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Vol. 72/No. 9      3 de marzo de 2008

 
Habana: feria destaca libros sobre
batallas revolucionarias de Cuba
(portada)
 
POR MARTÍN KOPPEL
La Habana, 18 de febrero—Entre las docenas de obras que se presentaron este año en la Feria Internacional del Libro de La Habana, varios son relatos de primera mano de las batallas revolucionarias en Cuba, desde la lucha en la década de los cincuenta para derrocar la dictadura de Batista, que contaba con el respaldo de Estados Unidos, hasta las misiones internacionalistas cubanas para ayudar a las luchas anti-imperialistas en Latinoamérica y áfrica.

Entre estos se encuentran tres títulos que fueron presentados en los primeros días de la feria, la cual tuvo lugar aquí del 14 al 21 de febrero: Pombo: Un hombre de la guerrilla del Che, por Harry Villegas; Por el dominio del aire: Memorias de un piloto de combate, 1943-1988, por Enrique Carreras; y De la sierra del Escambray al Congo: En la vorágine de la Revolución Cubana, por Víctor Dreke.

Editora Política, la casa editorial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, puso a la venta estos libros como parte del Plan Especial del Instituto Cubano del Libro, fundado por el Ministerio de Cultura, para que estén ampliamente disponibles al pueblo cubano a precios altamente subsidiados. Las obras de Villegas y Carreras, de las cuales antes solo habían disponibles cantidades muy limitadas, fueron publicadas en tiradas de 20 mil y 10 mil ejemplares respectivamente. La obra de Dreke, publicada hace seis años en Estados Unidos por la editorial Pathfinder Press fue publicada en Cuba por primera vez, con una tirada de 15 mil ejemplares.

Las presentaciones de estos libros son parte de una amplia variedad de actividades culturales que conforman la feria del libro de La Habana, que ya ha atraído a cientos de miles de personas a lecturas de poesía, conciertos, muestras de artesanía, películas y presentaciones de paneles de oradores sobre varios temas.

El 14 de febrero Villegas habló en la presentación de Pombo: Un hombre de la guerrilla del Che. Iraida Aguirrechu, de Editora Política, lo presentó señalando que “Pombo no escribió este libro sentado detrás de un buró. Lo escribió en campaña”.

La obra, dijo Aguirrechu, se basa en el diario de campaña que llevaba Villegas, conocido como Pombo, su nombre de guerra, durante la campaña revolucionaria de la columna guerrillera encabezada por Ernesto Che Guevara de 1966-67 en Bolivia., Guevara nacido en argentina fue uno de los dirigentes centrales de la Revolución Cubana. Después que Guevara cayera en combate en octubre de 1967, Pombo dirigió al pequeño grupo de combatientes que sobrevivieron para escapar del cerco que les había tendido el ejército boliviano.

Actualmente el Brigadier General Villegas es miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y vicepresidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, que organiza a varias generaciones de cubanos que han participado en luchas revolucionarias.

Aguirrechu señaló que esta es la segunda edición del libro. La primera fue publicada hace diez años. Ahora incluye nuevas fotos muy atractivas, mapas y réplicas de las páginas del diario original de Pombo. La edición en inglés fue publicada por la editorial Pathfinder Press, con sede en Nueva York, en 1997. La nueva edición también contiene una sección extraída del diario de Bolivia de Guevara, que contiene sus detalladas evaluaciones de cada uno de los combatientes guerrilleros. Guevara describió a Villegas como “un pilar” de la columna revolucionaria, señaló.

“Un guerrillero es un revolucionario, un hombre que lucha para cambiar la sociedad”, dijo Villegas, lo que explica porqué Guevara mantenía altos niveles de conducta entre los combatientes. Para Guevara, dos formas claves de medir la conducta de los combatientes eran sus reacciones durante el combate y cómo se comportaban con respecto a la cuestión de la comida, o mejor dicho, la falta de comida bajo las duras condiciones de la guerra de la guerrilla. “Ya que no se comía todos los días, él le daba al problema de la comida un cuidado excepcional. No permitía que nadie usara con él la más mínima cortesía de darle una cucharada de comida de más”, fuera de lo que cada miembro de la unidad recibía, explicó.  
 
