Vol. 71/No. 8      26 de febrero de 2007

La reciente conferencia de la Asociación Nacional de Agricultores Negros en Dallas, Texas, demuestra que la lucha en contra de la discriminación contra los negros, promovida por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y otras agencias gubernamentales, al igual que los bancos privados y negocios capitalistas, continúa.

En 1999, tras las movilizaciones hechas por miles de agricultores y sus partidarios en Washington y varios estados del Sur, los agricultores afroamericanos forzaron al USDA a través de una demanda, a que admitiera responsabilidad por el patrón histórico de discriminación que confrontan. En un acuerdo al que muchos agricultores se opusieron, el USDA acordó pagar la miseria cifra de 50 mil dólares a cada agricultor que pudiera comprobar un trato discriminatorio. Sin embargo, fueron negadas un 86 por ciento de las solicitudes por compensación. Ese es el tipo de justicia capitalista que puede esperar el pueblo trabajador bajo una administración demócrata o republicana.

A los agricultores que son negros se les niegan prestamos de manera desproporcionada, y los bancos roban sus tierras en un promedio más alto que al de otros agricultores. En 1920 habían 900 mil agricultores negros en Estados Unidos. Según el censo de 2002 la cifra actual es de 29 mil, a penas un poco más del 1 por ciento de los 2.1 millones de agricultores en el país.

La lucha de los agricultores negros es parte de las luchas del pueblo trabajador en contra de los estragos del sistema capitalista. Sus demandas por compensación, acceso a la tierra, y trato con dignidad representan los intereses de todos los productores y más allá.

Los agricultores pequeños están plagados por precios para sus producto que son insuficientes para cubrir sus gastos de producción. Esto los hace esclavos de los bancos y otras instituciones financieras. Muchos de ellos apenas pueden sobrevivir. En 2002, 1.5 millones de granjas en Estados Unidos, más de dos terceras partes del total en el país, reportaron ventas anuales de 25 mil dólares o menos.

Aunque son víctimas de formas diferentes de explotación, los trabajadores y los pequeños agricultores tienen un enemigo común, la clase capitalista Estados Unidos. Una alianza entre los trabajadores industriales y otros y los productores de la tierra explotados es indispensable para que los trabajadores tomen el poder para poner fin a la explotación de clases y construir una sociedad basada en la solidaridad humana, una sociedad que puede satisfacer las necesidades de todos.

El pueblo trabajador debe apoyar a los agricultores afroamericanos y otros agricultores explotados y demandar: ¡Compensación inmediata por la discriminación racial! ¡Alto a las venta forzosa de tierras de los agricultores! ¡Créditos baratos para los pequeños agricultores!
 
 
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