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   Vol. 71/No. 3           22 de enero de 2007  
 
 
Burocracia en China brindó apoyo a Pinochet
 
A continuación publicamos un artículo que apareció en el número del 8 de diciembre de 1975 de la revista Intercontinental Press bajo el titular "Pekín recibe elogios de Pinochet".

En momentos cuando la represión asesina de la dictadura de Pinochet contra sus opositores políticos ha aislado al régimen sanguinario a nivel internacional, a tal punto que se ha convertido en una vergüenza pública para la Casa Blanca, le ha llegado ayuda de la burocracia maoísta en Pekín.

"La junta militar chilena, cada vez más aislada y asediada dentro y fuera del país, está buscando lazos más estrechos con China, uno de los pocos amigos que le quedan", informó Hugh O'Shaughnessy en el número del 23 de noviembre del Observer.

"El comandante Gaston Frez, jefe de Codelco, la empresa estatal chilena del cobre", agregó O'Shaughnessy, "anunció en Santiago la semana pasada que China aumentaría su importación de cobre de Chile de 8 mil toneladas este año a 34 mil toneladas en 1976".

Se informa que Pekín otorgará un importante préstamo como parte del acuerdo. En una reciente entrevista con Pinochet, el columnista C.L. Sulzberger del New York Times preguntó si era cierto el rumor que había escuchado de que "Chile estaba negociando con Pekín un préstamo de 58 millones de dólares para esta economía tambaleante", como parte de las negociaciones sobre el cobre.

"Para sorpresa mía", dijo Sulzberger en su columna del 29 de noviembre, "él lo confirmó".

Según Sulzberger, Pinochet "dijo que las discusiones con los chinos habían empezado durante la época de Allende pero que continuaban ahora, después de haberse suspendido. El tema se mantiene abierto y el préstamo sigue pendiente', agregó".

Sulzberger, que al parecer se mantenía escéptico, trató de constatar la declaración de Pinochet, con los siguientes resultados:

"Lo confirmé en una conversación con un chileno quien ha sido uno de los principales contactos en las negociaciones con el embajador de Pekín, un hombre a quien califica como 'muy, muy paciente'".

Pinochet tiene razón para estar complacido con los representantes diplomáticos de Pekín.

Tras el golpe de estado en septiembre de 1973, la embajada china en Santiago cerró sus puertas a todos los refugiados políticos. Mientras acribillaban a miles de trabajadores y ejecutaban y torturaban a prisioneros políticos, la embajada de Pekín rechazó a refugiados desesperados, dejándolos a la merced de los gorilas chilenos.

Es más, ante las denuncias mundiales contra la matanza, Pekín hasta se negó a romper relaciones diplomáticas con el régimen.

Al contrario, el 11 de octubre de 1973, Pekín le dijo al allendista embajador a China, Armando Uribe, que ya no lo reconocería como representante de Chile. Para el 5 de noviembre, según se informa, ya estaba en Pekín un representante de la dictadura militar para reemplazar a Uribe.

En nombre de las concesiones diplomáticas y comerciales, Pekín ha traicionado una vez más los principios más elementales del internacionalismo proletario. Así se ha ganado la aprobación de Pinochet.

"China se ha comportado bien", le dijo a Sulzberger.
 
 
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