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Vol. 73/No. 6      16 de febrero de 2009

 
Cuba: ex trabajadores azucareros debaten
retos de aumentar producción alimenticia
Obreros en cooperativa en provincia de La Habana evalúan progreso en transición
a nuevos empleos cultivando alimentos para reducir dependencia de importaciones
(especial / Segundo de dos artículos)
 
POR JONATHAN SILBERMAN,
MARTÍN KOPPEL
Y MARY-ALICE WATERS
 
MADRUGA, PROVINCIA DE LA HABANA, Cuba— El año 2008 trajo tanto cambios importantes como nuevos desafíos para los agricultores y los trabajadores que se dedican a la agricultura de Cuba.

Entre enero y septiembre, los agricultores, el pueblo trabajador y su gobierno revolucionario empezaron a aplicar una serie de medidas encaminadas a aumentar la producción de alimentos y reducir las importaciones, que representan un 60 por ciento de los alimentos consumidos en la isla.

En los últimos meses del año, tres huracanes devastadores asolaron la isla: Gustav y Ike a fines de agosto y principios de septiembre, seguidos en noviembre por Paloma, que arrasó las provincias orientales. Desde entonces, con más de 90 mil viviendas totalmente destruidas que aún quedan por reconstruir y escaseces de alimentos que continúan, todos los esfuerzos se han dirigido a lograr la recuperación más rápida posible.

Los tres ciclones causaron más de 10 mil millones de dólares en daños. Esta destrucción agravó las consecuencias económicas del aumento galopante del costo de los alimentos importados en el primer semestre del año, combinado con el desplome de los precios en el mercado mundial del níquel, actualmente la principal fuente de ingresos en divisas para Cuba.

El ministro de economía José Luis Rodríguez informó a la Asamblea Nacional de Cuba a fines de diciembre que el crecimiento económico anual para 2008 fue del 4.3 por ciento, la mitad del 8 por ciento proyectado 12 meses antes. Fue uno de los años más duros que el país ha enfrentado en términos económicos, dijo, desde principios de los año 90, tras el colapso de la Unión Soviética y la pérdida del 85 por ciento de los acuerdos comerciales internacionales de Cuba.  
 
Medidas del gobierno
En los primeros meses de 2008 el gobierno tomó una serie de medidas para aumentar la producción de alimentos. Entre otras cosas:

En sus intentos incesantes de “descubrir” y fomentar divergencias políticas entre el antiguo presidente cubano Fidel Castro y su hermano Raúl, quien fue electo presidente en febrero de 2008, voceros de gobiernos y comentaristas de los medios de difusión burgueses han atribuido la promulgación de estas y otras medidas a la supuestamente mayor disposición “pragmática” de Raúl a introducir relaciones de mercado capitalistas. Muchos artículos noticiosos han presentado las medidas que se tomaron en el último año como la anulación de políticas socialistas por las cuales ha abogado Fidel.

En realidad, las nuevas medidas no tienen nada que ver con el sistema capitalista de rentas e hipotecas, que para la gran mayoría de los pequeños agricultores en el mundo conduce inevitablemente a crecientes deudas y a ejecuciones hipotecarias. Las medidas se habían planificado desde hace mucho tiempo y probablemente habrían sido implementadas aún antes si Fidel no hubiera quedado incapacitado por su enfermedad en julio de 2006.

La reestructuración de la agroindustria azucarera, que el gobierno inició en 2002 y que el presidente Fidel Castro explicó ese año en un discurso importante a obreros azucareros, fue precursora y precondición de las medidas más recientes. Y, al igual que las actuales medidas, la reestructuración de la producción azucarera —que implicó el cierre de 90 de los centrales azucareros menos productivos del país y la reasignación de 3.4 millones de acres (1.4 millones de hectáreas) de tierras, antes dedicadas al cultivo de caña, a la producción diversificada de alimentos— se llevó a cabo para beneficiar los intereses de los trabajadores y agricultores. Fue una de las medidas de mayor envergadura en la historia de la revolución.

