The Militant (logo)  
   Vol. 70/No. 19           15 de mayo de 2006  
 
 
Sobreviviente de desastre minero:
‘Equipo de oxígeno no funcionó’
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
PITTSBURGH—Cuando los mineros se apresuraron a ponerse sus equipos de oxígeno después de la explosión mortal del 2 de enero en la mina Sago, en Virginia del Oeste, al menos cuatro de las unidades de oxygeno de auto-rescate fallaron, dijo Randal McCloy, el único sobreviviente del desastre.

En una carta fechada el 26 de abril dirigida a las familias de los 12 hombres que perecieron en Sago, McCloy, de 26 años de edad, narra cómo los mineros lucharon por tratar de sobrevivir hasta que las brigadas de rescate pudieran encontrarles, y cómo compartieron entre ellos mismos sus reservas de aire disponible para protegerse del mortal envenamiento por monóxido de carbono.

Cuando sucedió la explosion en Sago, la patronal minera esperó dos horas antes de informar a la Administración para la Seguridad y la Salud en las Minas (MSHA). No fue sino hasta 11 horas más tarde que la primera brigada de socorristas entró en la mina. Mientras tanto, los trabajadores atrapados luchaban con todas las fuerzas que les quedaban para enviar señales sobre su posición. “La explosión sucedió poco después de que el turno de día llegara al frente de la veta el 2 de enero, justo después de salir del mantrip”, escribió McCloy en su carta. El mantrip es un vehículo que transporta a los trabajadores dentro y fuera de la mina. “No puedo recordar si yo ya había empezado a trabajar, ni tampoco tengo memoria alguna de la explosión. Lo que sí recuerdo es que la mina se llenó rápidamente de vapores y humo denso, y que las condiciones para respirar eran insoportables”, continúa el minero.

“Lo primero que hicimos fue activar nuestros equipos de rescate, como habíamos sido adiestrados. Al menos cuatro de ellos no funcionaron. Yo compartí el mío con Jerry Groves, mientras que Junior Toler, Jesse Jones y Tom Anderson buscaron ayuda de otros. No habían suficiente equipos de rescate para todos.

“Entonce intentamos regresar al mantrip, gritando para comunicarnos en medio del denso humo. El aire estaba tan contaminado que tuvimos que abandonar nuestro intento de escape y volver a la veta de carbón, donde colgamos una cortina para intentar protegernos.

“Intentamos mandar señales sobre nuestra posición a la superficie golpeando las planchas y tornillos de la mina. Encontramos un mazo y durante mucho tiempo, tomamos turnos golpeando con el….

“Teníamos que quitarnos los auto-rescates para dar martillazos lo más fuerte que podíamos. Este esfuerzo nos hacía respirar más fuerte. No llegamos a escuchar ninguna respuesta, explosión o golpe, desde la superficie.

La empresa International Coal Group (ICG), propietaria de la mina, emitieron un comunicado el 27 de abril sugiriendo que McCloy estaba mintiendo y añadiendo que era responsabilidad de los mineros mismos comprobar el estado de sus auto-rescates.Dirk Fillport, vocero de MSHA, dijo que las pruebas conducidas en los auto-rescates después de la explosion de Sago mostraba que los que fueron activados habían funcionado correctamente. “MSHA está investigando si los mineros recibieron un adiestramiento adecuado” en el uso del equipo, dijo.

Pero algunos de los mineros de Sago están en desacuerdo. Alton Wamsley, uno de los mineros de Sago que pudo salir de la mina antes del desastre, dijo a los medios de comunicación que “Simpatizamos con la carta [de McCloy] porque a nosotros nos pasó lo mismo entonces y ahora volvemos a la mina todos los días usando el mismo equipo”. Wamsley añadió, “Uno se queda ahí, parado, mirando a un compañero en medio del humo y preguntándose si uno debe de darle su propia máscara y arriegarse a morir, o dejarla puesta.”

Phil Smith, vocero del sindicato minero UMWA, dijo que, con el adiestramiento apropiado, los mineros deberían poder activar sus auto-rescates en un minuto o menos. “Parece que aquí están intentando culpar a los mineros y esa no es la forma de proceder”, dijo Smith. “Estos hombres estaban luchando por sus vidas y culparles de no ser capaces de operar los dispositivos adecuadamente lo que hace es añadir a la tragedia.”

La mayoría de los medios de comunicación no publicaron al principio un dato importante de la carta de McCloy: los altos niveles de metano en la mina unas semanas antes de la explosión. En el texto completo de su carta, McCloy señala que “Unas tres semanas antes de la explosión… Junior Toler y yo encontramos en una bolsa de gas mientras taladrábamos un agujero para un tornillo en el techo de la mina. Nuestro detector confirmó la presencia de metano. Inmediátamente apagamos el entibador de techo y el incidente fue reportado hacia arriba en la línea de mando hasta nuestros superiores.

“Al día siguiente noté que el escape de gas había sido tapado con el pegamento que se usa normalmente para asegurar los tornillos.”

El informe de McCloysobre los altos niveles de gas en la mina fue confirmado por lo menos por dos de los patrones de Sago durante su testimonio en una audiencia a puerta cerrada ante los organismos estatales y federales sobre seguridad en las minas después del desastre. La transcripción de estas audiencias fue puesta a disposición del Charleston Gazette-Mail después de que éste presentara una solicitud acogiéndose a la Ley de la Libertad de Información para conseguirlos.

Durante las audiencias, los patrones dijeron a los investigadores que los niveles de metano habían subido por encima del 1 por ciento cerca de una zona de la mina que había sido sellada donde tuvo lugar la explosion posteriormente. El metano es explosivo a niveles del 5 al 15 por ciento. La empresa no hizo nada a pesar del peligro.  
 
 
Front page (for this issue) | Página inicial | Página inicial en versión de texto