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Vol. 72/No. 22      2 de junio de 2008

 
‘Enrique Carreras, el más combativo
en la aviación de Cuba revolucionaria’
Gral. Arnaldo Tamayo habla en mitin en La Habana
sobre libro de líder revolucionario
(especial)
 
A continuación publicamos las palabras del general de brigada Arnaldo Tamayo en un evento, celebrado el 14 de febrero durante la Feria Internacional del Libro de La Habana, en el que presentó Por el dominio del aire: Memorias de un piloto de combate, 1943-1988 por el general de división Enrique Carreras.

A Carreras, de 86 años y aún en activo, se le considera el padre de la fuerza aérea de Cuba revolucionaria. Como oficial en la fuerza aérea cubana antes de la revolución, él se opuso al golpe de Fulgencio Batista en 1952 y fue colaborador dentro de las fuerzas armadas del Movimiento 26 de Julio, que bajo la dirección de Fidel Castro estaba combatiendo contra la dictadura apoyada por Washington. Fue arrestado en septiembre de 1957 por participar en un complot militar contra el régimen. Excarcelado con el triunfo revolucionario de enero de 1959, Carreras se incorporó al esfuerzo para forjar la fuerza aérea del nuevo gobierno revolucionario. En Haciendo historia: entrevistas a cuatro generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, publicado por la editorial Pathfinder, se incluye una entrevista con Carreras que describe su vida y su participación en el movimiento revolucionario.

En sus palabras, Tamayo relata que Carreras fue su maestro cuando se incorporó a la fuerza aérea revolucionaria a principios de los años 60. Hoy, jefe de la dirección de relaciones internacionales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Tamayo se hizo célebre por todo el mundo en 1980 cuando, como parte del programa espacial de la Unión Soviética, fue el primer cosmonauta cubano y el primer afrodescendiente que participó en una misión espacial.

En el evento del 14 de febrero también se presentó Pombo: un hombre de la guerrilla del Che, por el general de brigada Harry Villegas, quien habló en el panel. Villegas, conocido por su nombre de guerra de Pombo, es vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana. Sergio Ravelo e Iraida Aguirrechu de la Editora Política, la casa editorial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, hicieron comentarios introductorios. Editora Política publicó nuevas ediciones de los dos títulos que fueron subsidiadas por el Instituto Cubano del Libro como parte de su Plan Especial para poner libros a la disposición del pueblo cubano de manera amplia (ver artículo sobre el evento en el Militante del 3 de marzo).

Los subtítulos son del Militante.

POR ARNALDO TAMAYO  
Para mí es una tarea difícil tener que hablar del general de división Enrique Carreras Rolas, y más cuando están aquí sus familiares más allegados, entre ellos sus hijos, que lo conocen mejor que todos nosotros.

Carreras es uno de los hombres combatientes de la Revolución Cubana que tienen páginas bellas y gloriosas que mostrar. Es uno de los combatientes que han tenido el privilegio de pasar a la historia. Y no solamente por ser combatiente, sino por lo que acaba de decir Ravelo: por su modestia, por su sencillez y por su entrega total a una causa.

Oímos hablar mucho de combatientes que han sobresalido en la lucha guerrillera, en los combates internacionalistas, en diferentes esferas de la defensa. Pero cuando hablamos de la defensa de nuestros cielos, de los combatientes del aire, Carreras debe guardar un lugar especial en esa historia. Sin la historia de Carreras creo que sería difícil lograr hacer una historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, ni mucho menos de la fuerza aérea.

Digo que es difícil para mí, porque estamos ante una figura excepcional. Me enteré, leyendo el libro, que Carreras se inicia en la fuerza aérea cuando yo nazco: él se inicia en 1941, yo nazco en 1942. Ya desde entonces estaba formándose como piloto. Muchos años después, yo logré conocerlo. Después les puedo narrarles algunas anécdotas sobre esta compleja profesión que es la de ser piloto de combate.

En su historial profesional él acumula grandes méritos, y el primero es el hecho de haberse convertido en un revolucionario integral, sobre todo en unos momentos muy difíciles, cuando el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y otras fuerzas revolucionarias luchaban por derrocar al tirano. El narra que el golpe de estado de Batista del 10 de marzo de 1952, para él fue un golpe, aún cuando servía en el ejército profesional. A muchos profesionales del ejército y de la fuerza aérea también los golpeó aquella violación de la constitución y los principios de la democracia.

