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Vol. 71/No. 41      5 de noviembre de 2007

 
El movimiento proletario
que aplastó a Jim Crow
El movimiento por derechos civiles obtuvo
logros históricos para todos los trabajadores
(especial)
 
BY PAUL PEDERSON  
El movimiento por los derechos civiles de la década de los 50 y 60 aplastó al sistema institucionalizado de segregación racista en el sur de Estados Unidos conocido como Jim Crow.

El ejemplo de este movimiento proletario combatiente transformó la conciencia de millones de personas en Estados Unidos, tanto negros como blancos, tanto en el norte como en el sur. Asestó un duro golpe a las divisiones entre los trabajadores basadas en el color de la piel que los gobernantes capitalistas habían logrado imponer por décadas trás la derrota de la Reconstrucción Radical en 1877.

Este es el último capítulo de una serie de tres artículos sobre el papel de vanguardia de los trabajadores negros en las luchas de la clase obrera en Estados Unidos. El primer artículo se enfocó en el ascenso y la derrota de la Reconstrucción Radical que tuvo lugar después de la Guerra Civil. El segundo, discutió el papel de los trabajadores negros en el movimiento social que forjó los sindicatos industriales en Estados Unidos.

El movimiento por los derechos civiles se caracterizó por continuos y masivos retos al sistema Jim Crow en el sur que involucraron a millones de trabajadores agricultores y jóvenes negros.

El movimiento contra el sistema Jim Crow se originó en las batallas contra la discriminación que realizaron los negros durante la Segunda Guerra Mundial (ver artículo que apareció en el número del 29 de octubre). Estas luchas cobraron mayor fuerza debido a que en las décadas pasadas, millones de negros habían migrado de las zonas rurales del sur a los centros urbanos, engrosando las filas de la clase obrera industrial. La lucha por la libertad de los negros también se vio impulsada por las revoluciones anticoloniales que estallaron en el mundo.  
 
De Montgomery a Birmingham
La primera batalla victoriosa tuvo lugar en Montgomery, Alabama. La población negra de esa ciudad organizó un boicot del sistema público de autobuses, que duró casi 13 meses, en los años 1955-56 para protestar la segregación institucionalizada en el transporte público. El boicot terminó en diciembre de 1956 con un mandato federal que forzó al municipio a poner fin a la segregación en los autobuses.

Un año después la atención mundial se enfocó en Little Rock, Arkansas, en donde el gobierno segregacionista estatal desplegó tropas de la Guardia Nacional para impedir que nueve jóvenes negros se incorporaran a una escuela secundaria pública a la que solo asistían estudiantes blancos. Para prevenir una batalla masiva la administración Eisenhower envió la División Aerotransportada 101 del ejército de EE.UU. para permitir que los nueve jóvenes asistieran a clases.

En 1960, tuvo lugar un amplio movimiento de protestas en las que estudiantes permanecían sentados en restaurantes y mostradores donde sirven almuerzos demandando que fueran servidos, que se extendió por todo el sur. El Comité Coordinador Estudiantil no Violento se fundó ese año al calor de esas luchas.

El año siguiente, el Congreso de Igualdad Racial encabezó los Freedom Rides [Viajes por la Libertad]. Para enfrentar los brutales ataques racistas de pandillas del Ku Klux Klan, se enviaron al sur autobuses de luchadores por los derechos civiles, tanto negros como blancos para desafiar la segregación en los autobuses interestatales.

En la primavera de 1963 tuvo lugar en Birmingham una de las grandes batallas del movimiento en una lucha para poner fin a la discriminación en el empleo y en las instalaciones públicas del centro de la ciudad. Después de cinco semanas de manifestaciones continuas, las cárceles de Birmingham se habían llenado por encima de su capacidad. Miles de niños en edad escolar desafiaron a la policía antimotines, a los perros y a las mangueras de agua a alta presión y continuaron marchando hasta que ganaron sus demandas.

El 28 de agosto de ese año, los dirigentes del movimiento convocaron a una marcha en Washington que atrajo a más de un cuarto de millón de personas.  
 
Rebeliones urbanas
Mientras que persistían las campañas de masas en el sur, , estallaron gigantescas protestas en los barrios negros de las ciudades del norte. Estallaron rebeliones en Harlem en 1964, en Watts en 1965, en Chicago en 1966 y en las ciudades de Newark y Detroit en 1967.