(Ver “Reestructurando una industria: cuando los trabajadores deciden” en la edición de la semana pasada, así como dos artículos en los números de febrero y de marzo de 2004 de la revista Perspectiva Mundial, titulados “Reorganización radical de la industria azucarera cubana” y “Reestructuran industria azucarera: obreros explican cómo les afecta; programas amplían acceso a educación”).  
 
Retos que encaran los agricultores
Para aprender más sobre los retos de la producción alimentaria, frente a los cuales se aplicaron las medidas recientes, un equipo de reporteros del Militante acompañó a Miguel Toledo, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros (SNTA), y a Enrique Fernández, miembro del secretariado del SNTA que atiende las relaciones internacionales, en una visita a la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Juan Abrantes en el municipio de Madruga, provincia de La Habana.

Hasta 2002 la cooperativa Juan Abrantes se había dedicado exclusivamente a la producción azucarera. Era parte de una granja estatal más grande y suministraba caña al central azucarero Camilo Cienfuegos en Santa Cruz del Norte, que ya se cerró. Con la reducción y reorganización de esa industria, se destinó la finca a la cría de ganado para la producción cárnica y láctea, así como al cultivo de viandas, hortalizas, frutas y árboles. Pocos de los que optaron por sumarse a esa fuerza laboral habían tenido previa experiencia agropecuaria excepto en la caña.

Nuestra visita en febrero de 2008 coincidió con la asamblea obrera mensual en la cooperativa, a la cual fuimos invitados a asistir, escuchando mientras debatían los problemas que se proponían resolver. Los trabajadores expresaron su orgullo en lo que han logrado, al tiempo que se enfocaron en el reto de llevar a cabo la transición a sus nuevos empleos y aumentar la producción.

Si bien ha aumentado la producción, informó ante la asamblea Eugenio Pérez, administrador de la cooperativa, “no hemos cumplido la mayoría de las metas en nuestro plan económico”. La única excepción que destacó era la producción de carne, que excedió las metas del año.

“No podemos estar satisfechos de haber superado los resultados totales del año pasado”, dijo Dora Cairo, una de los trabajadores que tomaron la palabra. “Tenemos que cumplir nuestras metas actuales y seguir avanzando”.

Pérez dijo que las escaseces de suministros y equipos, con los cuales habían contado, eran factores fundamentales en el hecho que no habían alcanzado metas de producción. La falta de agua de riego ha retrasado la siembra, por ejemplo. “Aún no tenemos la bomba que pedimos” al ministerio del azúcar, apuntó Julio Ramón. El ministerio centraliza y prioriza los gastos de importaciones que necesitan cooperativas como la Juan Abrantes que siguen produciendo caña.

El año pasado, en sus esfuerzos por ahorrar combustible, los trabajadores aquí construyeron la caseta para una bomba eléctrica que pudiera reemplazar la vieja turbina de diesel. Meses más tarde, aún esperaban el transformador, así como a los trabajadores de la empresa eléctrica para armar y conectarlo.

La guerra económica del gobierno norteamericano contra Cuba agrava las dificultades de reemplazar el equipo anticuado y reducir el consumo de combustible. La falta de neumáticos, piezas de repuesto y servicio telefónico fueron planteamientos que se hicieron durante la amplia discusión de la asamblea sobre las ineficiencias que obstaculizan la productividad y suben los costos. Pérez informó que la cooperativa consume diariamente 10 litros de combustible, solo para entregar sus productos al poblado cercano de Aguacate, usando un tractor que traga combustible.

Además, solo hay un teléfono para toda la comunidad de más de 500 habitantes, con un límite mensual de 400 minutos para hablar. Entonces los trabajadores consumen aún más combustible para viajar a Bainoa, a tres millas de aquí, para tener acceso a un segundo teléfono.

“Estamos consumiendo combustible muy precioso cuando siguen aumentando los precios”, dijo Pérez. ¡Está claro que tiene más sentido traer un teléfono a la Juan Abrantes que llevar la UBPC al teléfono!

La técnica María Elena Rodríguez informó que la finca carece de un suministro adecuado de insecticidas y medicamentos para matar los garrapatas y gusanos intestinales que reducen el rendimiento de las vacas lecheras y que dejan las vacas flacas y anémicas. “También necesitamos acuartonamiento para ordeñar las vacas”, apuntó.

