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   Vol. 69/No. 49           19 de diciembre de 2005  
 
 

Venezuela, ‘territorio libre
de analfabetismo’
 

POR RÓGER CALERO  
CARACAS, Venezuela—El 28 de octubre, al completarse una campaña de 28 meses que alfabetizó a 1.5 millones de personas, Venezuela fue declarada “Territorio libre de analfabetismo”.

Es el segundo país en América Latina, después de Cuba en 1961, que alcanza dicha meta.

“Sin Cuba la Misión Robinsón hubiera sido prácticamente imposible”, dijo el presidente venezolano Hugo Chávez al agradecer al pueblo y al gobierno de Cuba por su contribución en la campaña de alfabetización.

Iniciada en julio del 2003, la Misión Robinsón se proponía enseñar los elementos básicos de la lectura, la escritura y la aritmética a los adultos analfabetos —un 12 por ciento de la cifra total— en este país de más de 25 millones de habitantes.

“Las cifras espantan”, dijo Javier Labrada al diario cubano Granma. Labrada es coordinador de los voluntarios cubanos que trabajan aquí junto a colegas venezolanos en los programas educativos.

“En 1998 la tasa de escolaridad promedio era del 59 por ciento, 1 500 000 eran analfabetos; más de dos millones no habían culminado el sexto grado, y cerca de dos millones no tenían posibilidad de completar la educación media”, dijo Labrada. “Por otra parte, para unos 500 000 bachilleres no existía cupo en la Educación Superior”.

El gobierno cubano donó cientos de miles de televisores, videocaseteras, videos y materiales impresos que se usan en las clases. Cientos de cubanos enseñaron a los voluntarios venezolanos el célebre método de enseñanza “Yo sí puedo”. Este método primero lo desarrollaron alfabetizadores cubanos que trabajaban como voluntarios en otros países, y luego se adaptó a las condiciones de Venezuela y a las necesidades de los estudiantes con diversos impedimentos, incluidos los ciegos y los sordos. Según el gobierno de Venezuela, todos los presos ahora están alfabetizados.

“Si no podemos vivir como iguales, ¿cómo se puede decir que vivimos?” dijo José Moreno, obrero de la construcción de 26 años de edad que trabaja en el Hospital Cardiólogo Infantil Latinoamericano, el cual está bajo construcción en el municipio capitalino de Libertador. Moreno está inscrito en la Misión Sucre, un programa emergente de educación universitaria de masas.

Los suegros de Moreno tienen 70 y 64 años y viven en Maracay, al oeste de Caracas. Acaban de graduarse de la Misión Robinson. Moreno dijo que ambos habían cursado clases nocturnas en una escuela del barrio, como las muchas que se establecieron en los cuatro rincones del país para hacer accesibles estos cursos a los adultos con hijos y empleos. “Antes no hablaban mucho de lo que pasaba en el país”, dijo Moreno. “Ahora leen el periódico y hablan más de política”.

Más de 125 mil personas se ofrecieron para la Misión Robinsón como facilitadores de clases, transportaron a estudiantes y materiales, y ofrecieron sus hogares como aulas en barrios obreros y zonas rurales por todo el país. Se realizaron clases en comunidades indígenas aisladas del estado Amazonas, cerca de la frontera con Brasil y el delta del río Orinoco, en los llanos de Apuro y Barina, y muchas zonas montañosas. Unos 70 mil indígenas que hablan 26 dialectos completaron los elementos básicos de alfabetización. Se produjeron materiales didácticos en español y en 14 lenguas indígenas.

En octubre de 2003 se inició una segunda fase de la Misión Robinson para alcanzar el cuarto grado dentro del espacio de un año, objetivo que se cumplió. La actual meta del gobierno es de lograr el sexto grado para toda la población.
 
 
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