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   Vol. 69/No. 42           October 31, 2005  
 
 
Toledo: manifestantes repelen
mitin nazi en comunidad negra
Dozenas arrestados en motín de policía;
alcalde declara toque de queda
(Artículo principal)
 
POR SAM MANUEL  
TOLEDO, Ohio—Cientos de personas salieron el 15 de octubre a protestar contra el intento de un grupo neonazi de marchar por un barrio residencial mayoritariamente negro en el norte de Toledo. Un dirigente del grupo racista, el Movimiento Nacional Socialista, dijo que el propósito de la marcha, la cual había sido anunciada públicamente nueve días antes, era prevenir la “persecución de blancos a manos de negros”.

La movilización de negros y otros residentes forzó a la policía a cancelar el permiso para la marcha racista. Seguidamente la policía atacó a los manifestantes contra los nazis, provocando los disturbios. El alcalde demócrata Jack Ford declaró un toque de queda esa noche.

El día que estaba programado el mitin, un par de docenas de nazis se reunieron en un parque cercano bajo fuerte protección policial con el fin de marchar por el barrio. Varios vestían de camisetas con la imagen de un miembro del Ku Klux Klan con capucha blanca y una cruz en llamas y uno portaba un cartel que decía “¡Gente blanca únete! ¡Encuentra tu espina dorsal!”.

“Leímos en el periódico que los nazis tenían planes de hacer una marcha”, dijo Aaron Curry, un mecánico en una fábrica de vidrio de 25 años de edad. “Estaban tratando que la gente no protestara, pero nosotros no íbamos a dejarlos [a los nazis] que marcharan en nuestros lugares”.

Curry se refería al evento “Borrar el odio”, realizado en un centro de jubilados aledaño en el que participaron unas 200 personas. En el evento el alcalde Ford, un demócrata, otros políticos y figuras religiosas de la comunidad dieron discursos instando a los residentes a que ignoraran a los racistas y les permitieran marchar por la comunidad.

Pero eso no iba a suceder.

A medidas que se propagó la noticia de la marcha una contra protesta que había sido anunciada unos días antes de la acción derechista creció según informes de prensa a unas 600 personas.

“Cuando empezó solo había unos cuantos de nosotros, pero cuando se corrió la voz, nomás creció”, dijo Curry. “Las calles estaban llenas de gente y la policía entró en pánico”.

“La policía lo causó todo”, dijo Prentice Bishop. “Si se hubiesen ido esto no hubiese ocurrido”. Art Perez, de 20 años de edad, estuvo de acuerdo. “Todavía estábamos en la cuadra cuando dijeron que el grupo racista se había ido”, declaró. “La gente todavía estaba enojada y lo expresaban entre ellos mismos pero no había ninguna violencia”.

“No había sucedido nada hasta que la policía comenzó a lanzar gases lacrimógenos y nos disparó perdigones”, dijo Curry. él describió como la policía montada se lanzó encima de la multitud. “A la policía se le fue la mano. Le echaron gas a una mujer. Y hasta golpearon a un cartero”, dijo. Según la prensa 114 personas fueron arrestadas.

Los funcionarios de la ciudad buscan usar la policía antimotines para limitar los derechos de organizaciones que ellos denominan “grupos de odio” a reunirse en zonas residenciales.

Bishop, Curry y Perez fueron parte de unos 40 residentes que enfrentaron al candidato demócrata para alcalde Carleton Finkbeiner en una rueda de prensa en las afueras del bar Jim and Lou’s el 18 de octubre. El bar, frecuentado por políticos poderosos, entre ellos el ex presidente James Carter y el Senador John Glenn, fue saqueado y quemado. Finkbeiner acusó a las pandillas por la violencia.

“Esto no tenía que ver con las pandillas”, dijo Antwoine Wilson, de 21 años. “La policía se aprovechó de nuestra presencia. Nosotros vivimos aquí, este es un barrio de los Bloods”, dijo mostrando sus colores rojos. “Pero todas la pandillas estaban aquí, los Bloods, Crips, Stickney Street, y nada sucedió entre nosotros porque estábamos unidos para prevenir la marcha de los racistas”.

“Esto se trata de todo lo que hemos pasado”, dijo Joe Toyer, de 20 años. “Es difícil conseguir trabajo. Cuando lo consigues no pagan nada y frecuentemente es temporal. Los políticos siempre dicen que están gastando dinero para reconstruir la ciudad, pero no nos llega nada a nosotros”.

“Sí hay un problema de pandillas aquí, pero es exagerado”, dijo Stan Sherwood, quien es blanco y tiene 81 años de edad. Sherwood dijo que la raíz del problema es la mala educación y la falta de buenos empleos.

“Este es un barrio mixto y todo mundo se llevaba bien hasta que vinieron los nazis”, dijo Sherwood. “Tengo vecinos que son negros, blancos y hasta se están mudando latinos al barrio. No ha habido ningún problema aquí antes, y yo he estado aquí por más de 50 años”.

El grupo fascista había anunciado sus planes para la marcha el 6 de octubre después que el periódico Toledo Free Press publicó un artículo en el que Thomas Szych un residente local se quejó de las pandillas de negros en su barrio. Amelia Gray, la vecina de Szych, le dijo al Militante que él había echo quejas a la policía contra cada una de las familias negras de la cuadra.

“Lo que leí en los periódicos sobre conflictos raciales no te cuenta toda la historia”, dijo Frank Shultz, un mecánico de autos de 54 años de edad, quien es blanco y ha vivido en el barrio por 20 años. “La comunidad está cambiando y a algunas personas quizás no les guste pero solo son unos pocos”.  
 
 
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