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Vol. 72/No. 8      25 de febrero de 2008

 
Trabajadores organizan ayuda
tras tornados mortales
(portada)
 
POR SUSAN LAMONT
Y RACHELE FRUIT
 
LAFAYETTE, Tennessee, 9 de febrero—“No sonó ninguna alarma, ningún aviso, nada de eso”, comentó Michael Agee, parado sobre los escombros de lo que había sido el almacén de muebles de su cuñado. Agee, quien trabaja en una planta de aluminio en Carthage, Tennessee, es uno de las muchos voluntarios y familiares que están revisando los restos de las casas y pequeños negocios de esta parte del pueblo, uno de los más golpeados por los tornados que azotaron al condado de Macon el 5 de febrero.

Esa noche, una cadena de 67 tornados barrieron partes de los estados de Mississippi, Arkansas, Tennessee, Alabama, Kentucky y Georgia. Tan solo en el condado de Macon, se han confirmado 14 muertos y a la fecha 218 personas permanecían desaparecidas. Cientos de casas y traileres fueron destruidos, y otros cientos más resultaron dañados. Casi 60 personas murieron en los seis estados afectados, llegando a ser uno la serie de tornados que más vidas ha cobrado en más de veinte años. Se espera que la cifra de muertos aumente a medida que las autoridades y voluntarios exploran los escombros.

“Pidieron voluntarios y por eso estoy aquí”, dijo Alberto González, de 37 años, al salir de su camioneta. González, su hermano Pablo y su amigo Fernando Martínez son trabajadores de aserraderos que se aprestaron para ayudar a limpiar los destrozos.

Miles de trabajadores inmigrantes, en su mayoría de México, se encuentran entre los afectados por los tornados que golpearon este condado rural cercano a la frontera con el estado de Kentucky.

Josué González, pastor de la Iglesia de Dios, dijo que hasta el momento la comunidad inmigrante no ha recibido ayuda en la búsqueda de los desaparecidos de la policía, la Cruz Roja o de las autoridades.  
 
 
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