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Vol. 73/No. 6      16 de febrero de 2009

 
Washington duplicará
tropas en Afganistán
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
La Casa Blanca y el Pentágono planean casi duplicar las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán durante el próximo año, en un intento de cambiar el curso de su guerra contra las fuerzas islamistas en ese país y en el noreste de Pakistán.

Para afrontar la magnitud del reto, los imperialistas también han limitado sus objetivos políticos en Afganistán. Las elecciones presidenciales en ese país han sido aplazadas unos cuatro meses, hasta el 20 de agosto, dado que las fuerzas militares norteamericanas, de la OTAN y afganas no han logrado establecer su control en la mayoría del país.

Los efectivos de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán suman al menos 62 mil, de los cuales entre 32 y 34 mil son norteamericanos. El gobierno de Estados Unidos está contemplando planes para incrementar esa fuerza en unos 30 mil más, incluyendo cuatro brigadas de combate adicionales.

Al mismo tiempo, altos funcionarios norteamericanos están barajando planes para continuar la reducción de los 140 mil efectivos estadounidenses en Iraq, donde Washington ha avanzado en el establecimiento de un gobierno aliado relativamente estable. Pero continúa en duda cuántos más va a retirar y con qué rapidez.

El presidente Barack Obama ha declarado públicamente que piensa cumplir su promesa electoral de retirar a las tropas norteamericanas de Iraq durante los próximos 16 meses, excepto las que se necesiten para adiestrar las fuerzas iraquíes, ofrecer medidas de “seguridad” y luchar contra “los terroristas”.

Sin embargo, el jefe del estado mayor del ejército, el general George Casey, dijo el 14 de enero que prevé que el número combinado de tropas desplazadas en las dos guerras “aumente ligeramente y permanezca a ese nivel hasta casi mediados de 2010”, lo que significa que se va a enviar un mayor número de efectivos a Afganistán que los que van a retirar de Iraq. El secretario de defensa de Estados Unidos, Robert Gates, y otros altos oficiales militares han discrepado con el plazo de 16 meses y han dejado claro que creen en una perspectiva a largo plazo para las tropas estadounidenses en Iraq.

Afganistán ha sido objeto de décadas de pillaje imperialista, así como una guerra de 10 años entre fuerzas soviéticas y los combatientes derechistas muyahidin respaldados por Washington, la cual diezmó la agricultura e infraestructura económica del país, seguida de otra guerra civil destructiva entre las facciones muyahidin rivales.

El opio es la gran mayoría de los productos de exportación de Afganistán, un negocio de 3 mil millones de dólares al año. Y continúa siendo una de las principales fuentes de divisas para los talibanes, quienes obtuvieron casi 100 millones de dólares el año pasado, según la ONU. Las fuerzas norteamericanas y de la OTAN anunciaron en diciembre su decisión de hacer atacaron directamente a los capitalistas dedicados al narcotráfico que financian a los talibanes.  
 
Buscan más tropas de la OTAN
Altos funcionarios norteamericanos están pidiendo a sus aliados europeos en la OTAN que contribuyan más a la fuerza imperialista en Afganistán. Piden más tropas, que muchas potencias aliadas eliminen restricciones que limitan sus tropas a las zonas más seguras del país, y más fondos y otros recursos para adiestrar y equipar a las fuerzas militares y policiales afganas.

Hervé Morin, ministro del exterior francés, rechazó el 21 de enero enviar más tropas francesas, aún antes de que la nueva administración estadounidense planteara esta cuestión. La respuesta de otras potencies europeas está por verse.

El aplazamiento de las elecciones significa que el presidente afgano Hamid Karzai continuará en su cargo al menos cuatro meses más. Hay señales de que Washington no está satisfecho con el gobierno de Karzai, pero que no cuenta con una mejor alternativa.

Karzai ha criticado a Washington por, entre otras cosas, debilitar la autoridad del gobierno central del país, que continua débil, al solicitar el apoyo de diversos gobernantes rurales, basados en latifundistas, que controlan distintas zonas del país por medio de sus propias milicias.  
 
 
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