‘No darle un tantito al imperialismo’
Fue a través de sus propias experiencias que Guevara se convenció que para transformar la sociedad era necesario dirigir una lucha revolucionaria para tomar el poder y derrocar al gobierno capitalista, dijo Villegas. De joven, mientras viajaba por Latinoamérica a principios de la década de los cincuenta, Che pasó un tiempo en Bolivia tras las luchas revolucionarias de 1952 en las que los mineros de estaño y otros trabajadores de la ciudad y del campo combatieron contra el ejército. El nuevo gobierno que surgió de esas luchas inició una reforma agraria y otras medidas sociales importantes, pero no llevaron a cabo estos cambios hasta sus últimas consecuencias, lo que produjo “la decadencia de la revolución”.

Unos años después, en México, Guevara fue reclutado al Movimiento 26 de Julio y al Ejército Rebelde, los cuales bajo la dirección de Fidel Castro habían lanzado una lucha revolucionaria en Cuba. Los trabajadores y campesinos lograron derrocar la dictadura de Batista en enero de 1959, abriendo el camino a la primera revolución socialista en las Américas.

En la década de los sesenta, dijo Villegas, la dirección cubana “apoyó la lucha armada en varios países de América Latina”, desde Guatemala hasta Argentina. Así como Castro y sus compañeros revolucionarios, Guevara “llegó a la convicción de que con una oligarquía en el poder, no se podía concebir otra vía para la toma del poder”, dijo Villegas. La campaña revolucionaria en Bolivia “no se concibió para Bolivia solamente. Se gestó en Bolivia, pero era un movimiento concebido para liberar el Cono Sur” de Sudamérica, explicó.

La perspectiva revolucionaria de Guevara está vigente para el mundo de hoy, dijo Villegas. “¿Podemos decir en estos momentos que está totalmente excluida esta vía para la toma del poder? No.

“¿Podemos decir que el método del Che de no darle un tantito así al imperialismo está invalidado hoy? No”.

Citando el ejemplo de Venezuela, así como el de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, el dirigente cubano dijo que en los últimos años “ha habido un periodo en que no se requería de la lucha armada para que las fuerzas progresistas” tomaran control del gobierno, haciéndolo por la vía electoral. En esos países “existen posibilidades de transformar la sociedad.

“Pero también estamos viendo lo que el Che dijo: al imperialismo no se puede darle ni un tantito así. Porque estamos viendo una reacción de las clases dominantes”, dijo Villegas. “Estos movimientos están siendo sometidos a una agresión dirigida por el imperialismo con el objetivo de impedir que progresen”.

Preguntó, “¿Podemos asegurar que se podrá conservar la revolución venezolana en todas las circunstancias por la vía pacífica? ¿Quién sabe?”

Las transformaciones revolucionarias en Cuba fueron una respuesta a los ataques de los capitalistas norteamericanos y cubanos, dijo Villegas. La experiencia cubana muestra que “la reacción de las clases dominantes no permite que se pueda aplicar un cambio pacífico, una revolución pacífica para resolver los problemas de la sociedad. Eso tenemos que tenerlo en consideración siempre”.  
 
Nace fuerza aérea revolucionaria
La obra de Villegas fue presentada conjuntamente con Por el dominio del aire: Memorias de un piloto de combate, 1943-1988, de Enrique Carreras, ampliamente reconocido aquí como “el padre de la fuerza aérea revolucionaria de Cuba”. Después de ser presentado por Sergio Ravelo de Editora Política, el Brigadier General Arnaldo Tamayo habló sobre el libro. Este fue publicado por primera vez en 1995, se reimprimió el año pasado, y rápidamente se agotó. La nueva, segunda edición ha visto la luz como parte del Plan Especial.

Al dirigirse al público, donde se encontraban familiares de Carrera y unas dos docenas de oficiales de las Fuerzas Armadas revolucionarias (FAR) jóvenes, Tamayo habló con admiración y afecto sobre Carreras, quien había sido su profesor cuando se incorporó a la fuerza aérea revolucionaria de Cuba y se entrenó como piloto de combate. En 1980 Tamayo se convirtió en el primer cosmonauta cubano, y como los cubanos orgullosamente señalan, el primer latinoamericano y la primera persona de ascendencia africana que ha viajado en el espacio.

Carreras, actualmente un general de división de las FAR, había sido oficial de la fuerza aérea cubana antes de la revolución. Fue uno de los oficiales militares jóvenes que se oponía a la dictadura de Batista, la cual llegó al poder tras un golpe de estado en 1952.