“El acuartonamiento lo podemos resolver inmediatamente”, contestó Pérez. Pero muchos otros problemas planteados son temas de prioridades nacionales relativas al desarrollo que no pueden resolver directamente los trabajadores en la cooperativa.

Por ejemplo, la tecnología telefónica en la zona es obsoleta, observó Heriberto Alfonso, secretario general del sindicato de trabajadores azucareros en la provincia de La Habana, quien participó en la asamblea. “La estamos reemplazando con tecnología digital. Pero ahora la prioridad son los municipios más grandes. Ya se han instalado equipos digitales en Madruga, y esperamos que pronto llegue aquí”.

“Necesitamos acuartonamiento [vallado]” para el forraje, dijo Raudelio Galván, jefe de la vaquería. “Pero ya sabemos cuál es el problema: hay que importar el alambrado”.  
 
Debate nacional
Temas como estos se han debatido en amplias discusiones por toda Cuba desde que el presidente Raúl Castro dio un discurso el 26 de julio de 2007 en la ciudad de Camagüey, donde planteó la necesidad de una evaluación crítica de “cuanta cosa hacemos… de transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en su momento, pero han sido ya superados por la propia vida”.

Después del discurso se organizaron unas 5 mil asambleas en centros de trabajo por toda la isla, dijo Toledo al Militante. Se debatieron problemas de carácter nacional como las diferencias de ingreso, el acceso desigual a las divisas, el transporte público inadecuado, la escasez y mala capacitación de maestros y la reducción en el número de médicos. Las asambleas también abordaron cuestiones locales tales como administradores incompetentes y servicios caros.

“Es con discusiones francas que podemos progresar”, dijo Toledo en sus palabras al final de la asamblea obrera, animando el tipo de discusión que se acababa de dar. “Hay que ser críticos. Es la forma de avanzar”.  
 
Avances en producción lechera
Uno de los renglones donde más se ha avanzado en la cooperativa Juan Abrantes en el último año es la producción lechera, tarea prioritaria a nivel nacional.

El gobierno cubano garantiza un litro diario para cada niño menor de siete años. También garantiza leche a los adultos con necesidades alimenticias especiales, entre ellos los mayores de edad y las mujeres embarazadas o lactantes. Y el gobierno busca aumentar la cantidad disponible para la población en general.

Durante la década de 1980, Cuba estaba produciendo unos 900 millones de litros de leche anualmente, señaló Raúl Castro en su discurso de 2007 en Camagüey. Con el inicio del Periodo Especial a principios de los 90 —la crisis económica precipitada por la pérdida abrupta de los mercados de importación y exportación tras la implosión del bloque soviético— se fue a pique la producción lechera.

Para satisfacer las necesidades de la población, el gobierno ha importado leche en polvo. Pero como con los alimentos en general, su precio ha aumentado bruscamente.

Castro calculó que si la producción nacional no seguía aumentando durante todo el año 2008, entonces, en base a los precios de julio de 2007, Cuba tendrá que destinar más de tres veces lo gastado en el 2004 solo en leche importada.

El presidente cubano también señaló los “procedimientos absurdos” según los cuales la leche producida en el país era transportada “cientos de kilómetros antes de llegar a un consumidor que residía, en no pocas ocasiones, a unos cientos de metros de la finca ganadera”. Una de las consecuencias de esto era el uso excesivo de diesel en momentos de altos precios de combustible.

En 2008 la producción nacional de leche subió un 16 por ciento respecto al año anterior, dijo Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, en un informe a la Asamblea a fines de diciembre. La Agencia Cubana de Noticias informa que ahora se vende leche producida a nivel local en 89 de los 169 municipios del país.

El rebaño vacuno nacional se mermó a la mitad durante los peores años del Periodo Especial, desde su punto máximo de 10 millones durante los años 80. La mayoría del ganado se murió de hambre, a raíz de la fuerte escasez de pienso y fertilizante. Hubo mucho robo y sacrificio ilegal de ganado que se vendía como carne.

Los miembros de la cooperativa Juan Abrantes están entre los que se empeñan en encarar el reto de revertir esta reducción.

