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   Vol. 70/No. 45           27 de noviembre de 2006  
 
 
Discuten libro sobre Revolución
Cubana en recinto de UCLA
(portada)
 
POR NAOMI CRAINE
Y DAVID ARGÜELLO
 
LOS ANGELES—Durante los años 60 y 70, entre los estudiantes asiático-americanos como él, dijo Russell Leong, director de la revista Amerasia Journal, “muchos nos enfocamos en la revolución socialista china y también en Vietnam. No sabíamos mucho sobre Cuba y nada sobre la participación de los chinos en la Revolución Cubana”.

Leong estaba presidiendo una presentación aquí el 8 de noviembre del libro Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).

Al recomendar que catedráticos adoptaran el libro para utilizarlo en sus clases, Leong dijo, “uno alcanza a oír lo que tienen que decir de la Revolución Cubana quienes han participado en ella, y también lo que tienen que decir sobre el futuro”.

Leong agradeció a los patrocinadores la reunión, entre ellos varios en UCLA: la Coalición Asiático-Pacífica (APC), el Grupo de Trabajo de Asiáticos en las Américas, Amerasia Journal, el Departamento de Estudios Asiáticos Americanos, el Centro de Estudios Asiático Americano y el Centro Latino Americano. Entre otros patrocinadores del evento estuvieron la Biblioteca del Sur de California para Estudios e Investigación Sociales y el grupo filipino Bayan del sur de California.

Entre el más de un centenar de personas que asistieron a la presentación hubo más de 20 estudiantes de UCLA, miembros de las organizaciones universitarias que patrocinaron el evento, activistas en solidaridad con Cuba, miembros de la Sociedad Histórica China del Sur de California (CHSSC) y activistas filipinos y coreanos.

Jason Osajima, director de la APC, dio inicio a la reunión señalando que la coalición incluye a más de 20 organizaciones estudiantiles de Asia y las islas del Pacífico en UCLA. También hablaron Eugene Moy, vicepresidente de programas de la CHSSC; Clara Chu, profesora de los departamentos de Estudios de la Información y Estudios Asiático-Americanos y quien presiden el Grupo de Trabajo de Asiáticos en las Américas; Nobuko Miyamoto, fundadora y directora artística del grupo cultural asiático-americano el Gran Salto; y Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder y editora de Nuestra historia aún se está escribiendo.

Osajima dijo que la APC ha participado, junto con organizaciones de estudiantes negros y latinos, en protestas contra las medidas destinadas a minar la acción afirmativa en UCLA.

“Vemos las luchas por las que atraviesan otras comunidades de color como la nuestra”, dijo. “Todavía hay un racismo patente e implícito. Y creo que ese era el tipo de ideas que les pasaban por la mente a los generales cubano-chinos durante la Revolución Cubana”.

Leong agregó que “una de las cosas más grandes de este libro es que muestra el papel que los estudiantes pueden jugar en la revolución.  
 
Crece en un Los Angeles segregado
Eugene Moy describió cómo fue criarse en la trastienda de su familia en la segregada zona Sur Central de Los Angeles. Gracias al trabajo de la sociedad histórica, “Hemos aprendido por qué existían Barrios Chinos y ghettos”. Al referirse al recuento del libro sobre el papel de los chinos en Cuba, señaló, “me alegra tener la oportunidad de conocer más sobre este aspecto de nuestra historia”.

Varios otros miembros de la CHSSC participaron en el evento, incluido su presidente, J.W. Wong.

Nobuko Miyamoto informó que en un viaje que hizo a Cuba en 2001 conoció cubano-japoneses quienes le describieron el confinamiento de japoneses por el gobierno cubano —a la sazón respaldado por Washington— durante la Segunda Guerra Mundial. “De forma similar a los chinos en Cuba, muchos de ellos se unieron a la revolución”, dijo. Miyamoto también interpretó varias canciones.

