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Vol. 73/No. 2      19 de enero de 2009

 
¡Por una Palestina democrática y laica!
(artículo principal/editorial)
 
Los trabajadores de todo el mundo deben exigir la retirada inmediata de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y el cese de los bombardeos; exigir que se abran todos los cruces fronterizos a Gaza y se levante el bloqueo económico para que puedan entrar provisiones médicas vitales y alimentos.

También debemos exigir que Washington cese su ayuda masiva a Israel. Washington jugó un papel importante en el establecimiento del estado de Israel en 1948 en tierra que pertenecía a los palestinos. La meta era tener en el Medio Oriente un aliado firme de las potencias imperialistas para ayudar a mantener la dominación de las masas árabes. Para hacerlo cientos de miles de judíos fueron convencidos a emigrar a Israel donde, les dijeron, que estarían a salvo de los horrores que habían vivido durante el holocausto.

En 2005 Israel retiró sus tropas de ocupación y sus colonos de Gaza y la Margen Occidental y permitió que la Autoridad Palestina tomara control del gobierno local. Pero Tel Aviv rechaza cualquier paso hacía una genuina autodeterminación para los palestinos, ya sea el derecho de regresar a su tierra o el derecho a ser tratados cómo iguales en el empleo, el uso de la tierra o las libertades culturales y religiosas.

El hecho de que 60 años después de su fundación el estado de Israel tiene que ir a la guerra otra vez para mantener la expulsión forzosa de la mayoría palestina es una confirmación más de su fracaso cómo “tierra prometida” para los judíos. Israel puede sobrevivir solamente continuando la lucha contra el pueblo palestino.

Los regímenes en Egipto, Arabia Saudita y Jordania han sido cómplices con Israel en el ataque contra Gaza, culpando a Hamas del asalto israelí. Fatah, el grupo palestino que Hamas desplazó del poder en Gaza en 2006, ha dispersado manifestaciones en solidaridad con Gaza realizadas por palestinos en la Margen Occidental.

El reto que enfrentan los trabajadores en la región —árabes y judíos— es cómo organizar una lucha eficaz en contra de los gobernantes israelíes. Este curso, la lucha por una Palestina democrática y laica, representaría una amenaza mortal para los regímenes burgueses árabes de la región.

Ni Fatah ni Hamas están dirigiendo un lucha de este tipo hoy y están bloqueando la capacidad de los trabajadores y agricultores de movilizarse en una lucha eficaz para reconquistar su tierra y sus derechos.

El camino hacia delante puede salir solamente de la respuesta de nuevas generaciones de trabajadores y jóvenes en la lucha por tierra, trabajos, uniones, la libertad de los prisioneros políticos, el fin de las leyes discriminatorias, por los derechos de las mujeres y en última instancia la lucha contra el dominio capitalista. Tal curso podría unir y movilizar a los trabajadores y agricultores, tanto a los palestinos como a los judíos. Ofrece la única solución realista al conflicto permanente que el imperialismo mundial impuso en 1948 a los trabajadores del Medio Oriente. Luchar hoy para sacar las tropas israelíes de Gaza y poner fin al bloqueo económico son pasos claves para abrir espacio político para los trabajadores y jóvenes en los territorios y en Israel mismo a una nueva generación de luchadores.
 
 
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