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   Vol. 71/No. 4           29 de enero de 2007  
 
 
Firme apoyo bipartidista a
escalada bélica en Iraq
(portada)
 
POR SAM MANUEL  
WASHINGTON, 17 de enero—En una entrevista en el programa de televisión "60 minutes", el presidente de Estados Unidos George Bush defendió la decisión de su administración de escalar la guerra en Iraq con el envío de 21 500 tropas adicionales. También desafió a aquellos en el Congreso que critican la decisión de la Casa Blanca, anunciada la semana pasada en un discurso televisivo transmitido por todo el país, a que ofrezcan una alternativa. Nadie ha ofrecido alternativa alguna.

Los demócratas están preparando una resolución no obligatoria criticando el aumento de tropas a la misma vez que reclaman que la constitución no les permite detener al "comandante en jefe", incluso a través de cortes en los fondos para la guerra. Sin embargo, como lo expresó el encabezado de un artículo del Financial Times el 11 de enero lo puso, "El Congreso no tiene esperanza sin opciones".

Las declaraciones de muchos de los críticos de la administración Bush han dejado claro que cualquiera que sean las quejas que expresen, el apoyo bipartidista para los objetivos de la guerra de Washington en Iraq y en la región se mantiene fuerte. "Estados Unidos simplemente no se puede lavar las manos de Iraq e irse a casa", declaró el New York Times en un editorial del 14 de enero. "Para comenzar, Iraq se encuentra en un peligro inminente de quebrarse violentamente…Irán ya se ha hecho más formidable y peligrosa".

La mayoría de las tropas adicionales serán desplazadas en Bagdad y 4 mil de ellas serán enviadas a la cercana provincia de Anbar, para combatir a cualquiera que obstruya el establecimiento de un gobierno estable que soporte los intereses de Washington en la región. Esto incluye perseguir a las milicias chiítas, como las del Ejército Mahdi, dirigido por Muqtada al-Sadr, cuyas fuerzas operan dentro y fuera del gobierno iraquí y han sido responsables por la muerte indiscriminada de suníes, un historial muy similar a los escuadrones de la muerte suní. El gobierno encabezado por el primer ministro Nouri al-Maliki tiene una base fuerte entre los partidarios de al-Sadr.

La enemistad sectaria entre las facciones burguesas que están compitiendo por el poder, le costó la vida a más de 34 mil iraquíes el año pasado, y dejo a otros 36 mil heridos, según un informe de Naciones Unidas emitido el 16 de enero. Estas cifras son tres veces más altas que las emitidas por el gobierno iraquí con anterioridad.

Durante la entrevista en "60 minutes", Bush le dijo al conductor del programa Scott Peley, que los críticos de su plan tienen "una responsabilidad adicional de mostrarnos un plan que funcione". Dijo que lucharía contra cualquier intento de cortar los fondos para el aumento de las tropas.

Carl Levin, un demócrata que encabeza el Comité del Senado para las Fuerzas Armadas, dijo estar trabajando con un grupo bipartidista para aprobar una resolución no obligatoria que "simplemente deje claro que no estamos de acuerdo que la respuesta es enviar más tropas".

John Murtha, también demócrata y jefe del subcomité de asignación de fondos para la defensa de la Cámara de Representantes, dijo que él usaría las audiencias sobre la solicitud de un suplemento de 100 mil millones de dólares para la guerra de la Casa Blanca para mostrar que el envío de más tropas podría agotar la reserva estratégica militar en caso de conflictos con Irán o Siria.

El asesor de seguridad nacional de Bush Stephen Hadley dijo el 14 de enero en el programa de televisión "Esta semana" de la ABC que los fondos para las tropas adicionales ya están incluidos en el presupuesto de 2007.

Mientras tanto, los artículos en los medios capitalistas han subrayado la ausencia de cualquier alternativa seria a la escalada bélica de la administración Bush en los círculos gobernantes.

Después de expresar su desagrado con el nuevo plan de Bush para Bagdad, un editorial en el New York Times del 11 de enero concluyó que, "Hemos argumentado que Estados Unidos tiene la obligación moral de quedarse en Iraq siempre que haya una oportunidad de mitigar el daño que podría causar un retiro rápido ".

En la edición del 14 de enero los editores del Times dan por sentado que se enviarán más tropas a Iraq. Después de criticar tanto a Bush, ¿cual es su consejo para los demócratas? "El Congreso debe continuar haciendo las preguntas difíciles" dijeron. "Y debe insistir en que se den respuestas verdaderas antes de decidir sobre cualquier solicitud de fondos para apoyar el plan de Bush de enviar más tropas a Bagdad. El Congreso tiene la autoridad de adjuntar condiciones a los fondos, imponer metas y horarios a Bush".

En un comentario en el Financial Times del 11 de enero, Jacob Weisberg, editor de Slate.com, , explicó que el Congreso puede adoptar una ley que además de recortar los fondos, prohíba que el presidente envíe más tropas, que establezca limites a la duración del periodo del servicio militar, o imponga fechas topes para el retiro de las tropas. "Cuando dicen que son incapaces de parar el plan de Bush, lo que realmente quieren decir es que tienen miedo a oponerse al plan".

Durante la entrevista con CBS Bush dijo que el primer ministro iraquí Maliki le ha asegurado que todas las milicias, incluso las de al-Sadr, deben deponer sus armas o serán confrontadas con las fuerzas estadounidenses e iraquíes. Washington mantiene que sus tropas tendrán "luz verde" para entrar a cualquier barrio y no serán obstaculizadas por restricciones previas impuestas por el gobierno iraquí.

En agosto pasado Maliki criticó severamente un ataque militar estadounidense en la Ciudad Sadr, un suburbio de Bagdad en donde hay muchas fuerzas de Muqtada al-Sadr.

La administración de Maliki depende del apoyo de al-Sadr dentro del bloque electoral chiíta, la Alianza Iraquí Unida, frente a su rival común, el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, que tiene los lazos más estrechos con Teherán.

En la entrevista de la CBS y comentarios posteriores a la prensa, Bush expresó su desacuerdo con las burlas a Saddam Hussin por parte de los partidarios de al-Sadr, quienes gritaron “¡Muqtada, Muqtada!” cuando Hussein estaba en la horca. “Parecía como una especie de asesinato de revancha”, dijo Bush el 16 de junio, insinuando que esto podría servir de pretexo para perseguir a las milicias de al-Sadr.
 
 
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