A partir de ahí Carreras empieza a rebelarse contra las fuerzas represoras y contra el propio tirano. Ya ahí es cuando se vincula con células del Movimiento 26 de Julio y empieza a cooperar en cuanto a cómo derrocar a la dictadura. En esos trajines, se da el levantamiento del 5 de septiembre en Cayo Loco en Cienfuegos.1 Es uno de los pilotos vinculados al Movimiento 26 de Julio que interceden e incluso arrebatan la misión que tenían otros pilotos para cumplir la misión. De esta forma frustran el bombardeo indiscriminado que se iba a hacer contra la población de Cienfuegos, que se estaba sublevando. Era muy difícil determinar dónde estaban las fuerzas revolucionarias en Cienfuegos, porque el pueblo se tiró a las calles y se integró al movimiento del 5 de septiembre.

La masacre iba a ser tremenda. Pero Carreras y otros pilotos logran su propósito. Cuando reciben la misión de ir a bombardear a Cienfuegos, deciden arrojar las bombas y toda aquella metralla asesina en el mar. Ahí empieza su historia de revolucionario, de cooperante del Movimiento 26 de Julio.

El régimen lo sorprende conspirando, y lo sanciona un tribunal militar sumarísimo. El y un grupo más de conspiradores son encarcelados en la Isla de la Juventud, donde se vincula a actividades revolucionarios. No salen de la prisión hasta que triunfa la revolución el 1 de enero de 1959, cuando él y otros revolucionarios son liberados.

A partir de entonces Carreras empieza una nueva etapa de actividad revolucionaria. Continúa su formación como piloto, incrementa su capacidad de vuelo y asume nuevas tecnologías a medida que empezamos a recibir técnica soviética.  
 
Victoria en Playa Girón
Bueno, para no saltar etapas en su vida, un poco antes de recibir la técnica soviética viene Playa Girón.2 Con los escasos aviones que habíamos heredado de la fuerza aérea de Batista, con los pocos pilotos que teníamos en aquel momento, la revolución enfrenta la agresión mercenaria en Playa Girón.

Además de pocos, la mayoría de los aviones que volaban en esos momentos estaban en muy malas condiciones. Hay muchas anécdotas de que nuestros ingenieros, nuestros mecánicos, nuestros técnicos, para poner a funcionar los aviones tuvieron que ponerles hasta platinos de carro. Y en esas condiciones lo hicieron esos pilotos valerosos encabezados por Carreras, como jefe de uno de los grupos de ataque de nuestra aviación.

Los mercenarios tenían la supremacía no solo por el mar sino también en aviones. Muestra de ello es que la cantidad de aviones derribados superó la cifra de aviones que nosotros teníamos disponibles, que eran escasamente siete. Sin embargo, entre la artillería y nuestra aviación, derribamos 12 aviones. Actuaron cobardemente, porque realizaron la agresión con las insignias cubanas en sus aviones, y eso provocó incertidumbre entre nuestros pilotos y artilleros. A la hora de combatir, no se sabía si les estaban disparando a un amigo o a un enemigo. Eso complicó un poco más las cosas, hasta que se dieron cuenta, y por maniobras y señales de nuestros propios pilotos se pudieron identificar en el aire.

En la derrota final en esta batalla de Playa Girón, nuestra aviación jugó un papel importantísimo. Eso está bien narrado por Carreras aquí: tanto su participación como la de otros pilotos que arriesgaron la vida, no solo por el combate sino por el estado técnico de sus máquinas. Nuestros pilotos asumieron ese importante deber de defender la revolución, y conocemos los resultados finales: la derrota de los mercenarios en menos de 72 horas. Y Carreras cumplió una misión destacada en estos combates.

Posteriormente viene la época del desarrollo de la fuerza aérea, con más incremento en técnicas de diferentes designaciones procedentes de la URSS. Y ahí Carreras participa también en la planificación de los grupos que fuimos a estudiar a los diferentes países: Checoslovaquia, la Unión Soviética, China. Sus recomendaciones fueron muy importantes en cuanto a las características del personal que debía ir a estudiar: que los pilotos debían tener buenos reflejos, buena salud.

Recuerdo el primer examen médico en San Antonio de los Baños, a principios de 1961. Fue entonces que tuvimos la oportunidad de conocer por primera vez a Carreras. El dio muchas vueltas por el hospitalito, interesándose por las características de los pilotos, del personal joven que estaba allí, de 17, 18 años, procedentes de los Jóvenes Rebeldes.3 Las fuerzas armadas se inyectaron de esos jóvenes, que enriquecieron nuestras unidades.  
 
Sensibilidad humana
Hay una cosa muy simpática. En los libros médicos que heredamos del anterior ejército, había una afección médica que se llamaba “fealdad repulsiva”, que se usaba para prohibir que ciertas personas fueran personal de vuelo. Los médicos podían poner “fealdad repulsiva” al que tenía acne juvenil, por ejemplo. Al negro no lo dejaban calar mucho. Al que le caía mal al médico, ya con poner “fealdad repulsiva” era suficiente para eliminarlo.