“Empezamos con 16 cabezas de ganado en 2006. Desde entonces hemos comprado 190 y ahora, con la cría, ya tenemos 635”, informó Eugenio Pérez con orgullo evidente. “Y todo esto lo han hecho ex cañeros”.

“Hemos tenido que ir aprendiendo con los golpes”, dijo Galván, jefe de la vaquería de la UBPC, al diario cubano Trabajadores. Catorce trabajadores actualmente atienden 400 vacas. “Tenemos buenas tierras y pastos suficientes para incrementar significativamente la masa vacuna” y la producción lechera, y los trabajadores han avanzado mucho en la limpia del marabú, un arbusto espinoso, señaló Galván. Pero para lograr plenamente el potencial hay que recurrir a la inseminación artificial y al ordeño mecanizado, lo cual requiere más inversiones.  
 
Diversificación agropecuaria
Los trabajadores en la cooperativa Juan Abrantes producen una amplia variedad de alimentos, desde maní hasta plátanos, calabaza y boniato. Al igual que con la leche, la cooperativa suministra tanto para la comunidad local como para la red de distribución de alimentos de Cuba.

Los trabajadores están especialmente orgullosos de la producción de la piña. “La piña es nutritiva: cumple una necesidad importante”, dijo Amado Brito, director de la producción agropecuaria en la cooperativa. “Y obtenemos un buen precio”.

Pero su cultivo requiere un trabajo deslomador. Una de las medidas que tomó la dirección revolucionaria de Cuba para aumentar la producción fue establecer un sistema de pagos basados en resultados, el cual aumenta los salarios de los trabajadores que hacen el trabajo físico más arduo. Con este sistema, los trabajadores de la piña en la Juan Abrantes reciben unos 3 mil pesos cubanos al mes. Los trabajadores de la vaquería reciben entre 1 200 y 1 300 pesos, y otros trabajadores en la finca reciben entre 600 y 700. El salario promedio en Cuba es alrededor de 400 pesos al mes.

Los miembros del personal administrativo en la Juan Abrantes, quienes no pueden obtener estímulos de producción, reciben 480 pesos al mes. Nueve miembros de la cooperativa no trabajan en la producción, entre ellos cinco miembros del consejo directivo. Mediante las discusiones en sus asambleas, los trabajadores han decidido aumentar los salarios de los administradores para que reciban el salario promedio de los cooperativistas.  
 
Cooperativas UBPC
La Juan Abrantes es un tipo de cooperativa que se conoce como una Unidad Básica de Producción Cooperativa. Las UBPC se formaron en 1993 a partir de lo que antes eran granjas estatales. Pero a diferencia de las granjas estatales, los miembros de las UBPC son dueños de sus cosechas y las venden, sea al estado a precios fijados por el gobierno, sea a escuelas, hospitales, clínicas maternas y círculos infantiles locales, o directamente a la población. Los trabajadores reciben un salario vinculado a los resultados de la producción. Reciben un salario diario mínimo, suplementado por su parte individual del excedente que producen colectivamente.

La tierra sigue siendo nacionalizada. Al igual que toda la tierra en Cuba, no se puede vender, alquilar o usar como garantía para préstamos. Esto significa que —a diferencia de lo que pasó en Cuba prerrevolucionaria o lo que pasa hoy día con los agricultores agobiados por las deudas en los países capitalistas— los agricultores no pueden ser desalojados o sometidos a ejecuciones hipotecarias. No pueden perder el usufructo de la tierra.

La creación de las UBPC mediante el desmantelamiento y la reorganización de las granjas estatales hace unos 15 años resultó necesaria por las consecuencias perjudiciales de las políticas de planificación y dirección económica copiadas del régimen en la Unión Soviética. Estas políticas habían fomentado el crecimiento de una masiva burocracia. Por ejemplo, no era un hecho insólito que una granja estatal tuviera más personal en puestos administrativos que trabajadores en la producción. La eliminación de esta capa administrativa inflada y otros cambios abrieron la posibilidad de que los propios trabajadores y agricultores establecieran más control sobre la producción de alimentos y otros cultivos.

