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   Vol. 70/No. 19           15 de mayo de 2006  
 
 
Primer cambio de política exterior de Washington desde 1991
Guerra Fría: ¿por qué se percibió como ‘fría’?
(especial/Primero de tres articulos)
 
POR SAM MANUEL  
WASHINGTON—El cambio histórico que se está realizando en el despliegue global, estrategia militar, orden de batalla y el despliegue del aparato militar estadounidense, conocido en la jerga del Pentágono como “transformación” es la cristalización del primer cambio de mayor envergadura de la política exterior de Washington desde la Segunda Guerra Mundial. En artículos anteriores, el Militante resumió los logros hechos por Washington sobre este curso tal como fueron descritos en la Revisión Cuatrienal de Defensa de 2006 del Pentágono y en testimonios del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y sus generales de alto mando, durante audiencias en el congreso sobre adquisiciones para el presupuesto anual del Pentágono.

En este artículo, el primero de la serie, abordaremos el balance internacional de las fuerzas de clase que se han venido desarrollando tras la Segunda Guerra Mundial, que limitó al imperialismo norteamericano a una política de “contención” del estado obrero soviético y de las acciones revolucionarias de los trabajadores en Europa oriental que resultaron en más derrocamientos de las relaciones de propiedad capitalista. Ese período pasó a ser conocido como la Guerra Fría, a pesar de que Washington y sus aliados libraron muchas guerras calientes haciendo uso de su devastador poderío militar durante ese medio siglo.

En el segundo artículo de la serie, nos enfocaremos en la lentitud con que el imperialismo norteamericano reconoció las consecuencias del nuevo equilibrio internacional de las fuerzas de clase que trajo el fin de la Guerra Fría y en hacer modificaciones para enfrentarlas.

El último artículo bregara con la acusación falsa y reaccionaria de críticos liberales del gobierno de Bush, también divulgada por radicales de clase media y derechistas, de que la política exterior estadounidense ha sido secuestrada por los “neo-conservadores’, usualmente presentados como una “cabála judía”.  
 
Segunda Guerra Mundial
Los gobernantes imperialistas de Estados Unidos salieron victoriosos de la Segunda Guerra Mundial sobre sus rivales en Berlín y Tokio. Sin embargo, no pudieron lograr sus otros dos objetivos importantes. Primero, el derrocamiento del estado obrero soviético. Washington tenía las esperanzas de que a través de la guerra el imperialismo alemán debilitaría a la URSS hasta tal punto que esta caería, sino inmediatamente, poco después. Ese curso no solamente fracasó, sino que las relaciones sociales capitalistas fueron derrocadas en toda Europa oriental.

Segundo, mientras Washington fortalecía su posición en el Pacífico frente a las debilitadas potencias coloniales británica, holandesa y francesa, la guerra abrió el paso para una nueva alza en las luchas de los pueblos en Asia, Africa y Latinoamérica. Estos aprovecharon las pugnas entre las potencias imperialistas, las “hienas civilizadas” como bien las llamó el dirigente bolchevique V.I. Lenin, para luchar por su independencia. Las victorias en China, Corea, Argelia, Cuba y Vietnam inspiraron a los movimientos revolucionarios en el norte de Africa y en las Américas.

Habiendo ya enviado un mensaje al mundo con el bombardeo atómico de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, los gobernantes estadounidenses empezaron las preparaciones para una tercera guerra mundial inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial para terminar lo que habían comenzado en la Rusia soviética y para propinarles una lección a los pueblos coloniales en Asia.

Inmediatamente se toparon con obstáculos, comenzando con la clase trabajadora en Estados Unidos. En 1943, mineros del carbón llevaron a cabo una huelga exitosa contra las peligrosas condiciones de trabajo en las minas y el congelamiento de salarios y el control de precios del gobierno. A finales de la guerra, se extendió por todo Estados Unidos la ola más grande de huelgas desde los años treinta. Esta también dio apertura a la batalla por los derechos de los negros, comenzando con las demandas por poner fin a la discriminación en las industrias bélicas.

Decenas de miles de soldados estacionados en Asia, con los que Washington contaba para bloquear a la revolución china, organizaron protestas y colectaron firmas para exigir que sean regresados a casa. La historia de este oculto episodio de la lucha de clases en Estados Unidos se encuentra en el artículo de Mary-Alice Waters “1945: Cuando las tropas norteamericanas dijeron ‘ˇNo!’”, en el primer número de la revista marxista Nueva Internacional.

Rumsfel se refirió a estos acontecimientos en su discurso el 2 de marzo en la Biblioteca Truman sobre las lecciones de la Guerra Fría para hoy día. “Nuestro país se encontraba agotado después de la Segunda Guerra Mundial”, dijo. “Y aún persistían fuertes tendencias hacia el aislamiento. Muchos norteamericanos no tenían ánimos para una intervención global”.  
 
Secuela de guerras calientes
El imperialismo norteamericano sufriría su primera derrota militar a manos del pueblo coreano, con ayuda de miles de tropas chinas. Es más, las movilizaciones del pueblo chino en contra de las amenazas imperialistas resultaron en la expropiación de los últimos grandes capitalistas en las ciudades y trajo el estableciento de un estado obrero.

El desarrollo de armamento nuclear y de tecnología espacial en la década de los cincuenta por la Unión Soviética convenció a los imperialistas que los riesgos incluidos en un ataque militar directo a los estados obreros en la URSS y en Europa oriental eran muy altos. La meta estratégica de derrumbar el estado obrero soviético cambió a una de contención: presionando a la casta burocrática estalinista, que había usurpado la Revolución Rusa de Octubre de 1917, para que vigile al pueblo trabajador en la URSS y Europa oriental, aplaste toda iniciativa política y los aísle de las luchas de trabajadores y campesinos del todo el mundo.

Para lograr este fin, Washington mantuvo gigantes bases en toda Europa que alojaban a decenas de miles de soldados, divisiones blindadas, aviones bombarderos y plataformas de lanzamientos de misiles balísticos de tierra y mar. Bajo el manto de este empate militar, los imperialistas libraron muchas guerras calientes contra los pueblos de Asia, Africa y América Latina, que luchaban contra la dominación colonial.

Entre estas se encuentran las guerras encabezadas por Washington contra Corea y Vietnam, y la invasión a República Dominicana; la guerra del imperialismo francés contra la independencia de Argelia; los esfuerzos del imperialismo portugués, con la ayuda de Washington y Pretoria, por mantener sus colonias en Angola, Guinea-Bissau y Mozambique, para nombrar solo unos casos. Estas guerras imperialistas están entre los ataques más encarnizados del siglo pasado. Por ejemplo, Washington arrojó más bombas en Indochina que en todas las guerras previas juntas.

¿Entonces, porqué prevaleció la idea en la opinión pública burguesa de que este fue un periodo de guerra “fría”? Esto tiene que ver con la producción de armas nucleares por la URSS y la creencia general de que el empate nuclear entre Washington y Moscú imposibilitaba una guerra atómica. Esta creencia hizo a millones insensibles a las guerras calientes que libraban las potencias imperialistas.  
 
 
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