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Vol. 71/No. 6      12 de febrero de 2007

 
‘Limpieza étnica’, nueva justificación
para guerra de Washington en Iraq
(portada)
 
POR SAM MANUEL  
El 26 de enero el Senado estadounidense ratificó unánimemente al teniente general David Petraeus como comandante de las fuerzas armadas norteamericanas en Iraq. Las declaraciones del general en la audiencia del Senado demostró que el argumento de frenar las “depuraciones étnicas”, y no de “propagar la democracia”, se está convirtiendo en la nueva justificación de Washington para su guerra en Iraq.

Muchas de las 21 500 tropas adicionales que el gobierno estadounidense está enviando a Iraq ya están desplegadas y Petraeus indicó que es posible que pida más soldados.

Tropas norteamericanas ya están combatiendo contra las milicias chiítas y suníes que Washington considera obstáculos en su campaña para establecer un gobierno iraquí estable y sometido a los intereses imperialistas norteamericanos en la región. Según informes de la prensa, al menos 250 miembros de una milicia chiíta murieron el 28 de enero en una batalla de 15 horas con tropas estadounidenses y fuerzas del gobierno iraquí cerca de Najaf, en el sur de Iraq.

Mientras tanto, una delegación de congresistas demócratas y republicanos, encabezada por la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, pidió a la OTAN que aumente sus fuerzas en Afganistán. La delegación recién volvía de una visita a Kabul.

“La situación en Iraq se ha deteriorado bastante desde el ataque dinamitero en febrero contra la mezquita Al-Askari en Samarra, el tercer templo más sagrado del islam chiíta”, dijo Petraeus el 23 de enero en sus palabras iniciales ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado. “En este ambiente, le ha costado avanzar al nuevo gobierno iraquí, el cuarto gobierno en tres años y medio”.

El general dijo que las tropas estadounidenses tomarán acción sin importar lo que hagan las fuerzas del gobierno iraquí. Las tropas iraquíes “se mantendrán al frente” cuando sea posible, dijo, o “a poca distancia cuando no sea posible”.

El general advirtió que la guerra será prolongada. “Va a tomar tiempo para que las fuerzas adicionales lleguen a Iraq, tiempo para que adquieran un entendimiento de las zonas donde operarán, tiempo para planear con sus colegas iraquíes y llegar a conocerlos, tiempo para establecer las condiciones para efectuar con éxito las operaciones de seguridad, y por supuesto tiempo para realizar esas operaciones y avanzar a partir de sus logros”, dijo Petraeus. “El camino que tenemos por delante no será ni rápido ni fácil”.

Petraeus dijo que aplaudía el reciente anuncio del presidente George Bush de que aumentará en casi 100 mil el número global de tropas del ejército y de los marines. “Nuestras gestiones actuales en Iraq, Afganistán y otros países son intensivas en personal, y es alentador saber que habrá más soldados y marines para cargar el peso”, dijo.

Durante su testimonio, Petraeus y el senador Carl Levin, demócrata de Michigan, se refirieron a las “matanzas étnicas” y “milicias étnicas”. Grupos sectarios, dijo Petraeus, “tratarán de ampliar su territorio. Lo harán con una gran escalada de “depuraciones étnicas”.

El 26 de enero el Senado completo ratificó a Petraeus por un voto de 81 a 0. El será promovido a general de cuatro estrellas.

En una conferencia de prensa el 30 de enero, Pelosi se sumó a la lista larga de críticos demócratas y republicanos de la Casa Blanca que han reclamado un aumento en las fuerzas imperialistas en Afganistán.

Aludiendo a la falta de alternativa seria entre la clase gobernante a la escalada de la guerra en Iraq, un articulista escribió en el Investor’s Business Daily el 30 de enero sobre la resolución “no obligatoria” que el Comité de relaciones exteriores del Senado aprobó. “Lo que nos dice la resolución es que la mayoría de los congresistas”, señaló el artículo, “anhelan retornar a las vacaciones de la historia que creíamos estar disfrutando entre la caída del Muro de Berlín y el 11 de septiembre de 2001. Y que no tienen ni idea de cómo llegar ahí”.

Unos 34 mil civiles iraquíes murieron el año pasado, en gran parte como consecuencia de los combates entre facciones.

El impacto polarizante de los combates se ilustró en un artículo del New York Times del 28 de enero. Sabrina Tavernise, quien pasó 22 meses en Iraq, escribió que hace un año sus entrevistas estaban llenas de frases como “los iraquíes somos todos hermanos”. Los entrevistados se enojaban cuando se les preguntaba su secta religiosa. “Ahora algunos se presentan así”, dijo.

Tras describir los resultados sangrientos de los conflictos, Tavernise observó, “Para los que están muy prestos a considerar Iraq un caso perdido, vale recordar un hecho. Muchos chiítas y curdos, que en su conjunto representan el 80 por ciento de la población, te dirán que a pesar de todos los errores cometidos por los americanos aquí, el solo acto de haber sacado a Saddam Hussein valió la pena. Y el nuevo plan estadounidense, a pesar de todos los obstáculos, puede tener posibilidades de dar resultados”.

Tavernise dijo que los funcionarios del gobierno dirigido por el primer ministro Nouri Kamal al-Maliki no comparten este criterio. “Cuando los funcionarios estadounidenses debatían en diciembre si enviar o no más tropas, fui a visitar a un funcionario del gobierno iraquí. La idea de más tropas lo enfureció. Con más americanos simplemente se prolongaría la guerra, dijo. ‘Si no permites que pierda la minoría, continuarás para siempre’, dijo”.

Entretanto, el desplazamiento de los refuerzos avanza a todo vapor.
 
 
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