Bueno, Carreras combatía esos conceptos extraños. A veces había compañeros muy buenos a los cuales les ponían “fealdad repulsiva”, y ahí iba Carreras a fajarse con los médicos. Les narro esto porque entra dentro de sus cualidades la sensibilidad humana, que siempre fue y es todavía su particularidad y su carisma.

Muchos jóvenes fuimos a formarnos como pilotos en diferentes países. En un año nos formamos como pilotos. En cursos acelerados aprendimos de la técnica de aviación, al igual que los técnicos y los ingenieros. Terminamos la parte inicial de la escuela en otros países, pero cuando regresamos a Cuba en mayo de 1962, como narra Carreras aquí, los pilotos más viejos, empezando por Carreras, se convirtieron en nuestros tutores. Porque éramos pilotos muy bisoños. Habíamos aprendido a aterrizar y a despegar, pero era muy diferente aprender los elementos combativos: la experiencia de combate aéreo, la agresividad que debe tener un piloto en el aire, entre otros.

Ustedes ven a Carreras así, tranquilito, sencillito. Pero en el aire era un león, cazando objetivos, con la velocidad de captar en cualquier momento de peligro, de acometer la ofensiva.

Y esas virtudes él nos las imprimió a nosotros, a los pilotos jóvenes. Tuvimos el privilegio de estar con él en la Crisis de Octubre en San Antonio de los Baños.4 Nosotros llegamos en mayo, y ya en octubre —gracias a las enseñanzas de él y de otros compañeros con alguna experiencia— en pocos meses pudimos estar en condiciones de asimilar las tácticas del combate aéreo, del dominio de técnicas complicadas.

Ahora, Villegas es alguien que realmente tiene experiencia en los combates terrestres. Pero los combates son diferentes. En todos los combates uno está expuesto a dar la vida. Pero en el aire, inclusive no hace falta estar en el combate para estar expuesto. En cada despegue, cada aterrizaje uno está sometido a la misma intensidad, al mismo rigor y al mismo peligro. Carreras nos enseñó eso. La ecuanimidad es también una virtud de él. Es muy ecuánime ante los problemas peligrosos. Eso lo narra él aquí; ustedes lo van a poder leer aquí en el libro.  
 
En primeras filas en octubre 1962
Todas esas características de Carreras las pudimos ver en la Crisis de Octubre. Recuerdo cuando se apareció el comandante en jefe [Fidel] por la madrugada en la base aérea de San Antonio de los Baños, en uno de los momentos más críticos de la Crisis de Octubre. Nos reunió a todos los pilotos. Dio la orden de abrir fuego al otro día contra los aviones que estaban volando por todos lugares de Cuba, explorando dónde estaban los cohetes estratégicos, qué aviones teníamos en la brigada aérea. Ya teníamos los MIG. Había un regimiento de MIG-21 que tenían los soviéticos. Y había cohetes antiaéreos.

Esa madrugada que llegó el comandante en jefe, nosotros estábamos durmiendo; estábamos acuartelados, por supuesto. El comandante nos dijo que había que amanecer montados en los aviones, con los aviones artillados, en la cabeza de la pista y listos para entrar en combate.

Por supuesto, el peligro que se corría era muy grande. [Raúl] Curbelo, el jefe de la fuerza aérea en aquel momento, decidió que los pilotos más experimentados, con un aval ya de Playa Girón, fueran los primeros en despegar, y después los bisoños que éramos nosotros. Por su experiencia, Carreras tuvo la suerte de estar en la primera fila de los aviones que debían despegar para enfrentar a aquella poderosa fuerza aérea. En la Crisis de Octubre, se pudo ver la cantidad de vuelos de exploración que realizó el gobierno norteamericano, y además la retaguardia que tenían reservada para el caso de una guerra total.

Nuestra aviación iba a enfrentarse en una situación de desventaja en cuanto a superioridad numérica del enemigo. Y la actitud de Carreras fue valiente, de ser de los primeros que estuvieron en posición uno.

Ese día por suerte no volaron sobre Cuba los aviones yanquis, porque se iba a formar de verdad el tira-tira. Todos los pilotos teníamos la misma disposición de irnos al aire y darle la merecida pela que se merecían los agresores.

Esa fue la Crisis de Octubre.

En los años siguientes, hubo un incremento de la tecnología en nuestra fuerza aérea; obtuvimos nuevos aviones. Recibimos los aviones caza MIG-15 y MIG-17, después los MIG-21 F-13. Luego los siguientes tipos de aviones: el MIG-19, las otras variantes del MIG-21, el MIG-23 y finalmente el MIG-29. Y también diferentes tipos de helicópteros y de aviación del transporte.

Hay pocos pilotos en la fuerza aérea que pueden dominar y volar todos los tipos de aviones que ha tenido nuestro país. Uno de ellos era Enrique Carreras Rolas. Pocos tenemos ese privilegio. Porque cada avión tiene sus particularidades, su forma de pilotear. El se convirtió en un as de la aviación cubana.

