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Vol. 72/No. 1      7 de enero de 2008

 
Rivalidades capitalistas marcan
cumbre sobre calentamiento global
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
Una conferencia auspiciada por Naciones Unidas sobre el calentamiento global culminó el 15 de diciembre cuando el gobierno de Estados Unidos y sus rivales imperialistas llegaron a un acuerdo sobre una resolución débil y vaga para la reducción de las emisiones de carbono. Representantes de 190 gobiernos y activistas medio ambientalistas se reunieron en Bali, Indonesia, para empezar discusiones para reemplazar con un nuevo acuerdo el Protocolo de Kyoto sobre la contaminación del aire y el control climático, que se vence en 2012.

Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de invernadero gradualmente aumentan la temperatura de la tierra a largo plazo. En 1997, funcionarios de los principales países industrializados se reunieron en Kyoto, Japón, y se comprometieron a reducir las emisiones de gases de invernadero por un 5 por ciento debajo de los niveles de 1990 para el 2012.

Sin embargo, el acuerdo de Kyoto contiene un esquema de “limites e intercambio” que le permite a los dueños de industrias y grandes empresas agrarias evadir las cuotas de emisiones, y le permite a los gobiernos de países que mantengan las emisiones por debajo de su cuota y vender la cantidad restante a otros países. Por ejemplo en Europa las cuotas eran tan altas que en el 2006 muchos gobiernos de la Unión Europea (UE) terminaron con un “exceso” de créditos de carbono que los vendieron en el mercado mundial como mercancías.

Tanto las negociaciones de Kyoto como las más recientes fueron caracterizadas por la competencia económica entre los gobiernos capitalistas. En 2001, el presidente George Bush rehusó ratificar el acuerdo de Kyoto, reclamando que los gastos adquiridos por la adopción de cuotas de reducción de emisiones dañaría a las compañías estadounidenses. Bush también criticó el acuerdo por imponer cuotas de reducción solamente a países capitalistas avanzados. Señaló a China e India como países que deberían enfrentar controles.  
 
Mercado de ‘venta de carbono’
Las potencias de la UE, con emisiones per cápita más bajas que las de Estados Unidos, aceptaron el acuerdo de Kyoto. También desarrollaron un sistema de intercambio de cuotas de emisiones de gases de invernadero. En el 2008 se espera que el intercambio de carbono llegará a 70 mil millones de dólares, más del doble del 2006.

Los firmantes del acuerdo de Kyoto presentes en la conferencia de Bali, “especialmente los países europeos, estaban entusiasmados de comenzar el proceso de imponer nuevas cuotas para mantener el mercado de intercambio de créditos de emisiones”, informó el New York Times el 16 de diciembre.

Delegados de la UE denunciaron a Washington por no firmar el acuerdo de Kyoto y calificaron a su rival estadounidense como el principal culpable por los problemas del medio ambiente mundial.

En su discurso en Bali, el ex vice presidente de Estados Unidos Albert Gore anotó puntos contra la presidencia de Bush, declarando, “Mi propio país, Estados Unidos, es el principal responsable de la obstrucción de un avance aquí”. Sugirió que una nueva administración demócrata apoyaría los limites de emisiones. La posición de Gore ha ganado el respaldo de General Electric, Chevron y otras empresas estadounidenses que buscan beneficiarse de “un mercado potencial de 300 mil millones de dólares para estos permisos para contaminar”, dijo el Bloomberg News el 3 de diciembre.

Muchos de los oradores en la reunión de Bali hablaron en un tono alarmante. “La situación es tan desesperadamente seria que cualquier demora podría mandarnos al punto de no retorno, donde los gastos ecológicos, económicos y humanos aumentarían dramáticamente”, dijo el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon. Gore dijo que toda la capa del polar “podría desaparecer en cinco a siete años”.

Kevin Watkins, el director de la Oficina del Reporte sobre Desarrollo Humano de la ONU, expresó la perspectiva que el mundo semi colonial es la amenaza más grande al medio ambiente, por su tamaño y su necesidad de desarrollarse industrialmente. El Guardian del 14 de diciembre escribió, “un 70 por ciento del aumento del carbono en los próximos 25 años se originara en los países en desarrollo, principalmente India y China”.

Algunos delegados de países semi coloniales estaban sospechosos de una oferta por los países imperialistas de establecer un plan de Reducción de Emisiones por Deforestación en los Países en Desarrollo (REDD).

“Hay preocupaciones que el mundo desarrollado nos robe nuestros bosques”, dijo Fui Elisana Mata’ese, dirigente del grupo Sociedad O’le Siosiomaga, de Samoa, a la agencia Reuters. “Es un intento de apoderarse globalmente de recursos que son nuestros. Nos preocupa que los pueblos indígenas que por generaciones han cuidado sus bosques no podrán decidir como se van a manejar”.  
 
‘Preocupación’ por naciones pobres
Haciendo un llamado por apoyo a su lucha contra el gobierno estadounidenses, los delegados de la UE pretendieron estar preocupados por el efecto desigual que sufren los países subdesarrollados por los cambios climáticos. Se propuso un “Fondo de Adaptación” para ayudar a países afectados por sequías o inundaciones atribuidas al calentamiento global. Este es de solamente 36 millones de dólares.

Washington hizo mucha campaña en la conferencia para que se le impusieran metas para la reducción de emisiones a China e India, pero no tuvo éxito.

Una resolución apoyada por delegados de la UE y por muchos países semi coloniales inicialmente hizo un llamado a los países más industrializados a que reduzcan sus emisiones por un 25 al 40 por ciento para el 2020. Washington, junto con Ottawa y Tokio, se mantuvieron firmes en rechazar cualquier meta concreta. La resolución final no mencionó ninguna meta especifica, solo declara que “se exigirán grandes cortes en las emisiones globales”. La resolución no es obligatoria para ningún gobierno.  
 
 
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