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   Vol. 70/No. 1           9 de enero de 2006  
 
 
Obreros luchan contra nivel dual de pensiones
(portada)
 
POR MICHAEL ITALIE
Y ARRIN HAWKINS
 
NUEVA YORK— “Otras uniones están observando lo que estamos haciendo ahora”, dijo el chofer de autobús Ralph Sierra en la línea de piquete el 20 de diciembre, primer día de la huelga de 34 mil trabajadores del transporte en esta ciudad. “Mucha gente pensaba que estábamos maniobrando, pero la MTA nos tenía contra la pared y salimos en huelga”.

Al acercarse la fecha de vencimiento del convenio, la Autoridad Metropolitana de Tránsito (MTA) no cedió en su exigencia de concesiones, y muchos miembros del Local 100 del sindicato transportista TWU estaban ansiosos de tomar acción para resistir los recortes de pensiones para los nuevos empleados y la “campaña de productividad” de la empresa, así como luchar por la dignidad en el trabajo.

Al paralizar los trenes subterráneos y buses de la MTA, el gobierno del multimillonario alcalde Michael Bloomberg y los medios de noticias capitalistas intensificaron su campaña contra los 34 mil transportistas, tachándolos de “matones” y “egoístas”.

El primer día del paro, un juez de la Corte Suprema estatal impuso una multa diaria de un millón de dólares al sindicato. Bajo la ley Taylor, que prohíbe las huelgas de empleados públicos, el juez Theodore Jones dijo que también podría imponer multas de mil dólares diarios contra algunos miembros individuales del TWU.

El conflicto fundamental en esta lucha gira en torno a la demanda patronal de imponer un sistema dual de pensiones y seguro médico, con beneficios menores para los empleados nuevos. Cuando se cambió la fecha límite para iniciar la huelga al 20 de diciembre, la empresa dejó de exigir un aumento de la edad de jubilación de 55 a 62 años, y en cambio insistió en que los nuevos trabajadores paguen un 6 por ciento de sus salarios —en vez del 2 por ciento actual— para el plan de pensiones durante sus primeros 10 años. Roger Toussaint, presidente del Local 100, dijo, “La MTA sabía que la reducción de las normas de beneficios médicos y pensiones sería inaceptable para nuestra unión”.

“Se trata de algo más grande que nosotros: se trata del movimiento obrero y de la economía”, dijo el empleado de estación Mark Solomon en una línea de piquete. “Los peces gordos van a recibir sus pensiones, mientras matan al trabajador americano”.

Miembros de otros sindicatos se han unido a las manifestaciones y líneas de piquetes del TWU. El primer día de la huelga, un grupo del sindicato ATU en la empresa New Jersey Transit, así como choferes de autobús de la Greyhound, se sumaron a los piquetes en el depósito Quill.

En contraste con esta solidaridad, el presidente internacional del TWU, Michael O’Brien, hizo una declaración pública el primer día del paro, diciendo que no estaba autorizado, y que los trabajadores debían regresar a sus puestos. La prensa capitalista ha aprovechado estos comentarios para atizar su campaña de propaganda contra el TWU.

Muchos sindicalistas subrayan que la huelga también responde al irrespeto y acoso patronal que sufren los transportistas en el trabajo. En 2004 la gerencia impuso 15 mil medidas disciplinarias contra los trabajadores.

En la manifestación antes del paro, Marcelle Mitchell dijo que gran parte de las medidas disciplinarias recaen sobre ella y demás chequeadores, quienes reciben salarios bajos y frecuentemente trabajan menos de 40 horas a la semana. “¿Qué tenemos que perder? preguntó.

Ralph Sierra agregó, “No estamos dispuestos a sacrificar a los nuevos empleados para obtener logros salariales como han hecho otros sindicatos. Si hiciéramos tal cosa, la compañía nos atacaría a todos”.
 
 
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