Después, por sus problemas de salud, no pudo seguir volando aviones caza, pero hasta el último momento estuvo volando aviones de transporte de diferentes tipos. El se sentía y se siente un hombre del aire, porque es un profesional de la fuerza aérea. Pienso que todavía hace sus vuelos mentalmente. Es un hombre del aire que nació y fue criado para convertirse en uno de nuestros héroes que siempre nos han defendido, para que nuestro cielo se mantenga azul y limpio de cualquier tipo de nave enemiga.

Por eso tiene un gran valor histórico su participación en la formación de nuestra fuerza aérea, que se convirtió, después de Estados Unidos, en la fuerza aérea más fuerte del continente. Ningún país latinoamericano tiene ni va a tener el poderío de fuego y la valentía que nuestra fuerza aérea demostró en Angola, en Etiopía y en otros países. Nuestros pilotos estuvieron en el Congo, en Yemen, y estoy seguro que todos ellos llevan las enseñanzas de Enrique Carreras Rolas como maestro del aire.5 De alguna manera u otra volamos todos con él. El nos controlaba, nos inspeccionaba.

Yo nunca oí de Enrique Carreras Rolas, ni conmigo ni con ningún piloto, una ofensa. Si tenía que decirte los errores del vuelo, te lo decía con una modestia, con una tranquilidad y con un espíritu revolucionario tremendo.

Esa es la característica del gran hombre que ha escrito este libro. Es el hombre más honesto que uno puede haber conocido, el más humilde, el más tranquilo, el más decente.

Pero además, es el más combativo que nosotros hemos conocido en la aviación de combate.


1 El 5 de septiembre de 1957 se produjo un levantamiento contra la dictadura de Batista en la ciudad de Cienfuegos, en el sur de la región central de Cuba, dirigido por fuerzas desafectas de la marina de guerra y por el Movimiento 26 de Julio. Muy pronto se incorporaron trabajadores y jóvenes de la ciudad. La rebelión, concebida como un levantamiento nacional por elementos antibatistianos en las fuerzas armadas, quedó aislada y limitada a Cienfuegos, y el régimen muy rápidamente la aplastó. Muchos cayeron en combate o fueron ejecutados.

2 El 17 de abril de 1961, unos 1 500 mercenarios nacidos en Cuba invadieron la isla en la Bahía de Cochinos sobre la costa sur. Esta acción, organizada por Washington, iba dirigida a establecer un “gobierno provisional” que inmediatamente pediría la intervención directa del gobierno norteamericano. No obstante, las milicias, policías y fuerzas armadas revolucionarias derrotaron a los invasores en menos de 72 horas, y estos nunca lograron establecer siquiera un punto de apoyo. El 19 de abril los últimos invasores se rindieron en Playa Girón, el nombre con que los cubanos designan la batalla.

3 La Asociación de Jóvenes Rebeldes era una organización juvenil revolucionaria, formada en 1959 por el Departamento de Instrucción del Ejército Rebelde bajo la dirección de Ernesto Che Guevara. Fue uno de los predecesores de la Unión de Jóvenes Comunistas, fundada en 1962.

4 Ante la escalada de preparativos de Washington para invadir Cuba en la primavera y el verano de 1962, el gobierno cubano firmó un acuerdo de defensa mutua con la Unión Soviética. En octubre de 1962 el presidente estadounidense John F. Kennedy exigió el retiro de los misiles nucleares soviéticos instalados en Cuba tras la firma del pacto. Washington ordenó un bloqueo naval contra Cuba, aceleró sus preparativos de invasión y puso las fuerzas armadas norteamericanas en alerta nuclear. Millones de trabajadores y campesinos cubanos se movilizaron para defender la revolución. Tras un intercambio de comunicaciones entre Washington y Moscú, el 28 de octubre el premier soviético Nikita Jruschov, sin consultar al gobierno cubano, anunció su decisión de retirar los misiles.

5 Entre 1975 y 1989, más de 300 mil combatientes internacionalistas cubanos cumplieron misión en Angola, donde ayudaron a defender ese país contra una invasión sudafricana y una insurgencia apoyada por el imperialismo norteamericano, entre otros. En 1977 Cuba respondió a la solicitud del gobierno etíope para ayudar a derrotar una invasión, apoyada por Washington, del régimen en el país vecino de Somalia, encaminado a capturar la región del Ogaden. En 1965 Che Guevara encabezó una columna de más de 100 combatientes en el Congo para ayudar a entrenar fuerzas de liberación que combatían un régimen proimperialista instalado con apoyo de Washington. En los años 70, varios cientos de instructores militares cubanos entrenaron fuerzas en Yemen del Sur.  
 
 
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