Tamayo explicó que en septiembre de 1957, Carreras formó parte de una conspiración militar en contra del régimen, el cuál había dado órdenes a su fuerza aérea de arrojar bombas contra la ciudad de Cienfuegos para dar fin a una insurrección organizada allí por el Movimiento 26 de Julio. Carreras y otros pilotos rebeldes “decidieron arrojar sus bombas en el mar. Ahí empieza su historia de revolucionario y cooperante del Movimiento 26 de Julio. Un tribunal militar lo sanciona a él y a un grupo más de conspiradores, y los encarcelaron en la Isla de Pinos”, llamada ahora Isla de la Juventud.

Tras las rejas, Carreras colaboró con militantes del Movimiento 26 de Julio. Al salir de la prisión tras la victoria revolucionaria de enero de 1959, Carreras fue nombrado jefe de la fuerza aérea revolucionaria, la cual en aquel entonces solo contaba con un puñado de aviones caza y aún menos pilotos de combate con experiencia. Comenzó impartiendo clases de entrenamiento a los nuevos pilotos en la base militar de San Antonio de los Baños en la provincia de La Habana.

Tamayo recordó que Carreras sentó un ejemplo de integridad personal y de respeto por sus compañeros aviadores, en contraste con la conducta abusiva de la oficialidad militar bajo el régimen capitalista. “Yo nunca oí una ofensa de Carreras, ni conmigo ni con ningún piloto”, afirmó. “Si tenía que decirte los errores de tu vuelo, te lo decía con una modestia, con una tranquilidad y con un espíritu revolucionario tremendo”.

Carreras combatió los prejuicios y costumbres arbitrarias. En exámenes médicos de los nuevos reclutas, por ejemplo, había una categoría que provenía de los días pre revolucionarios llamada “fealdad repulsiva”. Durante los primeros años de la revolución algunos médicos “le ponían ‘fealdad repulsiva’ al que tuviera acné juvenil, por ejemplo, y sobretodo al negro, o al que le cayera mal. Carreras combatía esos conceptos. Se fajaba con los médicos porque se oponía a eso”, dijo.

Carreras y otros aviadores cubanos jugaron un papel destacado en abril de 1961 en la batalla de Playa Girón, cuando las milicias revolucionarias de Cuba, las fuerzas armadas y la policía revolucionaria aplastaron la invasión mercenaria respaldada por el gobierno de Estados Unidos, la primera derrota militar de Washington en las Américas.

Cuba tenía una pequeñísima fuerza aérea con aviones dilapidados y escasez de repuestos, mientras que los mercenarios contaban con más pilotos, aviones, munición y repuestos, además del respaldo de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Aún así los pilotos cubanos, liderados por Carreras, alcanzaron rápidamente la superioridad aérea y terminaron derribando la mayoría de los aviones enemigos.

“Hay anécdotas de que nuestros mecánicos y técnicos hasta tuvieron que ponerles platinos de carro a los aviones para ponerlos a funcionar”, dijo Tamayo. “Pero derribamos más aviones que la cifra de aviones que nosotros teníamos disponibles. Los mercenarios fueron derrotados en menos de 72 horas”.

Diez pilotos cubanos con ocho aviones chatarra realizaron 70 vuelos derribando nueve aviones bombarderos B-26, y hundiendo dos embarcaciones de transporte de los invasores, y ocho lanchas de desembarco. El propio Carreras derribó dos de los aviones y hundió los dos barcos de transportación.

En los siguientes meses, Carreras organizó cursos de entrenamiento acelerado para pilotos jóvenes como Tamayo. En su libro Carreras explica que no solo llegaron instructores de la Unión Soviética a Cuba, sino que los estudiantes fueron a Checoslovaquia y China a recibir entrenamiento.

Cuando los pilotos jóvenes retornaron de su entrenamiento en el extranjero, “aún éramos muy bisoños. Fundamentalmente habíamos aprendido a despegar y aterrizar”, señaló Tamayo. “Los pilotos más viejos, empezando por Carreras, se convirtieron en nuestros maestros. Nos enseñaron elementos combativos: la agresividad que debe tener un piloto en el aire.

“Ustedes ven a Carreras muy tranquilito, sencillito. Pero era un león en el aire, cazando objetivos, captando el peligro rápidamente en cualquier momento, acometiendo la ofensiva en el aire. Esas virtudes él nos las imprimió a nosotros”.  
 
La crisis de octubre de 1962
En mayo de 1962, explicó Tamayo, “regresamos a Cuba, y ya en octubre, gracias a las enseñanzas de Carreras y otros compañeros, pudimos estar listos para el combate aéreo”. Fue entonces que el pueblo cubano enfrentaba la amenaza de una invasión norteamericana durante la llamada Crisis de los Misiles, o Crisis de Octubre, como se le conoce aquí.

