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Vol. 72/No. 7      18 de febrero de 2008

 
Candidatos demócratas, republicanos
ofrecen ‘cambio’ del pasado impopular
(portada)
 
POR PAUL PEDERSON  
6 de febrero—La contienda por la candidatura presidencial estadounidense continua muy disputada tras las elecciones primarias de los partidos Demócrata y Republicano que tuvieron lugar en más de 20 estados el 5 de febrero.

En la contienda republicana el senador de Arizona John McCain quedó al frente. El ex-gobernador de Massachusetts Mitt Romney, le sigue en un distante segundo lugar, y el conservador ex gobernador de Arkansas Michael Huckabee quedó en tercer lugar, pero obtuvo algunas ganancias.

La contienda demócrata entre los senadores Hillary Clinton y Barack Obama sigue muy reñida.

Los resultados reflejan los esfuerzos de las principales alas de ambos partidos de presentar una nueva cara y deshacerse del peso de políticas que no son populares, especialmente a medida que aumenta el temor de una recesión. Entre los republicanos, “el inconformista” McCain a menudo se posiciona en contra de la mayoría de su partido y de los otros candidatos en temas claves. Entre los demócratas, la atracción de la mantra del “cambio” de Obama muestra que muchos rechazan la perspectiva de otra presidencia Clinton.

La ventaja de McCain ha provocado ira dentro del ala derecha del partido Republicano, que considera las posibilidades de que gane la nominación presidencial como un debilitamiento más de su base en el partido.

El ultraderechista Patrick Buchanan dedicó el número del 11 de febrero de su revista quincenal The American Conservative (el Conservador Americano) a atacar el record de McCain de apoyar las ofensivas militares estadounidenses en Iraq y otros países, e “Invitar al Mundo”, aludiendo a la promoción por parte de McCain de la reforma migratoria para mantener una enorme fuente de trabajadores inmigrantes súper explotados en Estados Unidos.

Hay un sentimiento entre muchos políticos demócratas, especialmente cuando millones de personas están cada vez más preocupados de una recesión económica, que la victoria de su parti dos sea puesta en peligro por identificarse con las políticas de los años de Clinton, los cuales fueron parte de un viraje bipartidista hacia la derecha que duró décadas.

La administración Clinton terminó el “welfare según lo conocemos” desmantelando la Ayuda para Familias con Niños Dependientes; aumentando las sentencias penales y el uso de la pena de muerte; extendiendo los ataques contra los derechos de los inmigrantes; y alterando el Indice de Precios de Consumo para reducir los ajustes de ingresos basados en el aumento en el costo de la vida.

Todos los candidatos demócratas y republicanos han estado tratando de convencer al pueblo trabajador y las clases medias que tomaran medidas para amortiguar el impacto de una recesión.

Mientras Obama tiene la ventaja sobre Clinton de no estar asociado con el pasado, muchos dicen que sus llamados por “cambio” tienen poco contenido concreto.

Obama trata de evitar identificarse como un defensor de los derechos de los negros. Cuando el incidente del dogal y las injustas sentencias de seis jóvenes negros en Jena, Lousiana, provocó una marcha contra el racismo en septiembre, Obama escribió que “no es una cuestión de blanco y negro. Es una cuestión de bien o mal”. Fue criticado por el demócrata Jesse Jackson por la debilidad de su respuesta.

La campaña de Clinton por su parte parece usar cada oportunidad para recordar a los votantes que Obama es negro. Cuando Obama derrotó a Hillary Clinton en Carolina del Sur, William Clinton comparó la candidatura de Obama a la de Jackson. “Jesse Jackson ganó Carolina del Sur en ‘84 y ‘88”, dijo. “Jackson hizo una buena campaña. Y Obama hizo una buena campaña aquí”.
 
 
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