Mary-Alice Waters trasmitió los saludos de los tres generales cubanos entrevistados en el libro —Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong— con quienes acababa de participar en una gira por siete ciudades para presentar el libro en Cuba. En esas reuniones, “muchos cubanos también estaban aprendiendo sobre su propia historia”, dijo.

Como otros títulos en una serie de 17 libros de la Pathfinder sobre la Revolución Cubana, Nuestra historia aún se está escribiendo narra la historia de “una generación de jóvenes, estudiantes y trabajadores, que rehusaron someterse ante las indignidades y brutalidad de la vida bajo la bota de la dictadura respaldada por Washington”, señaló Waters.

Este libro “es uno de los mejores lugares para comenzar a entender la profundidad y el verdadero carácter de la Revolución Cubana”, dijo. Ofrece una respuesta eficaz al redoblar reaccionario de quienes en Estados Unidos llaman a una “transición” en Cuba hacia el capitalismo.

Clara Chu concentró sus comentarios en la inmigración china a América Latina. Los chinos fueron llevados a Cuba a mediados del siglo XIX como mano de obra por contrata para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, dijo, agregando que “los chinos participaron en las guerras independentistas cubanas contra España”. Chu describió los ricos aportes artísticos y culturales de los chino-cubanos.

Un animado intercambio siguió a las presentaciones. “¿Hay conexiones entre los generales cubano-chinos y los afro-cubanos?” fue la primera pregunta.

Waters señaló que en el libro, Chui, de padre chino y madre negra, describe los prejuicios de algunos familiares hacia su madre. A través de su testimonio “uno percibe un aspecto de los conflictos raciales que existían”, dijo. “Y a través de sus historias uno puede ver el impacto de la Revolución Cubana para superar esas divisiones, a medida que los diferentes elementos de la población cubana se fueron uniendo en el curso de la lucha”.

Una de los miembros del público dijo que de un total de 4 852 estudiantes de nuevo ingreso este año en UCLA, solo 96 son afroamericanos. “¿Cómo se relaciona este libro a la lucha por la acción afirmativa?”, preguntó. Moy recordó que la creación de la Sociedad Histórica China estuvo vinculada al esfuerzo realizado en los años 60 para lograr programas de estudios étnicos en UCLA y en otras universidades. “Queríamos cierto grado de justicia. El problema es que aún no lo hemos conseguido”, dijo.  
 
Una revolución socialista
“Este libro muestra lo que se necesita para trazar una trayectoria de lucha”, dijo Waters. La discriminación racista existe en Estados Unidos no porque algunos individuos tengan prejuicios, “sino porque es crucial para el mantenimiento del sistema capitalista.

“En Cuba, los cimientos económicos de la discriminación se eliminaron con la revolución socialista”, agregó. Esa transformación social permitió que la dirección revolucionaria atacara los vestigios del racismo, un proceso que continúa.

Una persona preguntó sobre la actual limpieza del puerto de La Habana, en contraste con los puertos contaminados de Los Angeles. Waters señaló el papel dirigente que juega Choy en la limpieza del puerto en Cuba.

“Los gobiernos capitalistas de todo el mundo utilizan la más leve recesión económica como excusa para no enfrentar la degradación del medio ambiente”, dijo Waters. “En Cuba, aun en las condiciones económicas más difíciles, la dirección lo afrontó. Eso muestra las prioridades de un país socialista que no empieza con la necesidad de proteger las ganancias”.

Nety Con, miembro de CHSSC, dijo al Militante después de la reunión que a ella el programa le resultó interesante “porque no sabía que los chinos en otro país habían luchado junto al pueblo y ayudado en la revolución”.

“El estar rodeado de gente que abre sus ojos ante el mundo es como una bocanada de aire fresco”, dijo Brent Shepard, estudiante de UCLA. “La revolución cubana me sorprende, y sorprendente también es cómo tratan de evadirla en esta sociedad”.
 
 
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