No obstante, las duras condiciones económicas durante lo peor del Periodo Especial, cuando se iniciaron estas cooperativas, y la depresión de los precios del azúcar en el mercado internacional, limitaron los avances que se registraron al hacer frente a la crisis de la agricultura cubana.

Un programa de desarrollo agropecuario que se estableció en 2007 trajo beneficios a las UBPC en la provincia de La Habana, según Julio Gómez, un dirigente provincial del Partido Comunista, citado en la edición de Granma del 30 de abril de 2008. Mejoraron el riego y el acceso a los fertilizantes, pesticidas y otros insumos.

Sin embargo, persisten problemas importantes, dijo Gómez. De los 132 UBPC en la provincia, 58 no sufragan sus costos de producción. Esa es también la situación de más de la mitad de estas cooperativas a nivel nacional.

La Juan Abrantes es una de las UBPC más eficientes en la provincia de La Habana. “Como siempre, es una cuestión de dirección”, dijo Toledo. Por los avances que se han hecho aquí, la cooperativa ha estado captando nuevos miembros en años recientes. La fuerza laboral era de 40 en 2002, cuando empezó la reorganización de la agroindustria azucarera. Ahora es de 153.

Al mismo tiempo, muchas UBPC o bien se han consolidado con otras cooperativas o se han disuelto.

Los trabajadores en la Juan Abrantes siguen siendo miembros del sindicato azucarero. Cuando preguntamos a un grupo de cooperativistas si se consideraban trabajadores o agricultores, contestaron enfáticamente, “¡Somos trabajadores!”

De los 153 miembros, 38 son mujeres. Las mujeres son el 60 por ciento de los miembros del consejo directivo de la UBPC, y tanto la secretaria del sindicato como la secretaria del núcleo del Partido Comunista de Cuba en la cooperativa son mujeres.

“Esto refleja el papel dirigente de las mujeres en el sindicato a nivel nacional”, observó Toledo. “Las mujeres son el 21 por ciento de los miembros del sindicato pero son el 32 por ciento de su dirección. Dos de los seis miembros del secretariado nacional son mujeres”.

En su conjunto, las UBPC y las granjas estatales representan el 65 por ciento de la tierra cultivada en Cuba, pero solo el 35 por ciento de la producción agropecuaria.

Los pequeños agricultores son más productivos. Trabajan aproximadamente un tercio de la tierra cultivable del país, pero son responsables de más de la mitad de la producción agropecuaria.

La cantidad de tierra cultivada en Cuba bajó en 33 por ciento entre 1998 y 2007, dijo el presidente Raúl Castro a la Asamblea Nacional en julio pasado. Con las nuevas medidas de distribución de tierra se busca frenar y revertir esta tendencia, aumentando el número de pequeños agricultores y la superficie que cultivan, al tiempo que la dirección aborda el reto más difícil de convertir las UBPC en principal fuente de alimentos en Cuba.

Los estragos de los huracanes del año pasado impactaron gravemente la velocidad con que se van realizando estos objetivos. Pinar del Río y la Isla de la Juventud en el oeste —que se encuentran en el trayecto histórico de los huracanes— quedaron especialmente asolados. En el este, Holguín y Las Tunas, que estaban menos preparados para los daños que sufrieron, también fueron gravemente afectados.

Actualmente está en marcha un esfuerzo nacional de reconstrucción, incluida la reparación y construcción de viviendas, limpieza y movilizaciones de trabajo voluntario en la agricultura. En un espacio de cuatro meses, se había reparado el 22 por ciento de las viviendas dañadas, que sumaban medio millón.

A pesar de los efectos combinados de los huracanes, las consecuencias continuas del embargo comercial norteamericano y la aceleración de la contracción de la economía capitalista mundial, la producción agropecuario creció en un 1.6 por ciento en 2008, dijo el ministro de economía, José Luis Rodríguez, a la Asamblea Nacional en diciembre.

A medida que continúan estos esfuerzos, las experiencias de trabajadores como los de la UBPC Juan Abrantes y las lecciones que han aprendido formarán parte de la amplia discusión nacional mediante la cual se está preparando el próximo congreso del Partido Comunista, programado para fines de 2009.
 
 
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