Vol. 71/No. 38 15 de octubre de 2007
El caso de los Seis de Jena empieza con el dogalun símbolo de terror que se remonta a la época cuando los linchamientos realizados por el Ku Klux Klan y otras pandillas racistas fueron usados para echar atrás los logros de los esclavos libres, romper las posibilidades de una alianza entre los trabajadores negros y los blancos e imponer un status de segunda clase para los negros. En las décadas entre la Reconstrucción Radical y el movimiento por los derechos civiles, miles de negros murieron a manos de los linchadores. Los linchamientos eran usados comúnmente para expulsar a los negros de sus tierras. Las bandas derechistas también atacaban a los inmigrantes y los judíos.
Rehusándose ser intimidados por esta violencia, a través de las décadas, los negros convencieron a la gran mayoría del pueblo trabajador en Estados Unidos que los linchamientos eran inaceptables. Trabajadores negros ayudaron a encabezar batallas que forjaron el movimiento sindical industrial en los años treinta, aumentando su auto confianza para luchar contra el terror racista y la segregación legal. Lucharon para acabar con la discriminación en las fuerzas armadas y la industria bélica durante la Segunda Guerra Mundial. A través de batallas masivas dirigidas por el proletariado en los años 50 y 60, el sistema de segregación legal Jim Crow fue derrocado.
El Times-Picayune de Nueva Orleáns reportó que se han colgado dogales en varias escuelas desde que el caso de los Seis de Jena empezó a recibir atención nacional. En Anoka, Minnesota, racistas quemaron una cruz de 10 pies de alto y seis de ancho frente a la casa de un residente negro. Agregado a esto, está la golpiza de un estudiante negro en Florida; el ataque contra la sede del Militant Labor Forum en Chicago; y otros actos de vigilantismo.
Se debe responder a estos ataques derechistas. Son intentos para recuperar el terreno perdido cuando trabajadores, agricultores y estudiantes se volcaron a las calles en decenas de miles para exigir justicia para los Seis de Jena.
Las acciones callejeras, mítines de protesta y otras acciones públicas son la vía para detener el vigilantismo y obtener justicia para los Seis de Jena, y no la dependencia en las leyes contra crímenes de odio o las cortes. El sistema de justicia capitalista está balanceado en contra de los trabajadores, especialmente los negros, desde el principio. La única forma de obtener justicia verdadera es a través de movilizaciones masivas como las que hemos visto en las semanas recientes.
Related articles:
Todos vivimos en Jena
Mychal Bell sale de la cárcel bajo fianza
Partidarios del Militante en Chicago celebran exitoso foro tras ataque racista
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto