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   Vol. 70/No. 25           10 de julio de 2006  
 
 
FBI hace redada ‘antiterror’ en
Miami, basa caso en soplón policial
(portada)
 
POR MARGARET TROWE  
MIAMI—El 22 de junio, agentes del FBI arrestaron a siete trabajadores que según funcionarios del Departamento de Justicia estaban implicados en un complot “terrorista”. Fueron encausados por diversos cargos de “conspiración”, incluido un supuesto complot para dinamitar la Torre Sears en Chicago y las oficinas del FBI en Miami, en base a las declaraciones y acciones de un soplón del FBI que se hizo pasar de representante de al Qaeda.

Policías del FBI y de la fuerza de choque SWAT invadieron la comunidad negra de Liberty City, bloquearon un perímetro de varias cuadras alrededor de un almacén en una zona residencial y arrestaron a dos de los hombres. La policía federal también arrestó a tres obreros de la construcción mientras trabajaban en una casa de apartamentos en el barrio Buena Vista East.

Los hombres, que tienen entre 22 y 32 años, usaban el almacén para estudiar la Biblia y para clases de artes marciales, según dijeron vecinos y familiares. Son miembros de un grupo religioso llamado Seas of David (Mares de David) y trabajaban para una pequeña compañía de construcción dirigida por el dirigente del grupo, Narseal Batiste. Dos de los hombres son inmigrantes haitianos y otros cuatro son de ascendencia haitiana.

Los siete fueron acusados ante un gran jurado federal de conspiración para dar apoyo material a una “organización terrorista extranjera, es decir, al Qaeda”, y de conspiración para “librar una guerra contra el gobierno de Estados Unidos”. De ser declarados culpables podrían ser condenados a entre 15 y 20 años de cárcel por cada cargo.

Según las autoridades federales, el infiltrador policiaco les dio a los hombres dinero, botas, uniformes y una cámara, y discutió con ellos un complot para destruir la Torre Sears en Chicago, las oficinas del FBI en Miami y otros edificios federales en Miami. Supuestamente consiguió que hicieran un “juramento a al Qaeda”.

Durante varios meses antes de los arrestos el FBI espió, intervino líneas telefónicas y grabó secretamente a los acusados. El FBI reconoce que el grupo no tenía ni armas ni explosivos y que tampoco tuvieron vínculo alguno con al Qaeda.

“Este grupo tenía más aspiraciones que operaciones”, dijo John Pistole, vicedirector del FBI.

Familiares de los acusados se pronunciaron en contra de los arrestos. “Creo que mi esposo es inocente de todas las acusaciones contra él”, dijo Minerva Batiste, de 34 años, acerca de Narseal Batiste, según informó el Chicago Tribune.

“Ellos rezaban. Hacían ejercicio. Estaban tratando de rectificar su mente”, dijo Marlene Phanor, hermana de Stanley Phanor, uno de los arrestados al Miami Herald. “Estos alegatos son completamente falsos”.

Betty McKinzy, una trabajadora de servicios animales que vive cerca del almacén, dijo al Militante, “Me parece mal. Esa gente nunca molestó a nadie. El FBI no encontró ni armas ni drogas, nada”.

Otro vecino, un constructor de origen hondureño que pidió no se usara su nombre, dijo, “No creo que fueran terroristas. No había ni armas ni granadas. Eran religiosos. Yo los veía haciendo ejercicios cuando caminaba con mi perro por la mañana. No hay pruebas, pero la policía hace lo que le da la gana”.

Tony Jeanthenor, dirigente del grupo comunitario haitiano Veye Yo, dijo, “Es muy muy sospechoso. No hay prueba alguna. Y el gobierno federal es muy bueno para crear pruebas cuando las necesitan. Estos trabajadores habían decidido rezar a su manera. ¿Cuál es el problema?”

David Markus, presidente del capítulo de Miami de la Asociación de Abogados de Defensa Penal en Florida, dijo al Herald, “Antes veíamos a agentes e informantes secretos que fabricaban negocios de drogas en Liberty City. Ahora parece que están creando células” de supuestos terroristas.

Sarah Ruth Robinett, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores por la Cámara Estatal de Florida en el Distrito 109, que incluye Liberty City, condenó las redadas y los arrestos.

“El gobierno norteamericano, su policía, sus agentes secretos y los medios noticiosos quieren convencernos de que están aquí para proteger nuestros derechos y que debemos acostumbrarnos a un mayor uso de fuerzas armadas del gobierno en nuestros barrios. Nada más falso”, dijo.

Estas medidas “antiterroristas, dijo Robinett, en realidad “son ataques contra nuestros derechos fundamentales. El verdadero objeto de estos ataques es el pueblo trabajador: nuestra capacidad de lucha y nuestros sindicatos. Hay que defender los derechos de los acusados, incluida la presunción de inocencia, reuniones privadas con sus abogados y acceso total a todas las pruebas en su contra”.  
 
 
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