En 1968, “Soy un hombre” se convirtió en el grito de batalla en una huelga de los trabajadores de limpieza en Memphis, Tennessee, quienes en su mayoría eran negros. Esta huelga victoriosa resultó en la creación del sindicato más grande de la ciudad. Al día siguiente de que Martin Luther King dirigiera la palabra a los huelguistas, fue asesinado, era el 4 de abril de 1968.

Su muerte provocó una ola de rebeliones en más de 100 ciudades de Estados Unidos.

El Ku Klux Klan y otras fuerzas segregacionistas organizaron asaltos brutales, y usualmente mortales, contra dirigentes y soldados de base del movimiento. En respuesta a esto, la autodefensa armada de los barrios negros jugó un papel crítico en el movimiento que a veces no ha recibido la atención que merece.

Un ejemplo de esto, fueron los llamados Deacons for Defense [Diáconos para la Defensa] en Louisiana. Fundada en 1964 en el pueblo de Jonesboro, ya para fines de 1966 existían 21 secciones de esta organización que contaba con varios centenares de miembros en Louisiana y Mississippi. Los Diáconos estuvieron al centro de las batallas para terminar con la segregación en Louisiana y ayudar a asestar un golpe poderoso al Ku Klux Klan en ese estado.  
 
Liderazgo obrero
Desde su inicio, dirigentes obreros jugaron un papel central en el movimiento. Un ejemplo destacado fue el boicot de autobuses de Montgomery, cuyo cerebro y organizador fue un portero de los ferrocarriles llamado E.D. Nixon, un dirigente del NAACP en Alabama y dirigente regional del sindicato conocido como la Hermandad de Porteros de Vagones para dormir.

Cuando Rosa Parks, una activista del NAACP y costurera, fue arrestada el 1 de diciembre de 1955 por rehusarse a ceder su asiento del autobus en el que viajaba a un pasajero blanco, Nixon inició llamadas a los sacerdotes de la ciudad y organizó la reunión de planificación que eventualmente introdujo a la lucha al joven reverendo Martin Luther King.

Malcom X surgió durante este periodo como un dirigente revolucionario proletario de estatura mundial. Puso la lucha por los derechos de los negros en el contexto de la lucha revolucionaria mundial, las luchas anticoloniales en áfrica, Asia y Latinoamérica.

“La revolución negra se está extendiendo por Asia, se está extendiendo por Africa, está alzando la cabeza en América Latina”, dijo Malcom X en un discurso en noviembre de 1963 a una audiencia predominantemente negra en la ciudad de Detroit. “La revolución cubana: eso sí es una revolución. Derrocarron el sistema. Hay revolución en Asia, hay revolución en Africa, y ahora el blanco está chillando porque ve una revolución en América Latina. ¿Cómo crees que va a reaccionar contra ti cuando aprendas lo que es una verdadera revolución?”

Los esfuerzos para organizar la acción política de los negros independientemente de los partidos capitalistas gemelos, los Demócratas y Republicanos, también fueron parte de este movimiento. El Freedom Now Party [Partido por la Libertad Ahora] fue lanzado en 1963 e hizo campaña en Michigan y otras ciudades el año siguiente, y el Lowndes County Freedom Organization [La Organización para la Libertad del Condado de Lowndes] postuló en las elecciones para un puesto en el gobierno del condado en Alabama en 1966. Malcolm X se opuso intransigentemente a que se le prestase apoyo a los Demócratas o Republicanos.  
 
Logros
El movimiento por los derechos civiles contó con elementos característicos de una revolución social en el sur. Después de una década de acciones masivas, el movimiento asestó una derrota decisiva al sistema Jim Crow. La aprobación de las leyes de Derechos Civiles y Derecho al Voto de 1964 y 1965 codificaron estos logros ganados en el campo de batalla.

Las rebeliones urbanas de la última mitad de la década de los 60 reflejaron la profundidad de la radicalización polítiva que había producido el movimiento. Los gobernantes capitalistas norteamericanos dieron más concesiones para tratar de detener la ola de radicalización. Estos logros beneficiaron a toda la clase trabajadora, resultando en la expansión de los fondos para la educación, las pensiones, el cuidado de la salud y otras formas de seguro social. También sirvió para ampliar los derechos democráticos, desde la libertad de asociación hasta el derecho a la privacidad.

El movimiento fue una inspiración y fuerza motriz para la radicalización juvenil de la década de los 60, para el movimiento de la liberación de la mujer en los 70, y para las renovadas luchas por sus derechos de los chicanos, puertorriqueños, indígenas americanos, y otros pueblos oprimidos.. Sus lecciones y su historia siguen siendo un arma importante en manos del pueblo trabajador.  
 
 
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