queda por seis horas el 31 de mayo, por primera vez en 10 días. “Gracias a Dios que han levantado el toque de queda. Ahora podemos salir de la zona, porque si no, todos moriríamos de hambre”, dijo Mohammad Nisar a Dawn el 31 de mayo.

Los alimentos escasean en muchas partes de la región. Se ha cortado el agua corriente, la electricidad y el gas para cocinar; y no hay instalaciones médicas o comunicaciones en funcionamiento.

“Me siento increíblemente alentada por la voluntad del pueblo pakistaní, el gobierno y el ejército”, dijo la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton, en una entrevista con USA Today el 1 de junio.

En un editorial publicado el 3 de junio con el título “Una victoria en Pakistán”, el Wall Street Journal no hizo otra cosa que elogiar la ofensiva militar. “El éxito en la limpieza de Buner y Swat, que podrían estar bajo el control del gobierno en cuestión de días, muestra que el ejército puede sostener este tipo de campaña… La noticia aún mejor es que los pakistaníes dicen que el ejército no va a pararse en Swat. Ahora vendrá una ofensiva en Waziristan”.  
 
 
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