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Vol. 71/No. 31      3 de septiembre de 2007

 
Washington busca apoyo de
gobiernos para ofensiva en Iraq
(portada)
 
POR SAM MANUEL  
WASHINGTON, 15 de agosto—Diplomáticos norteamericanos recorrieron el Medio Oriente en las últimas semanas logrando resultados modestos para conseguir que gobiernos en la región cooperen con los esfuerzos de Washington para estabilizar al régimen en Iraq. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acordó el 10 de agosto extender su papel en las negociaciones con los países vecinos de Iraq y fuerzas rivales capitalistas dentro de Iraq para tratar de reducir las luchas sectarias.

El primer ministro iraquí Nouri Kamal al-Maliki anunció el 12 de agosto planes para reunirse con líderes de los principales partidos políticos de Iraq. al-Maliki busca reanudar los esfuerzos para adoptar un paquete de leyes de “reconciliación” que podría constituir un arreglo de gobierno entre suníes y chiítas dentro de la clase capitalista iraquí.

Desde marzo, funcionarios norteamericanos han realizado una serie de negociaciones con sus contrapartes iraníes e iraquíes. Las conversaciones resultaron en un “grupo de trabajo” sobre la seguridad iraquí, pero el portavoz del departamento de estado norteamericano Sean McCormack dijo que las negociaciones no han llegado a “resultados positivos”. Washington ha mantenido una política hostil hacia Irán. Acusa a ese gobierno de proveer fondos, armas letales y entrenamiento a las milicias chiítas en Iraq.

En una visita el 9 de agosto al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, al-Maliki llamó a entablar lazos amplios entre ambos gobiernos. Esto impulsó al presidente George Bush a decir que tendría una charla franca con al-Maliki.

Washington también está fortaleciendo sus lazos con el Consejo de Cooperación del Golfo —Arabia Saudita, Kuwait, Omán, Emiratos Unidos, Bahrein y Qatar— para contrarrestar a Irán. La monarquía saudita estableció el consejo en 1981 en respuesta a la revolución de 1979 en Irán que derribó al shah.

En julio, el gobierno de Bush anunció planes para dar miles de millones de dólares en nueva ayuda militar a sus aliados en el Medio Oriente.

Funcionarios norteamericanos han presionado a al-Maliki para que el parlamento iraquí apruebe una legislación que asegure a los suníes millonarios —quienes tenían una posición privilegiada bajo el régimen de Hussein— una participación en el gobierno. Tal posibilidad parece muy débil ya que el gobierno de al-Maliki ha sufrido una serie de renuncias de miembros de su gabinete. Seis del bloque suníe más grande en el parlamento abandonaron el gabinete el 1 de agosto. A esto le siguió un boicot por cinco miembros del gabinete leales al ex primer ministro Iyad Allawi. Otros seis escaños, asignados al bloque del clérigo chiíta Muqtada al-Sadr, siguen vacíos ya que el parlamento no ha aprobado reemplazos.

Posterior a la votación del Consejo de Seguridad, el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon dijo que Naciones Unidas “no puede apartarse” de su responsabilidad en Iraq por la violencia. El personal de la ONU en Iraq fue reducido en octubre de 2003 tras el ataque dinamitero contra su sede en Bagdad y después de una serie de ataques contra personal de la ONU.

El ejército de Estados Unidos anunció una nueva ofensiva el 12 de agosto contra las milicias de al-Qaeda y chiítas. Un creciente número de milicias suníes se han sumado al esfuerzo militar dirigido por Washington.  
 
 
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