“Recuerdo una noche, cuando volaban los aviones norteamericanos por todas parte de Cuba”, dijo. “El comandante en jefe [Fidel Castro] llegó a la base y reunió a todos los pilotos. Nos dijo que había que amanecer montados en los aviones, con los aviones artillados, en la cabeza de las pistas y listos para entrar en combate. Por supuesto, el peligro que se corría era muy grande, y se decidió que los pilotos más experimentados fueran los primeros. Carreras tuvo la suerte de estar en la primera fila de los aviones que debían despegar para enfrentar a aquella poderosa fuerza aérea [norteamericana]. Pero todos los pilotos teníamos la misma disposición de irnos al aire y darle la pelea que se merecían los agresores”.

Tamayo añadió que el combate no tuvo lugar. Las movilizaciones de masas de los trabajadores y campesinos de Cuba ataron las manos de Washington, haciéndole retroceder de lanzar la guerra.

En los siguientes años, la fuerza aérea de Cuba ha adquirido cada vez más experiencia. “El poderío de fuego y la valentía de nuestra fuerza aérea quedó demostrada en Angola, en Etiopía, en el Congo, en Yemen y otros países donde cumplieron misiones internacionalistas”, dijo.  
 
Del Escambray al Congo
Dos días después, el 16 de febrero, Editora Política presentó Del Escambray al Congo: en la vorágine de la Revolución Cubana. En sus páginas, Víctor Dreke relata su participación en la guerra revolucionaria de la década de los cincuenta y el papel que cumplió en la primera mitad de los sesenta ayudando a dirigir a las fuerzas armadas y milicias de Cuba para aplastar a las unidades contrarrevolucionarias respaldadas por Washington apostadas en las montañas del Escambray, en Cuba central. En 1965 Dreke fue el segundo al mando bajo Che Guevara de la columna de combatientes voluntarios cubanos que se unieron a las fuerzas de luchadores anti-imperialistas en el Congo.

Dreke, actualmente embajador de Cuba en Guinea Ecuatorial, tenía planeado hablar en la presentación del libro, pero no pudo asistir debido a que a último minuto hubo un cambio en el programa de la visita de estado a La Habana del presidente de ese país africano.

Hace seis años Dreke habló en la primera presentación de Del Escambray al Congo, en la Feria Internacional del Libro de La Habana ante un público que rebasó el cupo del recinto de más de 200 asistentes.

Tras ser presentada por Iraida Aguirrechu Mary-Alice Waters, presidente de la editorial Pathfinder Press, quien entrevistó a Dreke y editó el libro, habló en la presentación de la nueva edición cubana.

Los comentarios de Waters se centraron en el impacto que ha tenido esta obra en Estados Unidos y en la gira exitosa de Dreke en Estados Unidos en el otoño de 2002. (Vea el texto completo de la presentación de Waters en la página 8).

Del Escambray al Congo, dijo, “es la historia, que con humor, sin exageraciones ni falsa simplificación, relata cómo cientos de miles de personas como Dreke se transformaron de jóvenes inexpertos con valentía firme, en internacionalistas proletarios curtidos y líderes de un pueblo capaz de desafiar las agresiones de todo tipo de los gobernantes yankees por medio siglo.

“En todo el continente Americano, y en Estados Unidos particularmente, el relato de Dreke tiene un mensaje poderoso adicional. Nos muestra el tipo de poder revolucionario de trabajadores y campesinos que es necesario para comenzar a erradicar el legado de siglos de esclavitud africana, de segregación y discriminación racial en nuestro hemisferio. Cualesquiera que sean las imperfecciones, solo el ejemplo de Cuba provee el ejemplo de como se puede eliminar la discriminación que todavía impregna todos los aspectos de las relaciones sociales y económicas en Estados Unidos, y en otras partes de América”, dijo.
 

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Durante los días de apertura de la feria del libro, cientos de miles de personas acudieron al fuerte colonial español San Carlos de la Cabaña en la Bahía de La Habana, donde se lleva a cabo el evento anual. Para aliviar el abarrotamiento en el recinto de la feria y cumplir con la creciente demanda de libros, muchas de las nuevas obras se han puesto a disposición de las librerías de la ciudad una semana antes de la apertura del festival.

La feria del libro, que concluirá el 24 de febrero, viajará entonces a 41 ciudades y pueblos de toda la isla.
 
 
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