Vol. 72/No. 15      14 de abril de 2008

Mi campaña hace un llamado al pueblo trabajador para solidarizarnos y apoyar activamente a los camioneros que están luchando contra el deterioro de su nivel de vida, la prolongación de sus horas de trabajo y las peligrosas condiciones de trabajo.

Al desarrollarse la crisis económica capitalista, los camioneros y todos los trabajadores enfrentamos crecientes niveles de desempleo y una inflación acelerada de necesidades básicas como los alimentos, el combustible y la renta.

Actualmente los choferes de camión están siendo devastados por el aumento disparado de los costos del combustible, mantenimiento y seguro. Los precios de diesel han alcanzado niveles récord. Las compañías de seguro parásitas condicionan las primas de seguro de los choferes a evaluaciones de su crédito, o sea que las tarifas de seguro aumentan conforme disminuye su capacidad de pagar a tiempo sus cuentas.

Los camioneros enfrentan condiciones parecidas a las de los obreros en las minas, la construcción y las plantas manufactureras por todo el país: un acelerado ritmo de producción y jornadas de trabajo más largas, lo cual compromete la seguridad de las condiciones de trabajo.

Cuando yo salga electo, emplearé la autoridad de la presidencia para apoyar las luchas de los choferes y de otros trabajadores para organizar sindicatos. Presentaré proyectos de ley que eximan a los operadores-propietarios de las leyes antitrust que les prohíben realizar huelgas.

Mi administración derogará todos los impuestos a la venta de mercancías, incluidos los impuestos al combustible, que son reaccionarios porque afectan desproporcionadamente al pueblo trabajador.

Nombraré a socialistas al Departamento del Trabajo quienes promulgarán aumentos automáticos a los salarios de los trabajadores, y a los pagos por carga que reciben los choferes, en correspondencia con la carestía. Al subir los precios del diesel, del mantenimiento o del seguro, el ingreso de los choferes subiría proporcionalmente para que se llevaran a casa la misma cantidad de dinero.

Mi administración pondrá fin a la manipulación de las estadísticas de inflación que subestiman mucho los crecientes costos del combustible y de otros productos esenciales. Los cálculos oficiales se basarán en lo que los trabajadores realmente pagan en la gasolinera o en el supermercado.

Presentaré proyectos de ley para crear un masivo programa de obras públicas que dará trabajo a millones de personas con salarios a escala sindical, a fin de reparar la infraestructura que se deteriora y que aumenta los peligros que enfrentan los camioneros todos los días. La desintegración de las carreteras y de los puentes también aumenta el desgaste de las llantas y los vehículos, incrementando los costos de mantenimiento que las grandes compañías de transporte les imponen a los operadores-propietarios.

Mi administración propondrá leyes para nacionalizar la industria energética, quitando de manos privadas estas empresas impulsadas por lucro, para administrarlas como empresas de servicio público para beneficio de la mayoría.

Lucharemos para abrir los libros de contabilidad de los monopolios del carbón y del petróleo a fin de revelar cómo estos monopolios comprometen la vida y el sustento de millones de trabajadores para beneficio propio. Exigiremos que las refinerías de petróleo, las minas de carbón y los puert os sean puestos bajo control obrero, a fin de garantizar condiciones de trabajo seguras, precios razonables y mejores salarios.

Los trabajadores no podemos llevar a cabo una lucha por estas demandas mientras sigamos atados a los demócratas y republicanos. Necesitamos un partido obrero basado en sindicatos combativos. Esta demanda es un elemento fundamental de la campaña que mi compañera de fórmula Alyson Kennedy y yo estamos librando.

Un partido obrero puede contender contra los partidos capitalistas en el terreno político y hacer sentir el peso del movimiento obrero en asuntos económicos y sociales. Las protestas y huelgas de los camioneros son un paso hacia la transformación del movimiento obrero para que sea capaz de luchar por los intereses amplios de la clase trabajadora en su totalidad.

Para reemplazar el poder estatal de la minúscula minoría de familias acaudaladas que gobiernan, debemos forjar un movimiento revolucionario de millones de personas. Ese movimiento establecerá un gobierno de trabajadores y agricultores que podrá empezar a organizar la sociedad a favor de los intereses de la gran mayoría.
 
 
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